La profundización de la crisis y la búsqueda de un “salvador” del modelo
- Opinión
Mientras el gobierno de Mauricio Macri insiste en que “estamos en el camino correcto” la tozuda realidad camina en otra dirección. Los datos de los últimos días ratifican que el poder económico le está retirando su apoyo al gobierno y las distintas variables económicas están prácticamente fuera de control y –en cualquier momento- pueden derivar en una crisis para la cual el gobierno carece de respuestas.
La inflación y la recesión no ceden, y se van agotando los dólares adelantados por el Fondo Monetario Internacional, no aparecen posibilidades de generar divisas y las inversiones no solo no llegan, sino que –muchas de ellas- se van buscando mejores y más seguras condiciones.
Unos pocos y rotundos datos avalan lo dicho:
-El “riesgo país” cerró el viernes en su punto más alto, desde febrero de 2015, llegó al doble de Brasil y tres veces el promedio de la región. Eso hace cada vez más difícil conseguir nuevos recursos.
-Las acciones de la Bolsa, en el último semestre, perdieron el 70% de su valor. En la Bolsa de Nueva York, las acciones argentinas perdieron -solo el día viernes- el 7% de su valor. La renovación de las Lebacs (Letras del Banco Central) se está haciendo por períodos cada vez más cortos y a tasas que ya superan el 50%.
-La recesión provoca el crecimiento de la pobreza que, según el Informe de la Universidad Católica Argentina supera el 32%, un 3% por encima del último semestre del año pasado.
A estos datos económicos hay que agregarle lo sucedido en los últimos días, con la historia de los “aportantes truchos (falsos)” al partido del gobierno, “cuadernos” sobre coimas y sobornos en el gobierno anterior y “pendrives” que afectan a oficialistas y kirchneristas y que hicieron crecer las desconfianzas sobre el futuro del gobierno.
Entre paréntesis, los “cuadernos” evidencian algunas cuestiones que llaman la atención. Una de ellas es que las principales empresas involucradas tienen negocios con China. Otro tema llamativo es que entre los que entregan “bolsos” (con dinero de coimas) no aparece el nombre de Marcelo Mindlin, reciente “comprador” de IECSA la empresa de los Macri y su primo Ángelo Calcaterra y tradicional transportador de energía, un sector donde parece que los “bolsos” eran habituales.
Estas “desprolijidades” políticas agravan la situación económica y todo ello está produciendo otra minidevaluación, el dólar cerró el viernes al borde de los 30 pesos y la estimación es que seguirá en ese rumbo. Esos datos hacen crecer las dudas y temores sobre el futuro de la economía. Para colmo de males, la caída de los precios de la soja y el derrumbe de la lira turca y los problemas de ese gobierno con Estados Unidos complican aún más situación de una Argentina que es –hoy por hoy- una de las economías más débiles del sistema mundial.
Buscan “un salvador”… Lavagna viene marchando
Las denuncias sobre una generalizada corrupción, junto a una realidad social insoportable, una economía sin rumbo, forman parte de un futuro y una perspectiva próxima que pinta feo. Por eso muchas miradas confluyen en que sea Roberto Lavagna quien encauce las cosas, como lo hiciera después de aquél ¡Que se vayan todos! planteado tras el estallido social de diciembre del 2001.
Funcionarios del gobierno lo consultan y le piden declaraciones que tranquilicen el ambiente y avalen algunas de sus medidas. En recientes momentos críticos, un helicóptero de la presidencia se posó en su quinta del Gran Buenos Aires para consultarlo y arrancarle esos compromisos.
Los funcionarios internacionales no dejan de indagar sobre sus posibilidades y propuestas en medio de la actual crisis. Mientras que dirigentes locales, comenzando por Hilda “Chiche” González de Duhalde, la ex primera dama, no pierden oportunidad de presentarlo como el hombre ideal para abordar los problemas actuales. Pero, ¿qué pasa con Macri y Cristina Fernández, para que aparezca Lavagna?
Pero ¿quién es este dirigente de 76 años para que se piense en él como un piloto de tormentas en momentos tan críticos como el actual? Comenzó su larga carrera en el aparato estatal en los 1970, como un funcionario de segunda línea en el gobierno camporista de aquella época. Luego del impasse dictatorial, retornó a la actividad pública de la mano del alfonsinismo.
Más tarde, en el gobierno de la Alianza, fue Embajador ante los organismos económicos internacionales (Ginebra) y la Unión Europea (Bruselas), hasta que en el 2002 Eduardo Duhalde lo convocó para ser su Ministro de Economía, cargo que continuó ocupando con Néstor Kirchner hasta el 2005. Cuando abandonó sus funciones, el país crecía al 8% anual y se había encaminado el tema del “corralito financiero” y acordado el “canje de la deuda”. Eran los tiempos de las “vacas gordas”
En el 2007, en medio del auge kirchnerista, fue candidato presidencial de una “Concertación” encabezada por radicales y peronistas no kirchneristas. Salió tercero, detrás de Cristina y Elisa Carrió, reuniendo el 17% de los votos.
Finalmente adheriría al massismo (peronismo de derecha, aliado del macrismo) y sería su referente económico.
¿Qué pasa con Cristina y Macri?
Da la impresión que la candidatura de Lavagna no es vista con malos ojos por el poder económico internacional y sus principales dirigentes político-estatales. Eso supone algunas cuestiones previas: Los buenos antecedentes -a juicio de estos sectores- de este candidato; el rechazo y temor que generan las perspectivas de un triunfo del cristinismo; todo ello, junto al hecho que las estructuras de poder (económico y político) parecen haberle soltado la mano a Macri.
