El Frente Internacional contra Venezuela

04/08/2017
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La extraordinaria participación del pueblo venezolano en las elecciones para la ANC del pasado 30 de julio, así como el estrepitoso fracaso de la MUD en su afán de evitar el proceso electoral mediante la violencia, han develado con mayor claridad la existencia de un Frente Internacional Contra Venezuela.

 

La demostración de fuerza política en defensa del proyecto histórico-político de la revolución bolivariana, ha significado un duro golpe para la agenda de violencia y de ruptura del tejido constitucional desarrollada con gran intensidad por la derecha venezolana desde abril de 2017.

 

Los millones de patriotas que nos expresamos de manera contundente el pasado 30 de julio, hemos fracturado la agenda de la MUD, en la medida en que la propuesta de designación de un gobierno paralelo suena más disparatada que nunca, y además porque la violencia política ha sufrido una pérdida de legitimidad de enormes dimensiones.

 

 La base social de la MUD en sus heterogéneas expresiones, se encuentra en un estado de SHOCK, en el que se yuxtaponen sentimientos de confusión, descontento e indignación, ante la carencia de una dirigencia que sea capaz de asumir la responsabilidad ante múltiples ofertas incumplidas –fórmulas fallidas de salidas instantáneas del gobierno- y reiterados errores tácticos.

 

Tal situación ha exigido que el Frente Internacional asuma nuevamente un protagonismo explícito y determinante en la agenda de agresiones contra Venezuela. Cabe subrayar, que la escalada de violencia iniciada por los factores de la derecha venezolana en abril, estuvo precedida por acciones coordinadas de hostilidad diplomática-geopolítica-económica-mediática de origen internacional, especialmente ante la OEA.

 

Breve caracterización del Frente Internacional

 

El Frente Internacional contra Venezuela, es un bloque geopolítico de gran escala, que actúa como instrumento del capital monopólico transnacional. La agenda estratégica de este frente es coordinada a través de la política exterior del gobierno de los Estados Unidos de América, en virtud de que responde primordialmente a los intereses del complejo militar-industrial de ese país.

 

La acción sistemática contra Venezuela responde a una estrategia de recuperación de la dominación geopolítica de los EE.UU. en el continente, la cual encontró un factor de contención durante los últimos lustros en la revolución bolivariana.

 

Se trata de una ofensiva de recolonización de América Latina y el Caribe vital para el imperialismo norteamericano, en un escenario de crisis estructural del capital y de pugna por la hegemonía geopolítica mundial con el bloque China-Rusia. Por tal motivo, los EE.UU. requieren de la aceleración de las tensiones contra Venezuela, en virtud de que consideran urgente el derrocamiento del gobierno bolivariano para garantizar sus intereses en la región.

 

Tal situación explica que todas las fuerzas conservadoras del continente se hayan alineado de manera explícita y obscenamente subordinada con la política exterior de los EE.UU., y estén asumiendo una posición extremadamente hostil, cuyo punto de ebullición es el desconocimiento del gobierno, de las instituciones y del orden constitucional de la República Bolivariana de Venezuela.

 

Las hostilidades contra Venezuela dirigidas desde los Estados Unidos, son apoyadas por una conjura de al menos diez (10) gobiernos de derecha del continente (Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Panamá, Paraguay y Perú), los cuales han actuado en coalición para el asedio diplomático de Venezuela en foros como la OEA y Mercosur, así como para el linchamiento político del gobierno bolivariano ante la comunidad internacional.

 

Estos gobiernos no han dudado en sumarse al desconocimiento del proceso y los resultados derivados de las elecciones a la ANC celebradas el pasado 30 de julio, y han decidido sumarse a una campaña de hostigamiento contra la democracia y el orden constitucional de Venezuela, que incluso ha llegado al punto de apoyar las sanciones económicas anunciadas por Donald Trump[1].

 

Este bloque geopolítico tiene además una influencia importante en la Unión Europea. Los gobiernos y parlamentos de algunos países de esa mancomunidad, tales como España e Italia, han encabezado y sostenido una arremetida diplomática contra Venezuela, y han exigido la aplicación de sanciones contra nuestro país ante esa confederación de naciones.

 

Asimismo, la política exterior de países europeos, tales como Alemania, Francia e Inglaterra (miembros fundamentales de la OTAN), se ha orientado a reproducir la política exterior de los Estados Unidos a la hora de valorar la situación en Venezuela.

