Las catástrofes actuales

11/09/2019
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Incendios forestales, amenaza nuclear, espionaje digital y enclaustramiento marítimo

 

En esta época, el mundo lucha por sobrevivir ante la amenaza gringa de la aniquilación nuclear. “Debido a las ambiciones geopolíticas de EE.UU., todos nos encontramos al borde de una carrera armamentista descontrolada y no regulada”, aseveró el representante ruso ante la ONU. El propio Donald Trump recuerda constantemente que "Estados Unidos está listo para una nueva carrera armamentista, ya que es capaz de superar a cualquiera de sus rivales potenciales en términos materiales y técnicos". El presupuesto militar anual de EE.UU. es monstruosamente de 700.000 millones de dólares; el correspondiente de Rusia es de 60.000 millones; el de China es de 172.000 millones. Así que, vemos que la existencia misma de la humanidad está en juego. Las potencias hacen alarde de sus armas nucleares, sin importarles un pepino lo que opina la gente acerca de ese catastrófico peligro. Y en medio del crecimiento explosivo de la tecnología, y los esfuerzos que parecen inútiles para alejar los espectros de la pobreza, el hambre mundial, la injusticia generalizada y la ignorancia, también se mantiene a nuestro país encerrado marítimamente.

 

Juan Carlos Velázquez Elizarrarás, profesor en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, y profesor en el posgrado de Derecho de la UNAM y de la Universidad Anáhuac del Sur, en Méjico, Doctor en ciencias políticas y sociales por la UNAM, indica que en el territorio usurpado a Bolivia fueron descubiertos, a fines del siglo XIX, los fabulosos yacimientos cupríferos de Chuquicamata, considerados entre los más importantes del mundo. Gracias a ellos, Chile se convirtió en el primer exportador mundial y en el segundo productor de cobre después de Estados Unidos de América. Como lo expresara el ex presidente chileno Salvador Allende, el cobre se convirtió en "el sueldo de Chile".

 

Hasta la fecha, Chile ha exportado más de 20 millones de toneladas de cobre, cifra difícil de ser evaluada con precisión, pero que puede compararse con las reservas de todo el continente asiático, equivalente a cerca de 1.5 millones de toneladas, a las que habría que agregar las reservas de toda Europa Occidental, calculadas en casi 2.3 millones de toneladas, y de la Unión Soviética, alrededor de 16 millones de toneladas. Otro costo de la guerra fue pérdida de los yacimientos de guano, fertilizante natural depositado por aves marinas en el transcurso de siglos. Se calcula que en los últimos 50 años, Chile extrajo de las covaderas de guano fósil más de un millón de toneladas de fertilizantes para los campos agrícolas de las zonas central y sur de territorio. El uso intensivo de estos fertilizantes es fundamento de la alta productividad agrícola de la industria vitivinícola chilena de los últimos 40 años. Al guano hay que agregar los depósitos de nitrato de sodio (salitre) existentes en la antigua provincia peruana de Tarapacá y en la provincia boliviana de Atacama.

 

Por otra parte, como consecuencia de la pérdida de su litoral, Bolivia no puede acceder a las riquezas y recursos naturales de los fondos marinos y no disfruta del beneficio económico originado por la venta de productos del mar, minerales o petróleo. Al privársele de su costa se la privó también de la riqueza ictiológica y de los recursos naturales de los fondos del mar. El país además tiene desventajas muy significativas para participar del comercio de servicios y el transporte marítimo con flotas de propiedad nacional y con bandera boliviana. También cabe destacar que parte del progreso y la prosperidad del norte de Chile es atribuible al comercio con Bolivia. En este contexto, por ejemplo, es importante señalar que 80% de la carga movilizada por el puerto de Arica es boliviana, que los productores mineros utilizan el puerto de Antofagasta y que gran parte del contrabando que afecta a Bolivia proviene de la Zona Franca de Iquique. La ciudad de Antofagasta debe su progreso y prosperidad, especialmente, al comercio con Bolivia, puesto que es uno de los puertos forzosos, en territorio chileno, para las exportaciones e importaciones bolivianas, donde la elevación unilateral y arbitraria de las tarifas ferroviarias es constante.

