La economía inmaterial, la repartición igualitaria y las Fuerzas Armadas

03/03/2014
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A la lectura de mi artículo “Las Fuerzas Armadas, los límites territoriales y la economía inmaterial”[1], Florencio Goicochea presenta tres consideraciones[2]. En la primera señala que “el hombre es por naturaleza territorialista, y por ende busca siempre ejercer el control de los espacios que ocupa.” La observación del comportamiento animal así lo confirma, unos más que otros, pero cada uno tiende a “ejercer el control de los espacios que ocupa”. Aquí nos estamos refiriendo al ser humano en tanto que individuo. En este caso, la noción de territorio no corresponde a la noción de “límites territoriales” de un pueblo o de una nación.
 
Continúa diciendo que “en la era primitiva los espacios eran controlados por manadas encabezadas por un líder, ahora son los ejércitos que ejercen el control y defensa de los territorios, bajo el mando supremo de un presidente.” Creo que vale hacer una precisión. Es muy probable que “en la era primitiva” sucediera así. Pero el espacio resguardado siempre estaba al servicio de todos los miembros del grupo social. De ahí que, en aquella época, la repartición del resultado de la actividad económica era más o menos igualitaria. En cambio, cuando son “los ejércitos que ejercen el control y defensa de los territorios”, lo hacen a nombre de un sector minoritario de la población, los actualmente llamados “poderes fácticos”.
 
En el primer caso no condujo a una relación de dominación al interior del grupo, en el segundo es evidente la existencia de dicha relación. Para prueba tenemos la Guerra del Pacifico (1879) entre Chile y el Perú. Quienes en realidad teledirigieron la guerra fueron las empresas inglesas interesadas en el guano, el salitre y el cobre existente en abundancia en la provincia de Tarapacá. Como vemos, el “mando supremo” del presidente chileno es virtual.
 
 En la segunda consideración, Florencio Goicochea precisa que “la demarcación definitiva de las fronteras cierra los capítulos de guerra, porque ya no hay espacios territoriales que recuperar, pero sí que defender y controlar.” No muy cierto si repasamos la historia de los países “viejos” como los de Europa. Mientras la Repartición Individualista del resultado de la actividad económica sea hegemónica; es decir, mientras un puñado de accionistas sean quienes controlan la actividad económica, no existe demarcación definitiva de fronteras. Las ansias de poder y de enriquecimiento, lícito e ilícito, es superior a los tratados y normas internacionales. El comportamiento de las “potencias mundiales” nos lo confirma cada día.
 
La tercera consideración tiene dos partes. En la primera nos dice, “¡Cuidado! La patria de los neoliberales no tiene fronteras […]” En efecto, así es. Pero no es una condición generada por los neoliberales, los representantes de la Repartición Individualista. La no existencia de fronteras se debe a las características del proceso artificial de producción que dio nacimiento a la economía industrial. Una economía de intercambios a nivel mundial con precios expresados en unidades monetarias. Esta forma de trabajar crea un espacio económico a nivel mundial, único y abstracto. Y por supuesto que son los neoliberales quienes lo utilizan al máximo para su beneficio. El fenómeno de la globalización se funda en esa característica de dicho proceso de trabajo, y es utilizado a su máximo por los neoliberales para seguir acumulando fortunas.
 
En la segunda parte de su tercera consideración, Florencio Goicochea se pregunta: “¿La economía inmaterial no es también un producto terminal del capital?” Definitivamente, no. La economía inmaterial, en tanto que proceso de trabajo de concepción, es el resultado de la evolución de los procesos de trabajo. Esta sería la quinta forma de trabajar que la Humanidad ha creado. No es un producto del “capital” en el sentido de capitalista, de repartición individualista. En este sentido son dos fenómenos completamente diferentes. No lo es tampoco “un producto terminal del capital” en el sentido de una nueva manifestación del capital como elemento del proceso productivo. Mientras el capital es físico, los conocimientos son inmateriales. Mientras el capital es uno de los elementos del proceso artificial de producción (de la economía industrial), los conocimientos son el elemento central del proceso de trabajo de concepción (economía inmaterial).
 
