Lo que dejaron las elecciones en Brasil
27/10/2014
- Opinión
Pocas elecciones presidenciales en el mundo han suscitado tanta expectación como las que se desarrollaron en Brasil. Líderes de todo el continente y de las grandes potencias como Obama, Putin y Xi Jinping siguieron cuidadosamente el desenlace de la segunda vuelta presidencial de la sexta economía mundial, del país con más de 100 millones de habitantes, del líder regional y de una potencia en ascenso; elección que dio como ganadora por un estrecho margen a la actual presidenta Dilma Rousseff con el 51,63% frente al heredero político de Fernando Henrique Cardozo, Aécio Neves con el 48,37%. Ambos contendores con modelos económicos y política exterior muy diferentes.
Durante los últimos 20 años el PT (Partido de los Trabajadores) y el PSDB (Partido Socialista del Brasil) se han disputado el cargo del ejecutivo de este país, pero ninguno, hasta ahora, había logrado coronar cuatro periodos consecutivos en el Palácio de Planalto. Para analistas internacionales sin distinción de ideología es imposible negar los avances económicos y sociales de Brasil durante el gobierno del PT, primero con Lula y ahora con Dilma, el hecho de sacar cerca de 40 millones de habitantes de la pobreza es ya un hito que pocos gobiernos en el mundo pueden atribuirse. El PT logro, teniendo en cuenta la crisis internacional que se vivió en 2008, reducir dramáticamente la deuda externa pública que paso en 2002 del 41,8% del PIB al 13,7% en 2013, redujo las tasas de inflación promedio de 9,12% (1994-2002) al 5,8% (2003-2013) y alcanzó un superávit en la balanza comercial del 4,7%[1], (cuando en el periodo del gobierno del PSDB era deficitaria), diversifico sus relaciones comerciales, redujo el desempleo que en 2002 era del 12,1% al 5,4%[2], lo anterior con diferentes políticas de impulso, fomento y subsidios.
A pesar de lo anterior el crecimiento para el 2014 es probable que no supere el 1% y la inflación apunta a estar en el rango del 6 al 7%, producto de la desaceleración económica mundial, especialmente de China y la Unión Europea. Esta situación permitió que la candidatura de oposición de Aécio Neves tuviese un camino por donde desarrollarse, alzando las banderas los tratados de libre comercio y el aumento de la inversión extranjera, políticas del llamado Consenso de Washington ya implantadas por Cardozo
Pero la expectativa global, no pasaba por saber que pasaba con la economía o la situación social de los brasileros, había mucho más en juego y era la política regional y la apuesta del multilateralismo global que propicia Brasil. Así lo manifestó la analista Beatriz Miranda lo que está en juego es la política exterior suramericana de Brasil que de llegar Neves terminaría fracturando al Mercosur, UNASUR y la CELAC, y por consiguiente debilitando los BRICS y alejando el multilateralismo como factor de mayor equilibrio en las relaciones internacionales[3]. Era esta la razón principal que el mundo entero siguiera de cerca los resultados electorales de Brasil, pues su importancia regional y global es determinante en un escenario global en transición al cambio, con actores que buscan hacerle frente al hegemonismo de Estados Unidos y este último que busca mantenerlo.
La victoria de Dilma y el PT, permite que procesos de integración regional como CELAC y UNASUR continúen con su visión de generar una política regional independiente de Washington, y que Mercosur pueda avanzar en convertirse en un espacio de integración económica regional. En materia global la continuidad de Rousseff le da un aire al bloque económico de los países emergentes BRICS, que buscan la unidad para poder hacerle frente al bloque Estados Unidos-Unión Europea, con el fin de eliminar asimetrías y generar condiciones de multipolaridad, pues este proceso que se ha desarrollado ha comenzado a revivir la existencia de los “tres mundos” enterado después del fin de la Unión Soviética.
El reto de nuevo periodo de Dilma y el PT es bastante grande, han tenido un gran retroceso en los gobiernos regionales, de los 27 gobiernos regionales del país, doce quedaron en manos de aliados de Rousseff y 15 de la oposición, incluyendo Sao Paulo, el estado más poblado, rico y desarrollado, hecho que dificulta un gran despliegue de políticas que busque desarrollar para hacer frente a la situación económica, especialmente cuando analistas señalan una crisis global, e implementar a fondo la política de industrialización que comenzó con Lula. El PT debe avanzar en la consolidación de los cambios sociales en materia de salud, educación, servicios públicos y empleo sino quiere poner en peligro su continuidad dentro de 5 años, de lo contrarios su pequeña mayoría electoral se perderá, y con ella la oportunidad de haber capitalizado sus años hegemonía política sustentada en atender satisfactoriamente los intereses de la población y no solo de unos cuantos sectores de la sociedad brasilera, poniendo a temblar las nuevas configuraciones regionales y globales.
Andrés Sebastián Aristizábal Vásquez
Coordinador CELU
@ASAristizabal
[1] Gomes, Gerson y Silva Da Cruz, Carlos. Vinte Anos de economía brasileira 1994/2004. Centro de altos Estudos Brasil Século XXI. Brasilia, Julio 2014.
[2] Ibíd.
[3] Beatriz Miranda. Lo que está en juego en Brasil. Portal El Espectador. Consultado el 10 de octubre de 2014
https://www.alainet.org/fr/node/165077
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