 

Otra consecuencia de la guerra y que se consolidó con el Tratado de 1904 es que en todos los puertos chilenos las mercaderías bolivianas están sometidas a permanentes condiciones de deterioro y sustracción. Los altos costos de transporte y servicios que Bolivia debe soportar, le impiden acceder a los mercados internacionales en condiciones similares a otros países con costa marítima, situación que la hace perder competitividad. Las exportaciones nacionales además deben absorber los costos derivados del sistema integrado de transporte para acceder a los puertos. Asimismo, Bolivia no ha podido desarrollar, entre otras actividades, industrias derivadas de los productos marinos, las cuales tienen un significativo dinamismo en el comercio mundial y obtienen buenos precios internacionales. Tampoco se han podido establecer servicios e industrias vinculadas a la actividad naviera como, por ejemplo, astilleros, la industria naval, los servicios portuarios, el practicaje-pilotaje y el almacenamiento (silos, depósitos, patios, etcétera). Por consiguiente, la pérdida del litoral boliviano no representó solamente para Bolivia una desmembración cualitativa, cuya implicación más importante es la de haber dejado de ser un país costero comunicado directamente con el mundo, sino una disminución cuantitativa de la dotación original de recursos naturales existentes en ese territorio.

 

Perjuicios económicos originados por el Tratado de 1904

 

En virtud del Tratado de 1904, Bolivia se vio obligada a ceder su Litoral a perpetuidad a Chile a cambio de compensaciones que Chile debía cumplir. Estas compensaciones no han sido cumplidas por el gobierno chileno principalmente en los siguientes aspectos.

 

A. El reconocimiento chileno a favor de Bolivia "y a perpetuidad, del más amplio y libre derecho de tránsito comercial por su territorio y puertos del Pacífico"

 

El gobierno de Chile menciona en innumerables foros los beneficios del régimen de libre tránsito otorgado en favor de Bolivia. Sin embargo, olvida mencionar que, a pesar de que el Perú tiene una larga faja costera, Chile le ha concedido una serie de facilidades de tránsito en Arica, que Bolivia, un país mediterráneo, no posee. En efecto, en virtud del Acta de Ejecución de 1999, Chile le otorgó al Perú, el otro país involucrado en la Guerra del Pacífico, tres facilidades con las que Bolivia no cuenta: una agencia aduanera, un muelle de atraque y una estación terminal para el ferrocarril. Por otra parte, cabe destacar que las exportaciones bolivianas asumen un costo por pasar la frontera, la circulación de dichas mercaderías por puertos chilenos no es gratuita, y las disposiciones del Tratado de 1904 y las otros acuerdos complementarios no son cumplimentadas permanentemente por razones administrativas, sanitarias, de seguridad y otras, motivando constantes quejas por parte de los usuarios bolivianos en los puertos.

 

Asimismo, el tránsito de las mercaderías desde y hacia Bolivia por territorio chileno no siempre ha sido "amplio y libre". Al contrario, se sabe de numerosos casos en que las autoridades chilenas han restringido o impedido este derecho. El caso que afectó más a los intereses de Bolivia se produjo durante la Guerra del Chaco, cuando las autoridades chilenas impidieron el tránsito de cargas destinadas a Bolivia, cometiendo una infracción al Tratado de 1904 y a la Convención de Tráfico Comercial del 6 de agosto de 1912. En forma similar, las autoridades chilenas, mediante actos administrativos unilaterales, inmovilizaron los embarques de minerales a los mercados mundiales como consecuencia de la nacionalización de las minas decretada por Bolivia el 31 de octubre de 1952. Además, en ocasiones, el tránsito de la carga boliviana se ha visto afectada como consecuencia de disturbios laborales en Chile, por ejemplo, huelgas o paros de protesta en el gremio de los trabajadores portuarios en Arica o Antofagasta.

 

Por otra parte, Chile viene implementando un proceso de privatización de sus puertos, que también está afectado el régimen de libre tránsito de las mercancías bolivianas. El proceso de privatización vulnera el espíritu del régimen de libre tránsito, el mismo que se enmarca en el Tratado de 1904 y las convenciones de 1912 y 1936. Los derechos bolivianos de libre tránsito son, a la vez, obligaciones internacionales del Estado de Chile, de tipo intuito personae, por lo que no pueden ser transferidas a un agente privado. Se trata de responsabilidades intrínsecas del Estado chileno. Desde la perspectiva del derecho internacional, las empresas privadas concesionarias no pueden ser sucesoras de las obligaciones que la República de Chile tiene con el Estado boliviano. Además, en el caso de la privatización del puerto de Antofagasta, se han incrementado sensiblemente los costos de las exportaciones de minerales, aspecto que ha incidido notoriamente en la competitividad de este sector productivo. La próxima licitación del puerto de Arica preocupa aún más, porque al licitarse todos los sitios de atraque se estaría estableciendo un monopolio que seguramente incrementará el costo de los servicios que se prestan en este puerto, en el que la carga boliviana representa el 80% del total de la carga movilizada.

