Mis recuerdos del heroico comandante Manuel Piñeiro “Barbaroja”

11/03/2020
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
manuel_pineiro_cuba.jpg
Manuel Piñeiro “Barbaroja”
-A +A

Hoy 11 de marzo, se cumplen 22 años del paso a la inmortalidad del heroico comandante Manuel Piñeiro Lozada, “Barbaroja”. Cuando digo que ha pasado a la inmortalidad, es porque él vive en nuestro pueblo, porque fue ejemplo de modestia, humildad, justicia, entrega, fidelidad, amor, alegría, resistencia, chistoso, valiente, martiano y fidelista, esas son las mismas virtudes que tiene nuestro pueblo.

 

Él también vive en los pueblos de nuestra América Latina y Caribeña, y cual visionario en muchas ocasiones nos decía, el imperio y el sistema aprietan tanto a sus pueblos, que veremos algún día ríos de pueblos pidiendo cambios y justicia social. Y eso es lo que estamos apreciando hoy en Colombia, Chile, Brasil, Honduras, Haití, Bolivia, Perú, Costa Rica, Guatemala, Puerto Rico.

 

Piñeiro era un hombre excepcional, jefe, amigo, maestro y profundamente humano, sus opiniones sobre la política hacia América Latina y el Caribe, tenían mucho peso en las decisiones, que en política exterior tomaba nuestro gobierno revolucionario, pero siempre nos decía, nosotros somos tácticos, el estratega es Fidel.

 

Como subordinado de él, por muchísimos años, nunca le vi usar su jerarquía y su rica historia, para imponer un criterio o una orden, siempre utilizó el diálogo y el argumento en sus orientaciones u ordenes, era la antítesis del burocratismo, era muy competente y tenía un nivel de organización, que a mí me asombraban, no había un cable, informe o documento, que no viniera acompañado de una nota personal de él, con orientaciones precisas y su fecha de cumplimiento.

 

Hace unos días atrás, en un pequeño circulo de amigos y compañeros hablábamos de Piñeiro y los años que ya habían transcurrido de su muerte, cada uno recordaban sus contactos y anécdotas, y uno de ellos, me dijo, porque tu que eres periodista y que fuiste subordinado de él, no nos narras algunas anécdotas, eso lo hace más humano y resulta más ameno, porque así das un retrato de como era él. Y le tomé la palabra y decidí rendirle tributo con dos anécdotas que siempre me impresionaron.

 

Su profunda condición humana lo llevaba a tener conversaciones como la que ahora le voy a relatar: tenía una reunión de trabajo con él y otros compañeros allá por el año 1984 y cuando terminamos, me dijo, quédate que quiero hablar contigo, y comenzó, dime que te pasa, te veo bajoneado, tienes algún problema personal, dime en que te peudo ayudar, ahora no es el jefe el que te habla, sino el compañero y el amigo, cuéntame, es acaso alguna hembrita, la que te tiene así, tienes problemas en el matrimonio. Y allí le conté todo lo que me sucedía y me dijo, mira eso pasa en las mejores parejas, analízalo y piénsalo, es la madre de tus hijos, pero es una extraordinaria mujer, pero ya por las razones que me has contado, evidentemente, la quieres mucho, pero se perdió el encanto y la aprecias como una hermana. Esa conversación me llevó a la reflexión y a tomar la decisión, que, aunque dolorosa, fue lo mejor para ambos, y tal es así, que terminamos como excelentes amigos.

 

En otra oportunidad y en vísperas de viajar a Colombia, respondiendo a una invitación del Centro de Estudio Político y Social que tenía en esa época el AD-M19 en Bogotá, y también aprovechar ese viaje y conversar con todo el espectro político colombiano y conocer de primera mano las perspectivas que existían previas a las elecciones presidenciales de mayo de 1998.

 

Piñeiro ya no era jefe del Departamento, pero no dejaba de frecuentar nuestras oficinas, fue así que conociendo que saldría de viaje a fines de febrero y estaría unos 15 días, visitando a nuestras relaciones políticas y amigas, vino a la mía y me dijo: “fíjate, este viaje tuyo es muy importante, y por invitaciones de este Centro de Estudio y las visitas a los partidos y organizaciones totalmente legales de ese país, pero te sugiero que en está ocasión te cuides y tomes medidas y sobre todo en las citas, no las hagas telefónicamente y mantente siempre ubicado con la embajada”. Esto fue como una premonición por lo que abajo comentaré.

