EEUU abandonó tratado nuclear y hostiga Venezuela

03/08/2020
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La intromisión de Estados Unidos (EEUU) en los asuntos internos de Venezuela, mediante apoyo multifactorial a actores políticos  venezolanos y sanciones extraterritoriales, que transgreden el derecho internacional, coinciden con el abandono o promoción de acuerdos del país norteamericano respecto al uso de armas nucleares y control armamentístico.

 

Estos referentes geopolíticos son importantes, toda vez que,  según el Estado estadounidense, Venezuela constituye una “amenaza inusual y extraordinaria” para su “seguridad nacional”, una Orden con la que l@s venezolan@s que apoyan los planes estadounidenses, estarían de acuerdo, pese a que afecta la seguridad humana de la población del país bolivariano.

 

Tras el acuerdo, en 2015, entre el llamado G5+1 -Francia, Alemania, Reino Unido, Rusia, China y EE.UU, con Irán- (resultado de 12 años de conversaciones), en 2018, la administración de Trump abandona el acuerdo, afianzando las sanciones contra el país persa y poniendo en jaque la seguridad de Oriente Medio tras la ejecución selectiva del general de División iraní, Qasem Soleimani. Resguardando sus intereses, la Unión Europea (U.E) -aliado de EE.UU contra Venezuela- sí ratificó el acuerdo.

 

Como mecanismo disuasivo, EE.UU lanza sanciones contra Alemania (de donde retiró contingente de una base militar), y contra Rusia y China, con los que ha mantenido relaciones tirantes, pasando por diatribas verbales constantes, que siguen mostrando cómo trabaja la alta “diplomacia” estadounidense.

 

El investigador Torres Sospedra en su artículo “La Estrategia de Defensa Nacional estadounidense: el retorno de la historia y el fin de la utopía (2008-2018)”, publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos, cita al  secretario de Defensa de EE.UU., James Mattis, (Estrategia de Defensa Nacional –EDN- de EE.UU, 2018, pág. 1) quien deja claro que  «es la competencia estratégica interestatal, no el terrorismo, la principal preocupación en la seguridad nacional de Estados Unidos» (2018, pág. 14). (1)

 

Torres Sospedra, basado en el documento estadounidense antes referido,   cita que EE.UU se asegurará de resultar «estratégicamente predecible, pero impredecible en el plano operacional», razón por la cual, no solo Venezuela, sino América Latina y el Caribe, han de ver con detenimiento el grado de inestabilidad y desestabilización que las acciones del gobierno de EE.UU. alientan en la región y el mundo.

 

China, Rusia e Irán, mantienen relaciones cercanas y estratégicas con Venezuela y recientemente, tras el bloqueo comercial de EE.UU contra el país bolivariano, el gobierno persa garantizó la llegada de gasolina a territorio venezolano, lo que suscitó entre Irán y EE.UU. amenazas verbales directas y claras.

 

La movida del país del norte se expresa en acciones del Comando Sur, que ha rodeado el Caribe, desde donde ha protagonizado actos de agresión contra Venezuela; mientras, un contingente militar de EE.UU se ha mantenido en ejercicios militares con Colombia, y el gobierno estadounidense ha “soltado” estratégicamente a paramilitares del vecino país, que le recuerdan episodios trágicos al pueblo colombiano.

 

A todo esto se suma, la propaganda sistemática que tiene años lesionando la imagen de la nación venezolana y la jerga agresiva directa contra Venezuela y su pueblo que emanan constantemente voceros oficiales de EE.UU., afirmando hechos sobre la situación de l@s venezolan@s y hablando en su nombre sobre falsas premisas y argumentos. Esto ha de analizarse en el marco de la concepción y los planes de seguridad interna de EE.UU.

 

En el marco de la pandemia por coronavirus, el gobierno venezolano, intenta retomar con la mediación de Oslo, conversaciones con el gobierno paralelo operante que EE.UU le impuso a Venezuela, mientras adelanta un proceso electoral. Los gobiernos de América Latina y el Caribe, así como los eurocentristas, han de saber que sobre el epicentro venezolano bullen intereses geopolíticos mundiales de peso.

 

Quienes apuesten a la paz, han de observar que entre Irán y EE.UU hay una rémora en curso; y la administración estadounidense mantiene compromisos de venta de armas en Europa mientras hace esfuerzos para ejercer control de armas en Asia-Pacífico donde China avanza en la materia (2). Igualmente, en Suramérica es necesario observar Estados y transnacionales del planeta con intereses de cara al aprovechamiento de La Faja Petrolífera del Orinoco en Venezuela y en el Arco Minero del Orinoco.

 

Líderes regionales y mundiales, en el contexto de estos hechos, seguro han de considerar las premisas del plan de seguridad de Estados Unidos, donde su gobierno deja claro que “actuará preventivamente si es necesario”, al tiempo que un Trump, preocupado por su destino político, intenta frenar elecciones en EE.UU y desacreditar las de Venezuela.

 

 Notas

 

  1. http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2019/DIEEO01_2019JORTOR-ESN.pdf

  2. https://www.iiss.org/blogs/research-paper/2020/06/post-inf-arms-control-asia-pacific

 

-Ramaris Vásquez. Periodista venezolana con estudios de Especialización en Derechos Humanos, de la Universidad Nacional Abierta. (UNA) Venezuela.


 


 

https://www.alainet.org/pt/node/208243
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