Halloween o t´anta wawas?

27/10/2013
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La globalización fue la imposición brutal de una manera de pensar (la occidental), a prácticamente toda la humanidad. Se disimuló, eso saben hacer, con teorías sociales y económicas que pusieron además de moda: neo-liberalismo y post-modernismo. Todas las justificaciones posibles, incluidas las filosóficas son parte de la hipocresía de esa  manera de ver el mundo y la vida. Y pues impusieron entonces su economía y su sistema político: la democracia occidental. En el consenso de Washington, 1.978, consensuaron esa brutal imposición. El Banco Mundial y el FMI, fueron los instrumentos económicos de dicha imposición. Los instrumentos políticos por supuesto que fueron los partidos políticos de derecha, en nuestro caso criollo: MNR, ADN, MBL, MIR, UCS, NFR. Toda esa planificación en altos mandos occidentales, se ejecutaron después con la complicidad de poblaciones criollas e instituciones respectivas. Los resultados ya los sabemos: destrucción de estados, destrucción de patrimonios nacionales, pobreza, marginalidad y profundización del colonialismo.
 
Pero la globalización no sólo sirvió para imponer un modelo económico occidental, sino también para imponer costumbres culturales absolutamente ajenas, raras, peligrosas y contaminantes, que cabalgando en  las modas (ropa, disfraces, tecnología, peinados) entraron con el caballo de troya occidental. Y esas formas culturales han hecho demasiado daño, están haciendo demasiado daño a nuestras sociedades. Además enriqueciendo a un puñado de población pequeña: colonial y extranjera. Se abren tiendas para esas costumbres raras, ajenas, donde esos grupitos extraños se divierten, se enriquecen y se siguen haciendo islitas extrañas, siempre al margen de nuestras sociedades. La globalización sirvió sólo para estos grupitos extraños, exóticos que se enriquecen y se siguen haciendo poder. La globalización no sirvió para resolver los problemas estructurales de nuestras nacionalidades. En esos encantos coloniales, con las excusas de sincretismos mestizos, con las excusas de aprender “cosas nuevas” del mundo moderno, con las excusas de nuevas costumbres, llegó el famoso Halloween de la cultura norteamericana. Por supuesto. Las tiendas de disfraces, a lo norteamericano, las tiendas de dulces, y otras cosas raras se multiplican por los barrios extraños. Se desata inevitablemente esa fiesta colonial y extraña. Acrítica y sin autoestima, como manera de asumir esas extrañas costumbres.
 
Veinte años después el mundo se cansó de esta imposición. Los árabes reaccionaron en cadena, hasta llegar a la primavera árabe que es una reacción cultural contra occidente. Los asiáticos cierran sus fronteras contra occidente: negocios sí, pero no invasión de la cultura del mundo gringo. Nosotros también reaccionamos contra esa morbosa imposición colonial. Hoy todavía de moda, porque gran parte de nuestras instituciones siguen en manos de esas colonias extranjeras: tiendas, importadoras, medios de incomunicación. Tienen todavía el poder de poner de moda costumbres occidentales. Y claro, débiles mentes, esclavizadas por occidente, y creyentes de esos desarrollos destructivos, se ponen a disposición de la cultura hipócrita y violenta de occidente. Cultura dedicada exclusivamente al consumo y destrucción de la naturaleza, cultura anti indígena y guerrerista. Cultura que sólo prioriza la riqueza y la acumulación de riqueza, por encima de valores, por encima de costumbres grupales y por encima de otras maneras de entender la economía y la política. Y la fiesta gringa de halloween, es solamente consumo y drogadicción de moda gringa. Y esas modas exóticas se contagian fácilmente en sectores pro gringoides, pues la pinta y el gasto de dinero son lo más importante en sus comportamientos burdos, acríticos y anti nacionales, desde siempre. Lo importante es que sus vecinos hablen bien de ellos. De sus gastos y tontas conversaciones de vecindario: gastos y droga gringa de moda.
 
 Nos falta demasiado todavía para tomar consciencia de la colonialidad. De sus costumbres mentales, de sus mañas coloniales, de sus poderes institucionales metidos hasta los tuétanos entre nosotros. Nos falta demasiado para entender que todo lo nuestro fue robado, fue asaltado, fue saqueado. Todavía es normal para nosotros que los gringoides sean dueños de nuestras instituciones. No podemos imaginarnos, todavía, que todo eso ha sido nuestro. Que nuestros ancestros fueron asesinados y asaltados, para que todo lo nuestro pase a manos de los exóticos y extraños. El miedo a la colonialidad sigue entre nosotros. Sus cómplices son demasiados todavía: nuestra misma gente. La esclavitud ciertamente se hereda. Siglos de saqueo y robo material, también influye en lo mental: eso es normal. No debemos destruirlo, sino incluso perdonarlo!!! Asumirlo como herencia nuestra. Ojalá aparezcan, ya es hora, de hermanos y hermanas más radicales, más iluminadas, para recuperar con más fuerza todas nuestras instituciones que siguen en manos de gringoides, progringoides y mestizos esclavizados por fuerza de la colonia. Que iluminen todos los días desde nuestras culturas, desde nuestras costumbres. Que no tengan miedo ni temor a lo gringoide, como todavía siento en nuestras instituciones. Y esos gringoides siguen teniendo el poder, ni modo. Es simplemente por el miedo que todavía tienen nuestras poblaciones, que tienen poder los coloniales. Ciertamente, después de tantos siglos,  nada fácil ser nosotros mismos.
 
El halloween es la agresividad de las mentalidades coloniales, progringas y esclavas de occidente. No es sincretismo, ni mestizaje. Nada tiene que ver con nuestras culturas.
 
 La Paz, 26 de octubre de 2013.
https://www.alainet.org/es/articulo/80434
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