El puente del Buen fin que convirtió el aniversario de la Revolución mexicana en una febril jornada consumista y de mayor endeudamiento de consumidores a partir de 2011, hasta convertirse en “una fiesta nacional”, como anunció eufórico Ciro Gómez en Imagen Televisión, fue aprovechado por los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática, Movimiento Ciudadano y Movimiento Regeneración Nacional para afinar tácticas y estrategias con la vista puesta en la madre de todas las elecciones.

Por ahora nos ocupamos de Morena, en ésta que es la Utopía 1901. Por supuesto que el discurso de Andrés Manuel López Obrador en el Auditorio Nacional, el apoyo que de él recibió Claudia Scheinbaum como virtual candidata a jefa de gobierno de la Ciudad de México y la ausencia de Ricardo Monreal fueron las notas sobresalientes para los medios de comunicación que se comportan como parte en demérito de la muy deteriorada intermediación entre la sociedad y el poder.

El doctor Monreal Ávila ocupó más de dos meses para decidirse a refrendar su permanencia en Morena, tras emitir pronunciamientos en los que describía sus cualidades políticas y humanas, sin asumir lo que enseñaron nuestros mayores: elogio en boca propia es vituperio. Joaquín López-Dóriga le daba cuerda, y el dueto resultaba hilarante.

En el IV Congreso Nacional Extraordinario de Morena quedó aprobado el Proyecto alternativo de nación 2018-2024 (proyecto18.mx) y que al decir de Alfonso Romo –prominente empresario regiomontano favorecido con un rescate financiero durante el gobierno de Luis Echeverría Álvarez, 1970-76–, fue elaborado por 200 especialistas. Lo importante es que la sociedad haga aportaciones. Las ideas en política e ideología si no las hacen propias los movimientos sociales, los partidos, los ciudadanos, carecen de importancia. Y sería deseable que un plutócrata como Romo lo asimilara.

Sin embargo es plausible que la renovación ética de la sociedad cruce todo el texto programático, porque sin él, asegura Romo, “el proyecto resulta vacío”.

Y el 14 de diciembre se presentará el posible gabinete. Ocho mujeres y ocho hombres. El programa y el equipo que, seguramente, depurará el proyecto político cuando los cazadores de oportunidades que todos los días se suman a Morena, observen que no les tocó la posición que buscaban.

El llamamiento formulado por AMLO ante el Consejo Nacional, el domingo 19, a “no distraernos en temas mezquinos, en asuntos y ambiciones personales. Que los intereses particulares no nos desvíen del objetivo principal: lograr la transformación del país. Que los intereses, por muy legítimos que sean, no nos obnubilen”, resulta harto oportuno si la unidad gira en torno al Proyecto alternativo, y éste es enriquecido en el debate para que deje de ser una obra de “iluminados” y sea abrazado por millones de activistas y ciudadanos.

Más significativo es el acuerdo tomado por el Consejo Nacional de Morena para “abrir un nuevo periodo para lograr acuerdos con otros partidos políticos que se adhieran al proyecto de nación”. Adhesión que es impensable si los organismos políticos y movimientos sociales no tienen garantizada la oportunidad de enriquecer el Proyecto alternativo. Y esto es preciso que se realice sin incurrir en las formas descuidadas que dieron pretextos a Juan Zepeda y el PRD para hacer el papel de esquiroles y favorecer el triunfo electoral de Alfredo del Mazo III, en una elección emblemática por las irregularidades cometidas y los votos comprados.

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