 

B. El Tratado de 1904 establece que: "La República de Bolivia tendrá el derecho de construir agencias aduaneras en los puertos que designe para su comercio. Por ahora, señala por tales puertos habilitados para su comercio los de Antofagasta y Arica"

 

En aplicación de estas disposiciones y bajo el marco del Sistema Integrado de Tránsito, en los puertos de Antofagasta y Arica funciona una agencia aduanera boliviana, representada por la Administración de Servicios Portuarios-Bolivia (ASP-B), que se encarga de supervisar la operación y almacenaje de la carga boliviana en tránsito, así como de controlar el transporte de mercaderías con destino a Bolivia proveniente de ultramar. La privatización de los puertos limita también la presencia de ASP-B y el control que ésta ejerce sobre la carga boliviana en virtud de los acuerdos vigentes. Asimismo, cabe destacar que, aunque el Tratado de 1904 establece a favor de Bolivia el más amplio y libre derecho de tránsito por el territorio y puertos del Pacífico chilenos, las autoridades de este país se han mostrado reacias y han retrasado el tratamiento de las solicitudes de Bolivia para habilitar nuevos puertos para su comercio exterior además de los de Antofagasta y Arica.

 

C. Ambos países reconocerían y respetarían los derechos de los ciudadanos "nacionales y extranjeros que hubieren sido legalmente adquiridos en los territorios que, en virtud de este tratado, quedan bajo la soberanía de uno u otro país"

 

El artículo 2o. del Tratado de 1904 protegía a aquellos ciudadanos bolivianos que tenían propiedades en los territorios que, en virtud del mismo, quedaron bajo la jurisdicción de Chile. Infringiendo este artículo 2o., las autoridades chilenas dictaron una ley que obligaba a los ciudadanos bolivianos "a presentarse ante las autoridades a defender sus derechos por el término de cuatro meses desde la vigencia de esa ley". Cabe destacar que la propia Corte Suprema de Chile, violando los derechos de los propietarios bolivianos de las Salitreras del Toco, falló incumpliendo lo estipulado en el Tratado de 1904. Esto puede ser constatado y fácilmente corroborado en diversos documentos oficiales de los dos países en controversia.

 

En el ámbito político, las reclamaciones de Bolivia por una salida al mar son utilizadas frecuentemente por los gobiernos de Chile para fines internos, buscando consensos y respaldo doméstico. En ese mismo orden de argumentación, es paradójico recordar que un gobierno militar chileno, el del dictador y presunto genocida Augusto Pinochet Ugarte, tuvo mayor coraje que los gobiernos democráticos que le sucedieron para reconocer el problema marítimo, buscando establecer una solución definitiva al tema. Dicha negociación fracasó, entre otros motivos, porque Pinochet exigía que Bolivia entregara a Chile más territorio a cambio de un miserable corredor al norte de Arica, y sin puerto propio y soberano.

 

Otros costos económicos, sociales y políticos asociados a la mediterraneidad forzosa de Bolivia

 

Los altos costos de transporte y servicios portuarios afectan negativamente la competitividad de los productos bolivianos en el comercio internacional y dificultan la expansión de su comercio exterior, que se concentra principalmente en el intercambio con los países vecinos. Bolivia tiene dificultad para proyectarse hacia la Cuenca del Pacífico, una de las cuencas de mayor desarrollo económico y comercial del mundo en las últimas décadas. La mediterraneidad limita la competitividad de la economía boliviana, incidiendo negativamente en la atracción de inversiones extranjeras y en la captación de procesos de transferencias de tecnología. En el país se ha debilitado o se ha perdido la "conciencia comercial marítima", situación que no permite planificar proyectos y negocios de desarrollo económico basados en el acceso al mar. Al carecer de una costa soberana, Bolivia no pudo entrar en contacto con las principales corrientes migratorias del siglo XIX y de principios del siglo XX, que históricamente se concentraron en los bordes de Sudamérica.

 

El Estado sufrió una pérdida de actividad productiva y de servicios al carecer de un territorio aledaño al mar. Estas actividades se realizaron en territorio chileno y beneficiaron a su economía. Entre otras, se podrían mencionar el transporte carretero, el transporte ferroviario, el uso de puertos, el turismo, etcétera. Los costos de transporte y servicios portuarios exigidos por Chile deben pagarse en moneda dura, lo cual representa un apreciable drenaje de divisas en favor de Chile. Diversos organismos internacionales han realizado estudios que demuestran el impacto negativo que tienen los altos costos económicos que pagan los países mediterráneos. Entre ellos, se puede destacar algunos estudios del Fondo Monetario Internacional y de la UNCTAD, realizados en 1994, 2001 y 2004, que establecen que un alto porcentaje de los ingresos por concepto de exportación de los países mediterráneos están destinados al pago de servicios de transporte y seguros. Analistas internacionales como el economista Jeffrey Sachs, en 2004 ha estudiado el impacto macroeconómico de la mediterraneidad en el crecimiento económico, y estimó que los países mediterráneos pierden 0,7 puntos porcentuales en sus tasas de crecimiento, precisamente por su condición de encierro territorial. De dicho análisis, se desprende que en diez años, 1995-2004, los costos del enclaustramiento estatal ascendieron a más de $US 4,000 millones de dólares. Con esta metodología podría inferirse la significativa pérdida del producto interno bruto boliviano durante casi 140 años de desmembración marítima, desde el año 1879.

