La mayoría de peruanos que cree que el presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) debe dejar el cargo se elevó en un mes de 53 a 63 por ciento, mientras se impulsa una nueva moción para su destitución por el parlamento por (claros) indicios de corrupción. Kuczynski y Keiko Fujimori están en orillas opuestas pero comparten el rechazo y descrédito popular: ambos perdieron cinco puntos de aprobación en un mes.

PPK, con fortuna, familia y  pasaporte estadounidenses, mantiene respaldo en los sectores de mayores ingresos (poco más del 50%), que creen que debe continuar en su cargo, mientras que son los sectores menos favorecidos que exigen (68%) que se vaya. La desaprobación a la gestión del mandatario subió de 73% en febrero a 79% en marzo, la más alta desde su elección en 2016.

Para el 62% de los encuestados, la declaración del exrepresentante de la empresa brasileña Odebrecht en Perú, Jorge Barata, de que la compañía aportó fondos para la campaña electoral de Kuczynski de 2011 (al igual que otros candidatos), comprometió más al jefe de Estado. Más de la mitad de los peruanos estima que no terminará su mandato en 2021.

También la lideresa del partido neoliberal Fuerza Popular (FP), Keiko Fujimori, bajó de 29 por ciento de aprobación a solo 24 por ciento; y el expresidente Alan García, acentuó su caída de nueve a ocho por ciento. Curiosamente, los dirigentes centroderechistas Alfredo Barnechea y Julio Guzmán, sin realizar actividad pública, subieron de 21 a 28% y de 26 a 30%, respectivamente. Mientras la progresista Verónika Mendoza, subió su credibilidad, de 18 a 24 por ciento.

PPK ni es inteligente, ni honesto ni leal. Es un individuo con cara de palo encebado, al que todo le resbala. Acostumbrado a la payasada, en matinée, vermouth y noche, lo vemos inaugurando obras y haciendo viajes, como si con ello llegara a convencer a medio Perú, que lo demás no importa y que lo dejen seguir trabajando. Quizá levante colegios y carreteras, pero ha destruido toda la confianza que se tenía en él. (…) Fervientemente creo que PPK no puede seguir siendo Presidente del Perú por incapaz, por inmoral y por desleal, dice la abogada Lourdes Calderón en Sin pena ni gloria.

PPK fue un obediente coconstructor del llamado “Grupo de Lima” (GL) ideado por Washington y creado el 8 de agosto pasado, compuesto por cuatro países con poder económico y territorial (Canadá, Brasil, México y Argentina). Desde su primera declaración el GL rechazó el gobierno de Nicolás Maduro acusándolo de producir una crisis humanitaria descomunal y la persecución política de adversarios.

Ahora, la octava Cumbre de las Américas, en Perú los días 13 y 14 de abril, corre el riesgo de no realizarse ya que  la alianza entre el gobierno de Donald Trump y Kuczynski insiste en impedir las megaelecciones a desarrollarse en mayo, alentando inclusive una intervención militar.

El economista Oscar Ugarteche señala que el actual gobierno de Kuczynski es conocido internacionalmente por sinvergüenza, farsante y cómplice, pero no por hacerse el tonto. El Perú acusa a Venezuela de causar una crisis humanitaria y en virtud de eso está dispuesto a que Venezuela se convierta en Siria. Cabe recordar que indultó al dictador Alberto Fujimori por razones también humanitarias.

La memoria parece ser débil para no recordar las crisis humanitarias que tuvo el Perú entre 1988 y 1993 y la guerra interna de los 80, con más de 70.000 muertos y que conllevó desasosiego, escasez de agua y luz, y gran inseguridad porque las bombas colocadas en las ciudades, añade. Con esa historia, ¿cómo es que el gobierno, olvidando la tradición diplomática peruana de no intervención, llama a la caída de un gobierno hermano por supuestas razones humanitarias?

Mariana Álvarez Orellana

Antropóloga, docente e investigadora peruana, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la  )