Siria: el mercado como arma de destrucción masiva
17/09/2013
- Opinión
Lo que dificulta impedir la guerra en Siria, es que cuando Obama anunció la decisión de ir a la guerra, los agentes financieros que controlan los mercados a futuro, estimando que los precios subirían compraron producciones futuras de petróleo, materias primas y alimentos para venderlos caros luego. Si no se materializa la guerra los bancos perderían las ganancias que apostaron y la “oportunidad” de continuar demoliendo Siria y obtener superganancias “reconstruyéndola”.
En la medida que el mercado ha impuesto el éxito como la posesión ilimitada de bienes materiales y este es el valor supremo de la vida, la competencia como guerra para triunfar se enfrenta a la solidaridad. Los tenebrosos caminos hacia el éxito pasan por ilimitadas trampas financieras, la destrucción de la soberanía de las naciones, el tráfico de drogas, de armas, de personas.
Grandes corporaciones producen las armas de destrucción masiva. La oferta crea su propia demanda, pues esas mismas corporaciones están detrás de las guerras que las consumen generando la necesidad de armas más poderosas. Ese círculo mercantil está detrás de la trama de la muerte.
Los bancos dejaron de ser intermediarios entre los ahorristas y los que invierten. La inversión se separó de la producción de bienes y servicios, del nivel de empleo y de los ingresos de los trabajadores. La especulación es principio y fin.
Los valores del mercado al estimular el individualismo actúan como arma de destrucción masiva contribuyendo a la muerte espiritual y psicológica de las personas, pues el neoliberalismo quitando derechos genera cada vez más perdedores. El suicidio es uno de los resultados.
Las políticas maltusianas, orientadas a liquidar a los pobres, se basan en las reglas y valores del mercado, que se rige por la “supervivencia” de los “eficientes” y la “derrota” de los “ineficientes”. Los que saben competir triunfan, los que no, pierden. No importa que un niño de un país pobre esté derrotado de antemano pues ni siquiera tiene oportunidad de inscribirse en esa carrera. Un mundo mejor es posible y necesario.
Nueva York julio.escalona99@yahoo.com
Publicado en el Correo del Orinoco Nº 1.443, 2013-09-17
https://www.alainet.org/es/articulo/79392
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