 

Hoy en día, Bolivia debe parar las quemas de bosques naturales con el objeto de plantar más coca o incrementar la ganadería, ya que están ocasionado tremendos incendios que contaminan nuestro medio ambiente y están amenazando nuestras reservas forestales; de paso, podemos recordar que solamente 22.000 hectáreas de cocales están legalmente permitidas en la Ley General de la Coca. Las 350.000 hectáreas de bosque desaparecen cada año en el país -y que colocan a Bolivia entre los 10 países que más deforestan en el mundo- son obra de grandes ganaderos.

 

Sólo en lo que va del año 2019 se han registrado 16.885 focos de quema, con la pérdida de DOS MILLONES de hectáreas de bosque; en ello sólo somos superados por Brasil, país éste que está destruyendo casi toda la Amazonía, donde entre enero y agosto de 2019 se registraron 71.497 siniestros de esta naturaleza en Brasil, como consecuencia de la deforestación para plantar agricultura soyera y campos de ganado.  Durante las quemas artificiales, la población sufre de irritación en los ojos, dolores de garganta y fatiga en su respiración. Organizaciones, como Greenpeace, denuncian las políticas gubernamentales del gobierno brasilero y que haya guardado silencio ante lo que consideran un "crimen ambiental". La Amazonía brasileña, en solo dos días del presente año registró 5.253 focos de incendios. La ciudad de Sao Paulo apareció a oscuras a las 3 de la tarde del 21 de agosto, a consecuencia del humo negro de los incendios en la amazonia.

 

Según la radio internacional RFI, el presidente de Bolivia apoya los chaqueos para quemar territorio forestal con el argumento de que se necesita sembrar para comer y criar ganado para exportar carne, y en este sentido ha emitido un decreto repartiendo un millón de hectáreas en territorio de la Chiquitania autorizando la quema controlada; y el presidente de Brasil echa la culpa de los incendios en la amazonia a las ONG’s que operan en su país, las cuales, a su vez, acusan a Bolsonaro de ser el promocionador de los chaqueos para favorecer a sus amigos capitalistas ganaderos. Cabe mencionar que el mayor exportador de carne del mundo es Brasil.

 

La ONG Amazon Watch vinculó la devastación de los bosques al discurso "antiambiental" de Bolsonaro, quien se ha mostrado partidario de explotar la Amazonía y reducir la fiscalización de las reglas ambientales en las zonas protegidas. "Los agricultores y los ganaderos entienden el mensaje del presidente como una licencia para provocar incendios intencionados con total impunidad, con el fin de expandir fuertemente sus operaciones en la selva", señaló Amazon Watch. En esa línea se pronunció el secretario general de Amnistía Internacional (AI), Kumi Naidoo, quien acusó al Gobierno brasileño de alimentar los incendios en la selva amazónica con sus "desastrosas políticas". "En lugar de difundir mentiras escandalosas o negar la magnitud de la deforestación que está teniendo lugar, instamos al Presidente a tomar medidas inmediatas para detener el progreso de estos incendios", subrayó AI en un comunicado. Danicley Aguiar, de Greenpeace Brasil, afirmó: "Aquellos que destruyen el Amazonas y dejan que la deforestación continúe incesantemente son motivados a hacerlo por las acciones y políticas del gobierno de Bolsonaro. Desde que tomó el poder, el actual gobierno ha desmantelado sistemáticamente la política ambiental de Brasil".

 

Según el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (IPAM), el número de incendios registrados hasta ahora en la selva amazónica ya es un 60% más alto que en los tres años anteriores. "El pico tiene relación con la deforestación y no con una temporada seca más fuerte como se podría suponer", apunta el Instituto. La organización afirma que en este 2019 la temporada seca ha sido menos severa que años anteriores y, sin embargo, el número de incendios se ha multiplicado. 