En lo que respecta al cristinismo, es sabido el rechazo y temor que su eventual regreso provoca en los sectores de poder, nacional e internacional. Habiendo sido desalojado del gobierno no están dispuestos a que sus avances actuales puedan llegar hasta un triunfo electoral. Sus políticas, si bien no cuestionaron al sistema dominante, alimentaron un discurso que no están dispuestos a tolerar, por lo cual pueden favorecer alternativas más acordes con su propia lógica.
Respecto a la continuidad del macrismo, todo indica que el Presidente tiene impunidad y garantías hasta fines de la primera semana de diciembre del corriente año. Para esa fecha termina en Buenos Aires, la reunión anual del G 20 a la que concurrirán los jefes de Estado o gobierno de las 20 principales potencias del mundo y debe presidir la máxima autoridad del país anfitrión, lo que hace difícil de imaginar una crisis presidencial en medio de tal situación.
Pasados esos días vienen las tradicionalmente críticas semanas de diciembre y luego el año electoral. En ese marco la situación lleva a pensar que es probable que Macri termine su mandato. Lo que no parece tan sencillo es que Macri pueda ser reelecto. Además de las fuertes críticas y padecimientos internos da la impresión que los poderes internacionales están oteando otras perspectivas.
¿Por qué? Porque la continuidad de Macri, con las broncas acumuladas y la falta de políticas capaces de superarlas, pone en riesgo al conjunto del sistema, por las rebeldías a las que convoca. Y en ese marco aparece la conveniencia o necesidad de otro tipo de alternativas.
Así, la figura que emerge, con las mejores posibilidades de encarnarlas, es Lavagna. Su historia de participación en gobiernos peronistas kirchneristas y no kirchneristas, radicales y aliancistas, lo coloca como alguien capaz de reunir una masa de acuerdos que ningún otro dirigente conocido de la oposición puede reunir.
El profundo control de los actuales aparatos partidarios sobre el sistema electoral hace pensar que solo una crisis muy profunda, aún mayor a la del 2001, permitiría pensar en alguien por fuera del sistema para las próximas elecciones. Es por eso que esa posibilidad de cambiar algo para que poco y nada cambie, aparece Lavagna en el horizonte como una posibilidad.
Protagonismo de las mujeres: ya nada será como antes
Desde hace varios meses el debate sobre una “Ley de interrupción voluntaria del embarazo” sobrevuela la sociedad argentina. Mauricio Macri colocó esta cuestión en la agenda parlamentaria, diferenciándose así de los gobiernos anteriores. Muchos atribuyen esa política, una estrategia de los comunicadores del gobierno, al objetivo de empujar el debate de la sociedad por caminos que eludan la realidad socioeconómica y desvíen la mirada de la grave crisis social, en la que está sumido el país, buscando una discusión sobre un tema transversal a los diferentes agrupamientos políticos.
Lo cierto es que hay varios temas que, luego de estos meses de discusión, nunca más serán iguales a lo que fueron. El simple hecho de abrir esta discusión generó una brecha, muy difícil de cerrar, en las deterioradas relaciones entre el gobierno y la Iglesia. Quienes conocen los entretelones de esos vínculos manifiestan que, al igual de lo que había pasado con los gobiernos de Carlos Saúl Menem, Néstor y Cristina Fernández de Kirchner, había un compromiso de no exponer este tema en la vida parlamentaria.
Desde sus inicios, estas discusiones fueron tomadas como una bandera irrenunciable por los movimientos de mujeres que ya habían planteado -ante los recurrentes feminicidios que se venían produciendo- sus reclamos bajo la consigna “Ni Una Menos”. Las multitudinarias movilizaciones en torno a ese problema se continuaron y multiplicaron, cuando la mencionada norma sobre interrupción del embarazo fue puesta en la agenda parlamentaria.
En estos largos meses, durante los cuales se escucharon las más diversas opiniones, creció la presencia de las mujeres -particularmente las jóvenes- en la calle. Hasta la aprobación parlamentaria, en Diputados, una notoria mayoría se movilizaba a favor de la despenalización de aborto, la presencia de quienes se oponían era muy débil, sobre todo en las grandes ciudades.
Esa “oleada verde” tenía un contenido que superaba largamente las reivindicaciones de la norma aludida y representaba la presencia masiva de las mujeres en cuestiones que atañen a su vida cotidiana.
Después de esa primera votación se hizo escuchar, de un modo mucho más vigoroso, la voz de diferentes expresiones de la Iglesia Católica y otros credos cristianos. Esa fuerte influencia más las posiciones, históricamente más tradicionalistas, de los senadores dieron vuelta lo resuelto en Diputados y la norma no logró la aprobación legislativa. Ahora tendrá que esperar otro período legislativo para que se pueda volver a plantear.
El impacto internacional del debate, que en estos meses recorrió la Argentina, contribuye a fortalecer la idea que lo ocurrido dejó un saldo que la sociedad ya no podrá obviar. Las mujeres representan una fuerza que nadie podrá ignorar. Resulta evidente que la derrota parlamentaria contiene una significativa victoria cultural.
Ella va en la dirección de imponer y lograr respeto por los intereses, perspectivas, visiones y presencia protagónica de las mujeres. Sobre los valores de un patriarcado que lleva varios siglos de vigencia comienza el amanecer de una presencia femenina que le dará al mundo una nueva y diferente cosmovisión.
Como cualquier origen, éste tiene toda la potencialidad por delante que las mujeres irán llenando con respuestas a las humillaciones y esperanzas de siglos. Los varones (y la Iglesia) tienen la responsabilidad de saber comprenderlo.
- Juan Guahán es analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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