Luego de estas tres consideraciones, Florencio Goicochea expresa su preocupación en estos términos: “El Dr. Salinas plantea la hipotética desaparición de las fuerzas militares, cuando se practique la Repartición Igualitaria del resultado de la actividad económica. En tal hipótesis habría que evaluar los elementos orden y caos […]; también la generación de una nueva estructura de poder […]. ¿Quiénes van a gobernar los países?”
 
Indudablemente que la Repartición Igualitaria no es para mañana. Pero no por ello que nos debemos desatender de algo que presenta todas las evidencias de un “futuro próximo”, tanto más si con ello eliminamos la pobreza y el desempleo. El siglo pasado está lleno de ejemplos de conquistas humanas inimaginables: la conquista de la Luna con el proyecto Apolo, la nanotecnología, la biotecnología, el clonaje de seres vivientes, el corazón artificial, el descubrimiento de que el mundo no cesa de crecer, y tantos otros.
 
Cuando lleguemos a la posición hegemónica de la Repartición Igualitaria, tendremos un cambio en los cimientos de la economía y de la sociedad. Y ello, por cierto, implicará un reordenamiento de la actividad económica y de la sociedad. La actividad económica por fin tendrá un rostro humano, y la sociedad por fin reconocerá a todos sus miembros, sin distinción, como sus hijos. Es decir, volveremos a reanudar los lazos estrechos que existió, en una época, entre los seres humanos, entre ellos y la Naturaleza; entre el individuo, su sociedad y la Naturaleza. Algo que nos conducirá, de una manera muy natural, a la cooperación, la hermandad, el respeto mutuo.
 
Nada nuevo, por cierto, si revisamos nuestra historia. Solamente que, como la estructura de la base económica no es la misma, las instituciones no serán las mismas tampoco; pero serán otras más eficaces y eficientes por deducción lógica, como la Democracia Directa, el Tribunal por Jurados, y la ciudad a talla humana. La Repartición Igualitaria nos conducirá a la horizontalidad no solamente en las remuneraciones sino también en las instituciones y formas de gestión (¿Vales por el dinero que tienes o por los valores que practicas?).
 
Todo cambio implica un riesgo, una crisis; y es así como el ser humano ha avanzado desde el fondo de su historia. Pero esto no es razón para mantener una Fuerza Armada que ya no tendrá razón de ser. La inseguridad ciudadana no provendrá de las grandes desigualdades socio-económicas, del desempleo, o del atraso en las formas de trabajar. Ella provendrá mayormente del estado de salud de sus ciudadanos. Así tendremos que, para identificar y aprehender a un cleptómano no se requerirá de bombas atómicas, aviones de guerra, misiles, tanques…; una policía de proximidad y buenos centros de cura y readaptación serán más que suficientes para contar con una seguridad ciudadana. La Repartición Igualitaria nos conducirá a una nueva concepción de la seguridad ciudadana.
 
Y Florencio Goicochea termina diciendo: “[…] el cambio cualitativo es de largo aliento y costará mucho esfuerzo, pero hay que trabajar duro para conseguirlo.” Y será tanto más duro porque es por la primera vez que la Repartición Igualitaria se instalará de una manera consciente, deseada. Felizmente, el elemento fundamental de proceso de trabajo de concepción nos viene en ayuda. Los conocimientos y competencias del trabajador de la economía inmaterial se encuentran inmersos dentro de la misma persona, razón por la cual hace imposible todo intento de apropiación para, a partir de ello, continuar la relación de dominación.
 
Lima, 3 de marzo del 2014
 
Notas
 
 
 
https://www.alainet.org/es/articulo/83608?language=en
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