 

No obstante, esa tendencia no es unánime en Europa, y recientemente Francia ha emitido un comunicado en el que pide se respete la soberanía de Venezuela, rechaza la aplicación de sanciones a nuestro país y exhorta a las partes a usar el diálogo como mecanismo de encuentro político.

 

Venezuela en el ajedrez geopolítico mundial

 

La importancia geopolítica de Venezuela, ha derivado en la configuración de notables contradicciones diplomáticas en torno a la situación de nuestro país. En contraposición a la existencia del Frente Internacional subordinado a la política exterior de los EE.UU., se ha forjado un bloque heterogéneo de naciones que han manifestado su solidaridad con nuestra patria y han expresado su apoyo “al derecho inalienable que tiene todo Estado a elegir su sistema político, económico, social y cultural, como una condición esencial para garantizar la convivencia pacífica entre las naciones y consolidación la paz”[2].

 

En este sentido, sobresalen los comunicados oficiales de respeto a nuestra autodeterminación y de exhortación al diálogo nacional e internacional como mecanismo para frenar la violencia, emitidos por naciones del continente como Bolivia, Cuba, Nicaragua y Ecuador.

 

De igual manera se destaca el pronunciamiento de Rusia: que pidió a la comunidad internacional que "ejerzan moderación y abandonen sus planes destructivos" para que los venezolanos puedan superar su crisis "sin interferencias externas”, y además criticó a los países que cuestionaron o no reconocieron los resultados de la votación, y más recientemente de la República Popular de China, que manifestó su reconocimiento al gobierno venezolano y a los resultados de las elecciones para la ANC.

 

Contradicciones en los foros internacionales

 

Los foros internacionales han sido el marco de tentativas de agresiones directas contra Venezuela. El caso más notorio ha sido la OEA, en instancias como su Consejo Permanente y Asamblea de Cancilleres, en las cuales las iniciativas de sanciones a nuestro país han sido derrotadas.

 

La ONU también ha sido un escenario en el que los EE.UU. de manera directa han pretendido imponer una agenda hostil contra Venezuela, la cual ha sido rechazada tanto en su Asamblea General, como en su Consejo de Seguridad (en esta instancia China y Rusia han vetado los proyectos de resoluciones contra nuestro país). El Secretario General de ese organismo ha reiterado su llamado al diálogo, con lo que demuestra su desacuerdo con las posiciones tremendistas que pretenden imponer sanciones a Venezuela.

 

Por su parte, la nueva correlación de fuerzas en Sur América (dada por el golpe de Estado parlamentario en Brasil y por el ascenso al poder del conservador Macri en Argentina), ha redundado en una crisis de hegemonía en UNASUR, y en un viraje hacia la derecha en MERCOSUR.

 

Por tal motivo, el primer organismo ha sido incapaz de actuar en defensa de sus principios fundacionales, y el segundo se ha convertido en un foro de asedio contra Venezuela, cuya expulsión y aplicación de sanciones ha sido contenida y rechazada gracias a la acción diplomática de dignidad de la República Oriental del Uruguay.

 

Perspectivas

 

Es evidente que la coyuntura será aprovechada por el Frente Internacional de derecha, para aumentar e intensificar sus presiones contra Venezuela. Es muy factible que se produzcan nuevas tentativas de aplicación de sanciones contra Venezuela en los organismos multilaterales mencionados en el apartado anterior, y también es probable que sobre la base del chantaje económico y geopolítico los EE.UU. logren la adhesión a su política exterior de nuevos países del continente.

 

Asimismo, ante el dominio ideológico de la derecha y la escala de los intereses que convergen en la Unión Europea, es previsible que esa confederación asuma una posición más hostil hacia nuestro país (aspecto que dará una falsa visión de consenso en la condena a Venezuela en la comunidad internacional), pero que puede ser contrarrestada gracias a la nueva posición de Francia.

 

También resulta lógico que el lobby diplomático de los Estados Unidos, aumente sus presiones hacia los países integrantes de CARICOM, con la finalidad de romper la unidad de criterios en ese bloque, en torno a la importancia de respetar la autodeterminación de nuestra nación, y la necesidad de insistir en el diálogo como herramienta para superar las tensiones actuales.