 

Debido a las quemas artificiales, cada tres minutos un trozo de selva tropical amazónica, del tamaño de un campo de fútbol, desaparece. Esto ha llevado a que Alemania y Noruega retiren su financiamiento al 'Fondo Amazonas', que es un programa que precisamente busca mantener la sostenibilidad en la región y que sirve como un incentivo para reducir la deforestación. Finlandia, que actualmente preside la Unión Europea, instó a considerar la posibilidad de prohibir la carne bovina brasileña en el mercado comunitario, como represalia por la escasa respuesta del Gobierno de Brasil ante la devastación causada por los incendios.

 

 

 

Lo peor de todo es que se trata de un daño irreversible que afectará a todo el planeta y no sólo a una región, ya que el bosque amazónico sirve como reservorio de dióxido de carbono, gas que, cuando es liberado, impide el reflejo de los rayos solares fuera de la superficie terrestre.  De los 2.400 millones de toneladas de CO2 que absorben los bosques, el Amazonas asimila una cuarta parte de aquello, sirviendo como elemento de equilibrio del actual sistema medioambiental global. De paso, se puede mencionar que la absorción de dióxido de carbono por el fitoplancton existente en la vastedad de los océanos, contribuye en mayor medida a aminorar el ritmo de crecimiento de dicho gas en la atmósfera terrestre. Sin embargo, la situación en el Amazonas es grave, porque la quema de esa zona supone la liberación de toneladas de dióxido de carbono y, con ello, un aumento del calentamiento global, ya que ese bosque perdido hubiera absorbido ese CO2 y producido a cambio bastante oxigeno mediante su fotosíntesis. A todo ello hay que añadir la nefasta acción de las bandas criminales internacionales que talan el bosque para traficar con la preciosa madera amazónica, que utilizan para hacer carbón que se vende a los consumidores europeos de carne asada en parrilla.

 

Un informe alarmante publicado el año pasado por el informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, dijo que cambiar nuestras dietas podría contribuir con el 20% del esfuerzo necesario para evitar que las temperaturas globales aumenten 2°C por encima de los niveles preindustriales. Es decir, comer menos carne.

 

 

Las parrilladas hacen aumentar los incendios

 

Los incendios forestales, además de provocar la deforestación y la pérdida de hábitats, son también los responsables del 20% de las emisiones de dióxido de carbono que se producen como consecuencia de las actividades humanas.  Actualmente casi el 100% de los incendios tienen como origen la acción humana, concluye una investigación de la Universidad de Tasmania, en Hobart (Australia). A más calor y sequías, más incendios, más devastadores y de más difícil control, aunque no siempre es así, pues los grandes incendios provocados en las selvas del Amazonas y Malasia para ganar tierras para la agricultura soyera y la ganadería están alimentados por las quemas artificiales, y en ambos casos potencian el cambio climático. Las partículas en suspensión y los humos de los fuegos dificultan el efecto alvedo, que es el que refleja los rayos solares de nuevo hacia la atmósfera, contribuyendo más al efecto invernadero y al calentamiento, lo que a su vez potencia los fuegos en las zonas más áridas. Es urgente un acuerdo global de control de los incendios forestales, por su elevada participación en las emisiones de CO2, gas que también emiten todos los sistemas de transporte en la Tierra; es decir, vehículos, barcos y aviones. La capacidad actual para controlar los incendios podría gravemente disminuir en el futuro a medida que aumenta el cambio climático. Hay que llamar la atención a que muchos bosques desaparecen lamentablemente por la acción nefasta de los gobiernos, como por ejemplo el 90% del bosque en África Occidental ha desaparecido en los últimos 100 años, no por incendios sino, mayormente, por la tala maderera para vender carbón para parrilladas a Europa, y la limpieza de la tierra para crear plantaciones de exportación a gran escala, como el aceite de palma. Igualmente, en Indonesia ya han sido quemadas un millón de hectáreas, por la acción provocada de tala y quema.

 

 

Incendio en la Amazonia

 

El gobierno de Brasil informó que rechazará la oferta de ayuda ofrecida por el grupo de países del G7 (Estados Unidos, Francia, Alemania, Japón, Canadá, Reino Unido e Italia) para ayudar a combatir los incendios que consumen la Amazonía. "Agradecemos la oferta, pero tal vez esos recursos sean más útiles para reforestar a Europa", dijo Onyx Lorenzoni, jefe de gabinete del presidente de Brasil.

