El mundo de posguerra
06/04/2003
- Opinión
La guerra de Iraq dejará, en primer lugar, un amplio movimiento
guerrillero actuando tanto en Iraq como en Afganistán, que les
recordará a los soldados y administradores norteamericanos los
mismos episodios que sufrieron los soldados soviéticos en Kabul y
Afganistán. Los EE.UU. tendrán la ocupación de Iraq, pero no el
control de ese país.
Pero, además, se incrementará la lucha de los pueblos árabes y
musulmanes contra todo lo que suene a norteamericano. Movimientos
enormes de masas transformarán el mapa político en países como
Egipto, Turquía, Pakistán y Arabia Saudita. El Islam recordará el
versículo del Corán que dice que si un infiel te ofende en tu casa
tendrás el derecho divino de ofenderlo también en su casa.
El Derecho Internacional habrá sufrido una pérdida absoluta. El
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no se atreverá a
calificar la ocupación norteamericana e inglesa como lo que es: Un
crimen internacional denominado acto de agresión y, entonces, el
sistema multilateral se supeditará a la visión imperial de Bush,
que buscará el dominio global conforme a los intereses del libre
mercado y a los intereses comerciales de los EE.UU. Se buscará por
la fuerza y en forma preventiva destruir cualquier intento de
construcción de fuerzas militares que equipare el poderío
norteamericano. El peligro de un enfrentamiento con China pondrá
en alto riesgo a la humanidad.
El Gobierno de Colombia aceptará sumiso el nuevo orden
internacional y buscará que las acciones y el método utilizados en
Iraq se reproduzcan en Colombia para extirpar el conflicto armado
y, además, intentará convertirse en el Israel de América Latina
con capacidad militar, en alianza con la "coalición" para frenar
los movimientos populares pacíficos que llegan al poder en el
conjunto del subcontinente. La perspectiva de Colombia es la de
convertirse en un protectorado militar de los EE.UU., en abierto
conflicto con los pueblos latinos de América.
Es el mundo de Orwell en 1984, donde imperará la ley del más
poderoso y donde se destruirá una de las conquistas más
importantes de la humanidad: el Derecho Internacional democrático.
Será un mundo profundamente conflictivo.
Los alzamientos armados se incrementarán, pero también aparecerá
el concepto inédito de una humanidad actuando desde la base con
criterios políticos globales. El imperio entrará en conflicto con
la humanidad y de ese conflicto uno de los dos desaparecerá.
Las calles del mundo, inundadas por millones de personas de
diferentes orígenes sociales y culturales que hoy luchan contra la
guerra, muestran el embrión de un nuevo orden internacional que
ojalá se construya para deshacer el enorme mal provocado por Bush
y sus socios comerciales. Un cosmopolitismo popular y ciudadano
crecerá como una fuerza eficaz para cambiar el rumbo del mundo. Si
lo logra, la utopía de un poder público democrático a escala
mundial volverá a cobrar toda la fuerza de la humanidad
Domingo 6 de Abril de 2003 (www.elespectador.com.co)
* Gustavo Petro. Representante a la Cámara
https://www.alainet.org/de/node/107277?language=es
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