 

El 4 de marzo debía ofrecer un conversatorio en el Centro de Estudio Político y Social que auspiciaba mi visita, el encuentro se iniciaría a las siete de la mañana, por tanto, a esa hora me encamine a dicho Centro, que, del hotel, donde ellos me habían ubicado, era muy cercano. Luego de ese encuentro debía participar en un almuerzo con la amiga Mariela Barragán y previamente y al terminar mi conferencia los anfitriones me dejaron en la Casa Simón Bolívar, que está en pleno centro de Bogotá y muy cerca del lugar del encuentro con Mariela.

 

El almuerzo se desarrollaba con gran cordialidad, Mariela fue acompañada por un ex asesor del dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado y este amigo se interesaba por el proceso cubano y alababa asombrado el salto que habíamos dado del periodo especial, a la situación de normalidad que se había alcanzado ya desde 1995, la conversación fue interrumpida por una llamada a Mariela, del embajador cubano Jesús Martínez, que le pedía me pusiera al teléfono, éste con prudencia, pero con firmeza, me dijo, no te muevas de ese lugar, que mando a buscarte en unos 20 minutos estarán allí. Me preocupó la llamada porque algo no andaba bien. Dicho y hecho.

 

El embajador me comentó que esa mañana recibió una llamada del gerente del hotel donde me alojaba, y le dijo, que se habían presentado tres individuos, en la mañana, y le pidieron que le comunicaran con el señor cubano que se alojaba en ese hotel, uno de ellos se identificó como miembro de la Inteligencia Militar y al recibir la respuesta que no me encontraba, le dijeron a la recepcionista que esperaban en el lobby y que cuándo llegara le señalara mi presencia, eso los alarmó y por eso su llamada. El gerente muy preocupado le dijo al embajador que podrían ser paramilitares.

 

Se tomó la decisión de mudarme del hotel a la residencia del compañero René Brito, consejero y segundo jefe de la embajada, o la opción de regresar, pero yo debía terminar el programa que ya estaba pactado con los diferentes dirigentes políticos, por lo que no fue hasta el 15 de marzo que regresé a Cuba con el dolor de haber conocido en Bogotá, la muerte de mi histórico Jefe, a quien el embajador Martínez Beatón, esa mañana del día 12 de marzo, al conocer la muerte del histórico Barbaroja, convocó a todos los funcionarios de la misión y le rendimos tributo.

 

Poco tiempo después, conocimos por un alto funcionario del gobierno de Ernesto Samper Pizano, gobierno que por cierto mostró una positiva reacción y preocupación por lo sucedido, que al parecer había un plan de secuestrarme, asesinarme y que mi cuerpo apareciera en la zona donde se desarrollaron el 2 de marzo 1998 duros combates con las FARC-EP, donde las Fuerzas Militares sufrieron una fuerte derrota. La idea era sindicarme de asesor militar de la guerrilla, una provocación para complicar a Cuba en hechos que nunca nuestro país había realizado en Colombia. Perol como siempre era y es la práctica de esta institución castrense, lo negaba. Como esta, conozco muchísimas anécdotas sucedidas a muchos de mis compañeros, en cumplimiento de nuestro trabajo internacionalista y revolucionario en nuestra América Latina y Caribeña y ojalá que puedan ser conocidas.

 

Siempre he llevado en la memoria aquel consejo y orientación de Piñeiro, en prever y cual visionario, estimar que yo podía sufrir una provocación y un secuestro, sus preocupaciones por lo que podía sucederme, conducta que él siempre mantuvo, de protección y seguridad de sus subordinado; ello muestra qué clase de jefe teníamos y de allí la admiración, lealtad y cariños que todos sus subordinados le profesábamos. Él era un hombre fuera de serie.

 

Su entrega a la solidaridad con los pueblos y al movimiento revolucionario de África y de América Latina y el Caribe le hizo acreedor de la admiración y respeto que le profesaban. Su pérdida física fue muy sentida por todas las organizaciones revolucionarias, políticas, sociales y religiosas que le conocieron, precisamente, porque siempre fue un hombre probo y en política era un hombre amplio, pero sin hacer concesiones de principios al adversario, anti dogmático y nada sectario, se caracterizó por su absoluta fidelidad a la Revolución Cubana y a su máximo líder el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

 

La Habana, Cuba, 10 de marzo de 2020

 

Tony López R.

Periodista, politólogo y analista internacional

 

https://www.alainet.org/es/articulo/205197?language=en
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS