Mucho se ha escrito en torno a la aparición del Covid-19, entre algunas de las cosas que ha develado están: la xenofobia, la fragilidad de los sistemas de salud, la falta de solidaridad, pero además, ha dejado en evidencia múltiples problemas socioeconómicos, que venimos arrastrando desde la supremacía del capitalismo y su mano derecha: el neoliberalismo.  

Al parecer, el Covid-19 se hace presente preferiblemente donde hay insuficiencias, privaciones, escasez, donde la mayoría pobre y vulnerable pasa muchas penurias. Veamos algunas evidencias, específicamente en América Latina, aunque no se escapa el mal llamado “primer mundo”:

Los sistemas de salud pública en América Latina, tienen al menos 40 años, y por supuesto se han visto menguados y rebasados por la pandemia, mencionando además que estos sistemas se han manejado con razonamientos neoliberales, tales como las privatizaciones, recortes presupuestarios de sus respectivos Estados, entre otros. El slogan salud para todos en muchos de nuestros países ha sido cancelado.

La construcción de proyectos y megaproyectos controvertibles e ineficaces, proclives para la corrupción, en lugar de la construcción de edificaciones hospitalarias, que de por sí, ya hemos visto que las necesitamos y estamos urgidos de ellas, no sólo por la inminente plaga global, sino por las mismas carencias en el campo de la salud.  Ya hemos hecho mención de los recortes de presupuesto y hasta la privatización de algunos de nuestros sistemas de seguro social en muchas de nuestras naciones.

Ya es conocido el crecimiento económico de algunos países, pero con la consecuente desigualdad social, evidenciada en las familias, “donde el 10% de estas con más ingresos, ganan 40 veces lo que gana el 10% de las familias más pobres” (datos de Panamá). Así mismo, en América Latina la pobreza afecta a 1 (al menos) de cada 4 familias, y al menos, el 10% de los habitantes pasa o tiene hambre. Familias con ingresos que no cubren la llamada Canasta Básica de alimentos.

Conocemos el deterioro de los servicios públicos, por la falta de inversión, como por ejemplo el agua potable. Un caso dramático se ha dado en Costa Rica, cuando en plena pandemia, hacen recortes en el fluido, no importando su necesidad y cuando el virus se expande, todo por no prever, planificar e invertir.

Otro problema que nos agarró desprevenidos ante el coronavirus, son nuestros sistemas ineficientes de transporte público. Tanto para la movilización de pacientes, como para la población en general.

Otro problema muy poco difundido es la falta de ética del ser humano, al exagerar la hostilidad, que va más allá de la xenofobia, más que todo hacia lo extranjeros, la gente de “varios colores”, hacia los no familiares, o contra los familiares, entre muchos otros, que revela una terrible forma de actuar hacia los enfermos, los asintomáticos, y más si son pobres, buscando excusas torpes para estigmatizarlos y destruirlos si es posible.

A su vez, se excede la llamada “viveza criolla”, como patrón cultural negativo, alimentada por algunos sectores de poder, para manipular a los sectores populares.

En algunos Estados de América Latina, se han suspendido contratos de trabajo, dejando a miles de trabajadores desamparados en medio de la pandemia. En algunos casos, se han prometido bonos solidarios, que han sido un total fiasco, como por ejemplo, el Bono Proteger en Costa Rica.

En medio de la total crisis sanitaria, se hacen jugadas políticas, para beneficiar los bancos, aumentar las deudas e hipotecas y dejar sin viviendas a la gente que no puede pagar, porque ha quedado desempleada.  

Estas son algunas problemáticas y cada vez aparecen más, develadas, evidenciadas, mostradas por la aparición del Covid-19 y que son exclusivas, en muchos casos, del sistema capitalista y su aliado favorito el neoliberalismo salvaje.