Convertir la reforma educativa contemplada por el gobierno de Enrique Peña Nieto como la más estratégica de las 13 reformas aprobadas en el Pacto por México, es un grave error político del grupo gobernante, su candidato José Antonio Meade y su fracasado jefe de campaña Aurelio Nuño Mayer, antes secretario de Educación Pública que pidió a niños de primaria “ler” y confundió a la astrónoma Julieta Fierro con una astróloga.

No es que el tema se “politice” como se refiere usualmente, pues todo asunto que se dirime en el espacio público es político, sino que se partidice en una campaña en la que los actores políticos y agentes económicos como Claudio X. González Laporte y Claudio X. González Guajardo travestidos en “activistas sociales”, promotores y mecenas de organismos de la sociedad civil en materia de educación y en la puja contra la corrupción, son todavía capaces con tal de impedir que el puntero en todas las encuestas permanezca y triunfe el 1 de julio. El consorcio Kimberly Clark creció y aún se fortalece al amparo del poder público.

Lo dice mucho mejor el muy probable titular de la SEP cuando Andrés Manuel López Obrador despache en Palacio Nacional, salvo imprevisto catastrófico, mas no un fraude electoral porque este país se incendiaría y a nadie conviene tal escenario y menos a la plutocracia y sus aliados en los partidos porque perderíamos muchísimo.

Vuelvo al tema y dejo el contexto. Dice Esteban Moctezuma que el debate sobre la educación no debe mezclarse con la política electoral. Advierte en un video publicado en YouTube que hay organizaciones de la sociedad civil que hacen política electoral en lugar de discutir a fondo los problemas de la educación en mexicana.

Para Moctezuma Barragán una discusión a fondo sobre la educación no debe mezclarse con una campaña política. “Si usas la información para agredir políticamente es que te interesa más la política que la educación. Pero usar información para criticar, no creo que sea ético, no creo que sea prudente, no creo que sea la mejor forma de trabajar por la educación, pero están en su derecho de optar por la política electoral”. Y de pasada informó que las organizaciones “no demostraron su interés en el tema a través de una comunicación directa con él para conocer a fondo sobre el proyecto de AMLO, dado a conocer en San Pablo Guelatao, Oaxaca, (12-V-18), bajo el nombre de 10 compromisos por la educación en México, que pondría en práctica en caso de ganar las elecciones, entre ellos cancelar la reforma educativa, fortalecer la enseñanza pública y, junto a los maestros, padres de familia y expertos, realizar un plan que sí mejore la calidad.

Justamente aquél es el problema central del fallido debate hecho monólogo sobre la reforma educativa, mas esa tónica la dictó Peña Nieto al nombrar a Nuño Mayer como cabeza de la SEP para que desde allí construyera una candidatura presidencial. Es decir, la “reforma estratégica” según el discurso oficial en manos de la política coyuntural, para que su queridísimo amigo en el ahora muy impugnado grupo gobernante y su partido harto rechazado por la ciudadanía, se abriera paso en la sucesión presidencial. El fracaso del latinoamericanista londinense está a la vista en la SEP y en la campaña con Meade Kuribreña en lejano tercer lugar.

No les importó que Nuño gastara más de 5 millones en propaganda ¡al día! 1,963 millones para publicidad, pese a que el Congreso le autorizó sólo 70 millones. ¡2,680% más de lo autorizado! Los datos son de la Cuenta Pública 2017, consultados por el diario Reforma.

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