Golpe, bases militares y demo- crack- cia
31/07/2009
- Opinión
Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 447: América Latina en Movimiento No 447 06/02/2014 |
Una vez más la intervención militar de los Estados Unidos en América Latina, dejó sentir su peso en Honduras. El golpe de Estado del pasado 28 de junio reafirma su política colonialista y el status de república bananera que poseemos.
La pugna entre los Estados Unidos y el bloque del ALBA ha tenido como desenlace el golpe que se efectúo a menos de un mes de la Cumbre de la OEA en San Pedro Sula, en la cual se abordó el tema de Cuba y el bloqueo impuesto a la isla durante más de cuatro décadas. Es de conocimiento público la actitud asumida por Hillary Clinton y la enorme insatisfacción que le produjo la posición asumida por los países latinoamericanos en la reunión en Honduras.
Con antelación al golpe de Estado, comenzó años atrás un golpe mediático realizado a través de los medios de comunicación, en especial los periódicos adscritos a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). La desinformación y manipulación se convirtieron en las armas de rigor de la elite dominante del país.
La posición ambigua asumida por la administración Obama_Clinton en cuanto a definir los acontecimientos como golpe de Estado, encajan en la tradicional hipocresía de los Estados Unidos. Mientras la Secretaria de Estado se deshace de la presta y tajante condena al golpe de Estado por parte de la OEA; recurre a los oficios del presidente de Costa Rica, el Sr. Oscar Arias, el cual presenta un plan de compra de tiempo para el régimen de facto.
Al mismo tiempo que comienza "el diálogo" en San José, los empresarios hondureños patrocinadores locales del golpe, contratan a un viejo aliado de la Sra. Clinton como encargado del lobby en Washington. El abogado Lanny Davis, representa en la actualidad ante el Congreso de los Estados Unidos los intereses de los empresarios hondureños renuentes al retorno del Presidente Manuel Zelaya. Mientras Bennett Ratcliff -otro allegado a la Sra. Clinton- participó en la primera ronda del dialogo, sirviendo como líder en las negociaciones de la delegación golpista y asesor del títere de los militares Robertto Micheletti.
Es obvia la lectura del mensaje por parte del Departamento de Estado al no ocultar las conexiones entre los golpistas y la Sra. Clinton, deduciéndose una alerta para los demás gobiernos de la región, de una continuación de la "política Bush", siendo en este caso el golpe preventivo, un sustituto a las acciones de intervención directa de las tropas estadounidenses.
Los analistas han escudriñado las múltiples causas de la intervención por parte de la Sra. Clinton. Entre otras se encuentra la adhesión al bloque de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y el aumento en un 60% del salario mínimo y la reacción del empresariado nacional e inversionistas de la maquila extranjera a dicho logro social, pero la más contundente es el prospecto de convertir la Base Militar Cano Soto, de propiedad de los Estados Unidos, en un requerido aeropuerto civil en sustitución del obsoleto y peligroso aeropuerto de Toncontin en Tegucigalpa.
La posición asumida por Zelaya en cuanto a la conversión de la base militar estadounidense, sirvió de catalizador para la intervención de ese país, y su consecuente defenestración. Desde la base Soto Cano los militares estadounidenses supervisaron el golpe, dando instrucciones a sus viejos alumnos egresados de la ominosa Escuela de las Américas, que tanta sangre e ignominias han derramado en nuestro continente.
El cierre de la Base de Manta (Ecuador) ha dado lugar a un súbito despliegue de bases militares por parte de los Estados Unidos, los que a pesar de su presencia en Aruba, Curazao, Honduras y El Salvador, comienzan a reclamar más bases para sus tropas en Colombia, bajo el artificio que son simplemente en condición de arrendamiento al gobierno de turno de Álvaro Uribe.
El pretexto es el usual: la lucha en contra del narcotráfico y del terrorismo. Pero como es de conocimiento público, el narcotráfico es una pesadilla que Estados Unidos ha creado, mantenido y utilizado para sus propios beneficios. Desde los años 70 comenzó la demanda estadounidense por las denominadas drogas ilegales utilizadas con fines de control social, siendo contundente como primero surgió la demanda de drogas antes que la oferta.
La guerra en contra de las drogas ha servido como pretexto para una serie de ignominias, que van desde la militarización, violación a los derechos humanos hasta las imposiciones políticas. Sin embargo existen tres factores determinantes en que los Estados Unidos nunca ha asumido una guerra frontal y son básicamente controlados por ese país: producción de precursores químicos, tráfico de armas y el lavado de activos.
El concepto bastante irregular de la palabra democracia por parte de los Estados Unidos, pone en manifiesto la capacidad de distorsión que poseen los señores y amos de la libertad. Colombia es un ejemplo clásico, una guerra prolongada durante varias décadas, una producción masiva de estupefacientes, tres millones de desplazados. Ese es el modelo del estado fallido y demo-crack-cia que nos ofrece como paradigma el gobierno de los Estados Unidos.
El eufemismo de sucesión constitucional que utilizan los golpistas, y la ambigüedad para pronunciarse por parte del Departamento de Estado, conlleva en el trasfondo del golpe una lección para América Latina, donde los bloque disidentes al mandato de los Estados Unidos -en este caso el ALBA- ha sido condenados a la desaparición en base al retorno de la doctrina de Seguridad Nacional.
La acusación de hipócritas por parte de Barack Obama en Guadalajara, para aquellos que piden la intervención de los Estados Unidos en cuanto al golpe de Estado, muestra una vez más la esquizofrenia de la actual administración estadounidense. El golpe tiene una marca distintiva de made in usa.
Al reclamar nuestros países la intervención de los Estados Unidos en el meollo, no es un acto de benevolencia que se espera de Obama, simplemente es asumir la responsabilidad de los hechos, y de una vez por todas buscar una solución política a las agresiones militares que han sido promovidas y financiadas por ese país a lo largo de todo el continente.
El pueblo garífuna de Honduras, ante la actitud asumida por Obama, señala el descrédito que sufre el gobierno de nuestro hermano, el que parece representa más los intereses de las transnacionales y del Pentágono, que el gobierno de cambio prometido durante su campaña. Para el pueblo garífuna el golpe de Estado implica un enorme retroceso en los logros políticos y sociales obtenidos en las últimas décadas. Los cuadros de la élite de poder inmiscuidos en el golpe harán todo lo posible por destruir el movimiento garífuna y revertir los reconocimientos territoriales logrados, además de crear las condiciones para que nuestras playas pasen a manos de la iniciativa privada.
- Miriam Miranda es dirigente de la Organización Fraternal Negra de Honduras (OFRANEH) y de la Convergencia de Movimientos de los Pueblos de las Américas (COMPA)
https://www.alainet.org/fr/node/141411
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