Lo recientemente acontecido en torno a el acta bilateral del 24 de mayo entre Brasil y Paraguay sobre la compra de potencia de Itaipú Binacional, demuestra la política entreguista con la que el gobierno colorado de Mario Abdo Benítez se ha regido desde su asunción. El acuerdo fue firmado bajo un fuerte hermetismo gubernamental, salió a la luz por equivocación y problemas internos en el gobierno, lo que le ha costado un fuerte cuestionamiento por parte de actores políticos, organizaciones sociales y la ciudadanía en general.

La represa de Itaipú y energía eléctrica es un tema sensible para el Paraguay, con el pasar de los años se ha ido madurando una idea de soberanía energética, constantemente acechada por el Brasil, robo y despojo en el historial de la construcción de la hidroeléctrica en la que Paraguay ha “cedido” siempre es una realidad que despierta la indignación de la sociedad paraguaya.

Las fuerzas políticas de ultraderecha en el Continente se han consolidado bajo la proclama “Dios, familia y país”, como principales proclamadores se encuentran Donald Trump y Jair Bolsonaro, ambos, más que influyentes en Mario Abdo Benitez, presidente del Paraguay, quien hace un esfuerzo especial desde su ministerio de Relaciones Exteriores para complacer a ambos mandatarios.

Es así que el presidente paraguayo ha logrado ser felicitado por Donald Trump por la posición en el caso de Venezuela, por su intensa participación en el Grupo Lima, el gobierno ha puesto todo su esmero para recibir delegaciones de altos funcionarios del FMI, Comando Sur, y otros importantes emisarios estadounidenses como Kimberly Breier y Mike Pompeo¹, integrándose así a los gobiernos conservadores y violentos que surgen en el continente y admiradores de la política de Trump, obsérvese entre sus admiradores a Jair Bolsonaro de Brasil².

Mario Abdo, no oculta su admiración hacia Bolsonaro y ha confesado que se emociona cuando el presidente de Brasil lo llama; “Marito”³, diminutivo de Mario y que utilizó para su campaña electoral con el lema “Marito de la Gente”. Ambos han compartido algunos actos oficiales en donde Bolsonaro alabó la dictadura colorada Stronista⁴, cuna de Mario Abdo Benítez.

A este trío hay sumarle la Argentina de Macri, entre todos han conformado una Comisión contra el terrorismo en la triple frontera⁵ para militarizar la zona, un añejo sueño norteamericano hecho realidad, a lo que acertadamente el educador popular Claudio Rolón calificó como “un refrito del Plan Cóndor” en nuestra región. Decimos añejo porque éste mismo proyecto ya había quedado al margen en su momento por iniciativa de los gobierno de Lula Da Silva y Néstor Kirchner⁶.

En el plano interno se abre una gran disputa para el presidente paraguayo, antes de cumplir un año de gestión, a raíz del acuerdo bilateral sobre energía eléctrica con Brasil, enfrenta su principal crisis política, a la que se suma una ya existente crisis interna del partido Colorado, la desaceleración económica, graves problemas ambientales, un alto grado de insatisfacción ciudadana respecto a la seguridad interna del país, y otros problemas irresueltos relacionados a la educación, salud y empleo.

De los mencionados, la mayor preocupación gubernamental es establecer mecanismos para que la crisis ambiental no repercuta en las ganancias de los grandes exportadores de grano y carne. La crisis por la que atraviesan los productores de soja no significará pérdidas, sólo disminuirán sus ganancias.

Ante esta situación el Gobierno de Mario Abdo Benítez ha propuesto que el equipo Económico del gobierno libere 100 millones de dólares para el refinanciamiento del sector agropecuario⁷; por pedido expreso de la Federación de la Producción la Industria y el Comercio (Feprinco) el ejecutivo trabaja en un plan de racionalización y “austeridad” del gasto público⁸; esto no incluye el aumento de la duda pública para financiar grandes obras de infraestructura para el agronegocio, por otro lado, el mismo presidente de la república ha agendado un viaje a Turquía con una delegación de empresarios encabezados por la Asociación Rural del Paraguay (ARP) en busca de nuevos acuerdos comerciales⁹ para el sector privado.

El actuar gubernamental es sustancialmente distinta para los sectores populares y organizaciones de trabajadores/as, se mantiene una línea clientelar y prebendaria que se reoxigena en cada gobierno colorado y aquello que no puede ser controlado con la prebenda se reprime.

Es lo que ha venido ocurriendo con movilizaciones de los sin tierras urbanos y campesinos, los desalojos en varios casos para favorecer los intereses de propietarios brasileños. En las últimas semanas las movilizaciones de trabajadores taxistas, y estudiantiles han sido reprimidas. Las fuerzas represivas utilizan la fuerza directa, las imputaciones y los juicios principalmente para detener las protestas, se debe mencionar por ejemplo el caso del joven dirigente estudiantil Ernesto Ojeda que será llevado a juicio oral y público por una manifestación estudiantil llevada adelante en el año 2017. Mientras que toda la fuerza represiva del país no puede controlar al crimen organizado que cada vez cobra mayor fuerza en Departamentos fronterizos con Brasil y en las diferentes cárceles regionales.

Varios sectores en el Paraguay se encuentran movilizados para hacer entender al gobierno que las políticas entreguistas tienen un límite, el gobierno que se presentó como un gobierno de la gente hoy se encuentra deslegitimado, sin credibilidad y con pocas chances de salir airoso de la crisis que afronta. Si Jair Bolsonaro entrega Brasil a Estados Unidos y Abdo Benítez entrega Paraguay al Brasil, no lo harán con las complicidades de los pueblos que se niegan a seguir los parámetros de una integración excluyente, aunque la dependencia política, económica y militar sea mucho más compleja que ésta ecuación.

29 de julio 2019

Notas