 

"Macron no pudo prevenir un incendio en una iglesia que es considerada patrimonio de la humanidad y ¿ahora quiere darnos lecciones?", agregó, en referencia a las llamas que devastaron la catedral de Notre Dame, en París. Bolsonaro ha acusado a Francia de tratar a Brasil como una colonia. En concreto, acusó al gobernante francés de "disfrazar sus intenciones sobre la Amazonía detrás de la idea de una 'alianza' de los países del G7 para 'salvar' la Amazonia”; “nos trata como si fuésemos una colonia o una tierra de nadie", dijo. "Brasil es como una virgen que todos los pervertidos de fuera desean", ha respondido el mandatario brasileño ante periodistas tras ser preguntado sobre la protección medioambiental de la Amazonía. Durante largo tiempo, Bolsonaro ha mantenido que los países europeos intentan acceder a los recursos naturales de Brasil. De hecho, alega que los intereses de Europa por el bienestar del Amazonas son un disfraz para intervenir en la región. "Estos países que envían dinero aquí no lo hacen por caridad. Lo mandan con el propósito de interferir en nuestra soberanía", dijo Bolsonaro.

 

Por su parte, la ONG SURVIVAL denuncia que indígenas locales han relatado que los criminales que provocaron los incendios están fuertemente armados y que están tratando de impedir que los bomberos accedan al lugar para combatir las llamas, y recuerda que los pueblos indígenas aislados se enfrentan a una catástrofe a menos que su tierra sea protegida. 

 

"Estos incendios no son solamente una catástrofe medioambiental, sino que también son potencialmente genocidas", aseguran desde la dirección internacional de SURVIVAL, que acusa al presidente brasileño de estar "firmando una sentencia de muerte para los pueblos indígenas" al "incitar a ganaderos a prender fuego a la selva".

 

SURVIVAL fue fundada en 1969 por un grupo de personas conmocionadas por el genocidio de los indígenas amazónicos.

 

 

Incendio en la Amazonia

 

El daño hecho a la selva amazónica es irreversible. Y la responsabilidad humana es innegable. El gobierno de Jair Bolsonaro ha dado luz verde a la destrucción amazónica, en nombre del "desarrollo" y la "prosperidad". Pero, ¿qué prosperidad habrá sin aire que respirar? ¿Qué vida se puede vivir sin planeta?

 

La crisis de la deforestación en Brasil ha sido acelerada por Bolsonaro, quien no ha escondido su desprecio por las comunidades indígenas y los defensores del ambiente. El gigante suramericano es uno de los países más peligrosos para los activistas ambientales. Según la organización Global Witness, en 2018 al menos 20 defensores del ambiente fueron asesinados, y esa cifra parece estar creciendo con Bolsonaro en la presidencia. El país ya está en el cuarto lugar del mundo de asesinatos de activistas del ambiente, la mayoría de los cuales son indígenas defendiendo sus tierras de la explotación promovida por las corporaciones y agroindustrias.

 

En 1998, Jair Bolsonaro, un ex capitán del ejército de Brasil y diputado de Río de Janeiro de la ultraderecha, fue citado en el periódico Correio Braziliense declarando: "es una pena que el ejército brasileño no ha sido tan eficiente como los americanos, quienes exterminaron a los indios". Más recién, en 2015, Bolsonaro dijo que "las reservas indígenas son un obstáculo a la agro-industria". Y en 2018, en campaña presidencial, el futuro jefe de Estado admitió: "si yo fuese presidente, ya no habrá ni un milímetro más de tierra indígena".

 

Parece que Bolsonaro está cumpliendo su promesa. Al asumir la presidencia de Brasil el 1 de enero del 2019, Bolsonaro comenzó a debilitar todas las protecciones ambientales del país con el objetivo de abrir la región amazónica al desarrollo económico. Su gobierno ha promovido la deforestación masiva de la Amazonía, causando la erupción de incendios devastadores en la selva que han llamado la atención mundial.

 

A diferencia de la creciente intensidad y cantidad de huracanes y tormentas a nivel internacional, de las inundaciones y sequías, y de las intensas olas de calor que son atribuidas al cambio climático y al calentamiento global, los incendios en Brasil no fueron causados por el clima. No son incendios salvajes que fueron iniciados por accidente y luego expandieron de manera incontrolable, como ha sucedido en California y en el oeste de Estados Unidos. Los incendios en Brasil y en la Amazonía —que traspasa fronteras e incluye territorios en Colombia, Bolivia, Ecuador y Venezuela— fueron provocados por humanos. Son intencionales.

 

Esa cruda realidad hace la situación aún más incomprensible. ¿En qué cabeza cabe que destruir a la Amazonía sería un paso hacia la prosperidad económica? Menos en un momento de grave y creciente crisis climática a nivel global. No es solamente la destrucción de una tierra mágica, llena de árboles que han crecido durante siglos, sino también la devastación del hábitat de decenas de miles de especies de animales, insectos, plantas y seres vivos y únicos, que contribuyen al aire que todos respiramos y al agua que necesitamos para vivir. Mientras se queman los bosques y destruyen toda la vegetación en nombre del 'desarrollo', la tierra pierde su humedad y se seca. Entre más seca sea la tierra, más susceptible es a los incendios. Y sin la humedad de la selva, los sistemas de agua —el ecosistema del continente suramericano— será afectado de manera negativa. No habrá lluvia en el sur. No habrá agua. Y sin agua, no hay desarrollo ni prosperidad, porque no hay vida.

