Carta al mundo desde Honduras (II)
- Opinión
“Los pueblos están dispuestos a vivir los valores y poseen una Ética Política Inherente Propia que es preciso reconocer y respetar”
La situación de grave crisis política poselectoral en Honduras se agudiza cada día más sin que se vea o deslumbre ningún intento por parte del gobierno actual del presidente Juan Orlando Hernández y de la Embajada Norteamericana por reconocer su participación ilegal y fraudulenta contra la Constitución de la República en las pasadas elecciones del 26 de noviembre que prohíbe la reelección, así como sin reconocer el fraude electoral en dichas elecciones, de las cuales ya se ha declarado vencedor por varias veces. Por el contrario, lejos de mostrar alguna señal de comprensión racional de la voluntad popular expresada en las urnas, su gobierno y su policía militar pretoriana que ha sido organizada por él mismo y se encuentra a su servicio particular incondicional, reprime cada vez más a la oposición y al pueblo organizado en la Alianza Opositora contra la Dictadura.
Ya van 17 los muertos y hay centenares de heridos y golpeados por causa de la violencia militarista que dicho gobierno está provocando. Lejos, pues, de ceder a la voluntad popular, el “monarca presidente”, con familiares ligados al narcotráfico y que aceptara públicamente haber tomado los fondos del Instituto Hondureño de Seguridad Social para financiar su campaña electoral del 2013 sin rendir cuentas a nadie, “el monarca presidente”, decimos, se empecina en afianzarse en el poder que no se ha ganado, para lo que hace uso de todos los mecanismos a su alcance cercando y creando un círculo mediático cerrado a su favor y amenazando con clausurar los canales y medios de comunicación que sí están informando con objetividad la verdad al pueblo, caso de las amenazas de cierre a UNETV y el sabotaje a la antena de Radio Progreso.
Lejos de mostrar racionalidad de gobernabilidad política para todos y sentido de responsabilidad por la vida de todas y todos los hondureños y hondureñas, Juan Orlando Hernández y su séquito de funcionarios lacayos, miente descaradamente a la población nacional y a la opinión pública internacional, afirmando, para el caso, que el verdadero Presidente Electo, el Ingeniero Salvador Nasralla y el Coordinador General de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, Manuel “Mel” Zelaya, han utilizado y manipulado en las protestas populares a las “maras” y “pandillas” para generar caos y violencia y perpetrar actos vandálicos de intimidación de la población. Afirman, incluso, que los mencionados dirigentes y líderes populares les pagaron 100 y 500 lempiras (moneda nacional) a las personas con automóvil para que dejaran de circular y se pudiera realizar la toma de carreteras en todo el país, el pasado viernes 15 de diciembre. Esto indica la ausencia total de fantasía por parte de los funcionarios actuales que en su propia forma corrupta de actuar no son capaces de imaginar y pensar que los demás no actúen como ellos, sino que tengan moral y buenas costumbres. De todos es conocido, como ellos sí pagan a sus seguidores la cantidad de 50 lempiras por persona para que se movilicen a sus concentraciones públicas en buses y vitoreen al presidente; y de todos es conocido como el gobierno paga “activistas” para que se infiltren en las movilizaciones del pueblo y armen actos de vandalismo y sabotaje para de ese modo tener luego el pretexto y mayores razones para reprimir violentamente a la población hondureña y acusar a la oposición de causar violencia irracional.
Con la mentira y los intentos de difamar a la oposición, la dictadura pretende, sin ninguna muestra de empatía y compasión por el sufrimiento del pueblo, dividir a la población hondureña y a todas y todos los ciudadanos ya que es probable que a las protestas populares pacíficas también se hayan sumado “mareros” y “pandilleros” que han sido perseguidos por Juan Orlando Hernández en los barrios y colonias y que son, por lo general, jóvenes sin empleo ni seguridad social, a los que únicamente se les ha ofrecido cárcel y ¡ninguna forma de rehabilitación social e inserción e inclusión política y social!
Pero estamos seguros que de haber sido así, la participación de estos jóvenes ha seguido las directrices de las movilizaciones pacíficas, ya que han ganado en conciencia y concientización popular e individual porque ¡también comprenden y son capaces de entender la injusticia!
Ante lo anterior, le decimos a Juan Orlando Hernández y a su camarilla corrupta, de forma pacífica pero contundente, que desconocen totalmente la Ética y la moral de los pueblos ya que como dijese el filósofo francés, Juan Jacobo Rousseau, “ningún pueblo es corrupto, sino que lo intentan corromper las mismas
élites” que pretenden perpetuarse en el poder bajo engaños, mentiras y a la brava.
La política no es algo sucio, como quieren y pretenden éstos “funcionarios antipúblicos”, sino una ciencia de la vocación incondicional de servicio público cívico y democrático para toda la población y no sólo para grupos de adláteres subordinados. El pueblo, igual que todos los pueblos del mundo, tiene conciencia, piensa y reflexiona, y rechaza por su capacidad de sentir y vivir la Ética Individual, Colectiva, Comunitaria, Civil y verdaderamente Política, todo intento de desviarlo hacia el camino de la inmoralidad, el cinismo y la amoralidad porque los pueblos pretenden siempre el bien común y se defienden asumiendo y defendiendo siempre su ética particular de apropiación colectiva espiritual-inclusiva de participación activa ciudadana que resiste firmemente los embates injustos así como el intento de corromperlo y difamar sus convicciones, criterios y principios de autogobernabilidad recíproca para el bien común.
Los pueblos, todos los pueblos, defienden su sentido prudente del juicio crítico, logrado con su propio esfuerzo trascendental espiritual histórico de formación política ciudadana para forjarse un carácter perennemente inmune a la corrupción, la mentira, el egoísmo y el engaño, y por eso pueden prometer, a diferencia de los adláteres comprados y los tiranos dictadores, ¡SER RECTOS DURANTE Y PARA TODA LA VIDA!, porque no temen vivir los valores.
Tegucigalpa, 16 de diciembre de 2017.
Del mismo autor
- Carta al mundo desde Honduras (II) 17/12/2017
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