 

En términos generales, la estrategia de desconocimiento de la ANC por parte del Frente Internacional, expresa la posibilidad de que los países que conforman ese bloque geopolítico reconozcan el gobierno paralelo que pretende instaurar la MUD a través de un procedimiento inconstitucional. Además, implica un apoyo tácito a la agenda de violencia y desestabilización adelantada desde abril.

 

Tal circunstancia significaría un escenario de grave peligro para nuestro país, en la medida en que sería el primer paso para generar las condiciones que permitan la intervención militar directa de los EE.UU. (enmascarada en ayuda humanitaria y cooperación internacional), a partir de la agudización del conflicto hasta niveles de guerra civil y de ruptura de nuestra integridad territorial.

 

Sin embargo, las agresiones contra Venezuela exacerbarán la movilización de nuestro pueblo en defensa del sagrado derecho de vivir en paz, y redundarán en el aumento de la solidaridad internacional (tanto de gobiernos amigos, como de movimientos sociales de nuestro continente y del mundo).

 

Otra variable que explica el vértigo de la agenda estratégica de los EE.UU. contra Venezuela, es la prácticamente inexorable nueva correlación de fuerzas –más favorable a las fuerzas anticoloniales- que surgirá de los procesos electorales que se llevarán a cabo en el corto plazo en países como Brasil, Argentina y Colombia.

 

El asedio y las agresiones se van a acentuar durante los próximos meses. Para los EE.UU. es indispensable destruir la experiencia y el referente de la revolución bolivariana ante la inminencia del ascenso al poder político de fuerzas de izquierda en Brasil (2018), de la restauración de la hegemonía progresista en Argentina en el marco de las venideras elecciones legislativas (octubre de 2017), y ante una posible recomposición de fuerzas en las elecciones de Colombia (2018).

 

No obstante, el Frente Internacional no podrá lograr sus objetivos de asfixiar a Venezuela en las dimensiones diplomática y económica, mientras existan gobiernos con posturas dignas como las de los países del ALBA, CARICOM, y el caso particular de Uruguay, y mientras se mantenga una relación sólida con potencias como China, Rusia e India.

 

Según especialistas consultados por la BBC de Londres (01/08/2017), las potencias mencionadas son fundamentales porque pueden determinar la posibilidad cierta de un aislamiento político y económico de Venezuela, cosa que parece muy poco probable en el corto y el mediano plazo. 

 

Recomendaciones

 

Ante ese contexto, resulta vital el diseño de una estrategia de diplomacia de amplio espectro, cuya premisa fundamental sea la enunciación de los principios de independencia, soberanía y autodeterminación nacional, así como la defensa del derecho inalienable del pueblo venezolano de decidir su sistema político, social y económico.

 

Esa narrativa debe caracterizarse por la moderación y la altura política en la narrativa de las vocerías (las cuales deben centralizarse), y los contenidos deben ser estudiados y valorados, en virtud de que nos encontramos ante una situación de amenaza extraordinaria a nuestra Patria, precisamente por parte del Frente Internacional. Eso implica que la política exterior exige un tratamiento especialmente riguroso en esta coyuntura.

 

Por otra parte, se recomienda una posición firme ante las agresiones de los gobiernos de derecha que han atacado a nuestro país, pero de manera simultánea, esa posición firme requiere de prudencia para no emitir comentarios o juicios que puedan ser malinterpretados o herir susceptibilidades nacionales, los cuales pueden afectar nuestras posiciones ante los partidos aliados (potenciales) y los pueblos de esos países.

 

Como sugerencia de cierre, se precisa de una agenda de diplomacia para los pueblos, la cual debe incluir eventos de solidaridad con Venezuela, declaraciones de rechazo al intervencionismo y en defensa de nuestra autodeterminación, y la creación de una coordinadora de movimientos sociales y partidos revolucionarios de América Latina y El Caribe, en defensa de la democracia y el derecho de vivir en paz de los pueblos de Venezuela y el continente. Una agresión internacional, requiere de una respuesta internacionalista.

 

 

[1] El Ministro de Hacienda de Colombia anunció que Colombia se suma de manera automática y sin ninguna investigación o valoración a las sanciones implementadas por el gobierno de los EE.UU. contra personas naturales y jurídicas.

[2] Declaración de la República del Ecuador

https://www.alainet.org/es/articulo/187331
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