 

Entonces, ¿qué podemos hacer para revertir esta crisis y neutralizar las políticas destructivas de figuras como Bolsonaro y Donald Trump? El horror que muchos sienten cuando ven a la Amazonía en llamas no debería quedarse como una imagen de un instante trágico. Es un llamado a la acción. Es una exigencia a elegir líderes que promueven el interés colectivo, que construyen y no destruyen, que trabajan por un mundo sostenible con humildad y humanidad. Nuestra casa se está quemando y tenemos dos opciones: apagar la destrucción o incinerarnos.

 

Valteli, de la tribu Puruborá, en Brasil, denuncia que la tierra donde vive está rodeada de agricultores pirómanos desalmados, y considera que son responsables en gran medida de la situación. "¿Cómo puede el sol quemar el bosque? No es posible. Es el ser humano el que quema, el agricultor sobre todo. Una vez nos dijeron: ‘Mañana al amanecer todos estarán quemados, pondremos gasolina aquí y prenderemos fuego’. Pero, a pesar de todo, seguimos luchando", enfatiza Valteli.

 

Más allá de una cuestión ambiental, el aumento de los incendios plantea ahora la cuestión del reconocimiento de las tierras indígenas. Una lucha de estos pueblos desde hace décadas.

 

Entretanto, al otro lado del mundo, en China parece que se produce la mayor explosión de progreso, tecnología y abundancia; pero, se les está yendo la mano al implementar un sistema y una red de espionaje digital sobre sus propios ciudadanos, de modo de controlarlos al estilo de una verdadera dictadura en un estado totalitario. Existen millones de espías en China, que, además de notificar cualquier comportamiento inusual en las redes de internet, también ejercen una vigilancia total sobre las personas, sobre todo en aquellos grupos de población sensibles, como los trabajadores inmigrantes o los estudiantes.

 

En paralelo al control de las redes corre la vigilancia en las calles, gracias a las más de 200 millones de cámaras de seguridad, una por cada siete chinos, que el Gobierno tiene instaladas en casi todas las ciudades el país. El objetivo es superar los 300 millones de dispositivos de videovigilancia antes de 2020, en aras de consolidar una red que, valiéndose de la inteligencia artificial y del 'big data', pueda identificar y construir un perfil digital de cada transeúnte.

 

Y al Partido Comunista Chino se le ha ocurrido desesperadamente dominar prepotente, económica, militar y políticamente gran parte del mundo, además de Hong Kong, Macao, Taiwan, Tíbet y la zona marítima internacional del South China Sea; están imitando las viejas costumbres y malos ejemplos de sus colegas de Washington. Concretamente, ya se ha desatado una competencia entre China y EE.UU. por dominar militarmente, a largo plazo, el Océano Indico.

 

En este mundo caótico, Bolivia ha pedido asesoría china para contagiarse de ese boom digital, ya que el 20 de diciembre de 2018 el presidente Evo Morales declaró: "Hablé con el presidente de China. Le dije 'A ver, ustedes que tienen tecnología, ¿nos pueden orientar con el tema de la guerra digital?'…Estamos mejorando y hay que seguir mejorando. Guerra digital, una guerra mediática es una obligación", remarcó en un mitin con sus seguidores.

 

El Gobierno ha organizado una serie de cursos de formación en redes sociales para sus militantes en distintas ciudades y regiones, entre ellas la cocalera de Chapare. A los entrenados los llaman "guerreros digitales".

 

De todos modos, Bolivia debe incorporarse al mundo nuevo, demostrando a todos los turistas que somos un país digno, respetuoso, ordenado, democrático, limpio y pujante, y que jamás cejará en su reclamo de que Chile le devuelva el departamento del Litoral usurpado.

 

El pasado fallo de la Corte de La Haya debe ser no sólo una simple recomendación, sino un conjunto de lineamientos sobre los cuales no se deben dejar cabos sueltos para una negociación que puede derivar en nada.

 

La Corte Internacional de Justicia de La Haya ha fallado que:

 

No existe impedimento para que Chile y Bolivia continúen sus diálogos e intercambios, en un espíritu de buena vecindad, para abordar las cuestiones relacionadas con la situación, sin puerto propio y soberano al mar, de Bolivia; solución que ambos han reconocido como una cuestión de interés mutuo. Con la voluntad de las partes, se pueden emprender negociaciones significativas.

 

También ha hecho público que ha existido el asalto violento contra nuestra nación indefensa, con rapiña, doblez e impudor del bandidesco mendigo, roto agresor, protagonista del robo, pleitista y usurpador a todos los vientos, enriquecido a puñaladas desde el 14 de febrero de 1879, llamado actualmente república de Chile, que constituye un peligro latente en Sudamérica.

 

El Dr. Rodolfo Becerra de la Roca, abogado e historiador boliviano, en sus libros ‘El tratado de 1904, la gran estafa’, y ‘El fraude de la guerra y de la paz’, indica:

 

La catastrófica mutilación que nos asfixia, y la ruina más descomunal que ningún país ha sufrido, las hemos recibido de Chile, presencia maligna en todas nuestras desgracias, siempre al acecho para ajustarnos el dogal con que nos oprime. La usurpación de nuestro litoral, es el latrocinio más repudiable contra la heredad ajena, sin paralelo en la historia de los pueblos; recuperar nuestra costa debe ser la consigna invariable de todos los bolivianos. Está probado que a Chile, nuestro eterno enemigo, no le conviene devolver a Bolivia sus puertos propios y soberanos, porque perdería un tributario; y para conseguir sus fines ilícitos, nos seguirá poniendo siempre todo género de obstáculos y argucias. Esa amputación terrible que nos ha encerrado, no puede ser definitiva porque ha atropellado los más elementales derechos de la soberanía de Bolivia. No puede ser perpetuo el sometimiento a que nos ha condenado el que se cree eterno vencedor. Hay tanta falsía y embuste emergente de la invasión y usurpación chilenas, y tanto territorio, mar y puertos bolivianos que Chile detenta sin título legal, que no se nos conformará con un plato de lentejas como el corredor inservible al norte de Arica, que pretendía el abrazo de Charaña entre Bánzer y Pinochet.

 

En las futuras negociaciones entre Bolivia y Chile, las partes están obligadas a entablar una negociación con miras a alcanzar un acuerdo y no simplemente a proceder a una negociación formal. Tienen la obligación de comportarse de tal manera que la negociación tenga sentido, lo que no ocurre cuando una de ellas insiste en su propia posición sin contemplar modificación alguna. Los estados deberían tener presente que las negociaciones directas son un medio flexible y eficaz de arreglo pacífico de sus controversias. Cuando opten por las negociaciones directas, los Estados deberían negociar efectivamente a fin de llegar a un pronto arreglo aceptable para las partes.

 

Es necesario tener en mente que el brazo fuerte de Bolivia son sus fuerzas armadas, y es el mismo brazo que se extiende para estrechar la mano de Chile; y como el brazo es escuálido, frente al chileno que es el segundo más fuerte de Sudamérica, después de Brasil, es probable que no será posible esperar cerrar algún trato. Chile va a querer imponernos abusivamente el callejón inservible sin puerto al norte de Arica a cambio de sacarnos más territorio, y Bolivia débilmente va a reclamar la devolución de sus ancestrales puertos, ó en su defecto, va a mendigar el puerto completo y soberano de Arica, a cambio de entregar algo a Chile que no sea territorio, como por ejemplo que ya no se les va a cobrar por el agua que ya han robado del manantial Silala, ó que ya no nos devuelvan el río Lauca usurpado. Las fuerzas armadas deberían ser el garante de la soberanía de Bolivia y el músculo de la diplomacia boliviana, y no servir solamente para masacrar mineros y campesinos inocentes. No volvamos a cometer los tremendos errores de Melgarejo y Bánzer, donde el primero ha regalado territorio, legítimamente boliviano, al bandidesco mendigo; y el segundo, ha llegado al extremo de ‘abrazar’ al roto usurpador, acariciándole con las vergonzosas palabras: “¡Mi general, la victoria le da a Ud. derechos!”.

 

Bolivia va a recuperar tarde o temprano su departamento del litoral con sus puertos soberanos

 

El presidente de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, Abdulqawi Yusuf, ratificó ante la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (NNUU) que a pesar del fallo que ha dictado el 1 de octubre 2018, por 12 votos contra 3, cuando eximió a Chile de la obligación de negociar con Bolivia un acceso al mar, nada impide que estos países traten ese tema pendiente.

 

“Quiero subrayar este hecho, que el FALLO de la CIJ no debe entenderse como algo que impide a las partes continuar con su diálogo y sus intercambios en un espíritu de buenos vecinos para tratar las cuestiones relativas al enclaustramiento marítimo de Bolivia, cuya solución debe considerarse por ambas partes como algo que es de interés mutuo”, manifestó Yusuf en su informe ante la Asamblea General de la ONU.

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/202071
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