Que esta pasando con el pueblo Bari?

16/05/2008
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
En Colombia existen 84 pueblos indígenas diseminados por todo el territorio nacional, uno de ellos es el pueblo de los Motilones Bari que viven en el Catatumbo, departamento del Norte de Santander.

El Catatumbo es una zona de gran importancia geoestratégica debido a su condición de frontera con Venezuela, así como su cercanía al Lago de Maracaibo, estas condiciones geográficas lo convierten en un punto de interconexión de toda la infraestructura energética, de transporte, ambiental, social e industrial que requiere el comercio transnacional.

La historia de ésta región ha estado enmarcada por la violencia, la agresión y la usurpación, que han contado con la complacencia de los gobiernos de turno, en donde se favorece a las empresas nacionales y extranjeras.

Después de cien años, la historia vuelve a repetirse pero con mas fuerza, porque ahora los intereses no solo se centran en los yacimientos petroleros sino también en las grandes riquezas carboníferas de la región.

Actualmente la explotación de carbón representa una de los mayores actividades en la región del Catatumbo, por su riqueza se pretenden realizar actividades de exploración y explotación del mineral a cielo abierto, pues las reservas son superiores a las del Cerrejón (Guajira).

Las empresas que se encuentran tras este megaproyecto en el Catatumbo son aparentemente dos empresas canadienses, una mexicana y cinco colombianas: Compañía Minera del Río de Oro, Compañía Minera La Esmeralda, Promexco, Sopromin, Carbo Fuels and Minerals, Geofisin EU, Prominorte y, Mora y Mora Multiinversiones Mineras. Las empresas impactan una zona superior a 25.000 hectáreas, en los municipios de Convención, Teorema, Tibú y el Tarra.

El territorio del pueblo Bari, abarcaba una gran extensión de tierra conocida hoy como Nororiente: Pamplona, Ocaña, Cúcuta, el departamento del César, en Colombia y Venezuela desde el río Apon, la Fría y Barina. Hoy después de la explotación del petróleo desde 1930 nuestros indígenas están sometidos a la desaparición de sus raíces y de su cultura. Se privilegian intereses particulares por encima de los intereses de nuestras culturales ancestrales.

¿Cómo están logrando reducir al pueblo Bari?

El pueblo Motilón Bari esta compuesto por 23 comunidades, 417 familias y 3.129 habitantes. La ocupación militar del territorio indígena se ha realizado con la presencia de más de 10.000 efectivos de cuerpos de seguridad del Estado representados en la Brigada 30, el grupo mecanizado número 5, la Brigada Móvil número 15 y la creación de las Brigadas 20 y 21, que obedecen al modelo de desarrollo que expropia a través de la intimidación y la fuerza el territorio indígena. Pero además como si fuera poco se han organizado allí también las bandas paramilitares llamadas emergentes y denominadas como las “Águilas Negras”.

¿Porque debemos sensibilizarnos ante la problemática del pueblo Bari?

Para quienes necesitan de otras argumentaciones diferentes a la importancia de conservar la vida humana, sus culturas y tradiciones para el equilibrio social, existen otros argumentos relacionados por ejemplo con el calentamiento global, la biodiversidad, los recursos naturales, las plantas medicinales, etc. . Pero también la salud, un tema que no discrimina condición socio-económica, características religiosas o de raza.

Más del 70% de la población mundial recurre a las plantas para la solución de problemas básicos de salud. La industria farmacéutica ha obtenido del reino vegetal la materia prima necesaria para la elaboración de casi el 30% de los productos farmacéuticos que hoy emplea la medicina moderna. Esta tendencia va en aumento con la búsqueda de nuevas plantas útiles en las selvas tropicales y húmedas del planeta, la selva del Catatumbo es una de estas escasas posibilidades de encontrar dichos recursos.

La medicina moderna, pese a los enormes avances científicos y tecnológicos, reconoce sus limitaciones en la solución de muchos de los problemas de salud que todavía aquejan a la humanidad. Esto mismo percibe la población en general, movida en parte por las limitaciones propias del alto costo de la atención de salud y de los medicamentos así como por la necesidad de buscar nuevas soluciones para los viejos problemas de salud. Frente a este panorama la Organización Mundial de la Salud, está promoviendo la investigación y el uso prudente de las plantas medicinales.

Hoy reconocemos que las selvas del planeta constituyen verdaderos bancos de germoplasma de plantas medicinales, con un enorme potencial para la medicina moderna. No obstante, vemos con desespero que estos ecosistemas están amenazados y que cada día crece el número de plantas medicinales en vía de extinción. Se requieren acciones urgentes para la conservación de plantas medicinales que incluyen, entre otros aspectos, la creación de bancos de germoplasma, la construcción de jardines botánicos, el control de la explotación y el comercio de plantas y la constitución de amplias áreas protegidas reconocidas por su alta diversidad en especies medicinales.

Desde 1988, con base en la Declaración de Chiang Mai, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Unión Internacional para la Conservación (IUCN) y el Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF) promueven acciones para la conservación de plantas medicinales, en conformidad con la expresión "salve plantas para salvar vidas" .

El problema, sin embargo, no es sólo el recurso vegetal y su posible extinción. En el fondo hay un conflicto aún más delicado. El conocimiento de las plantas medicinales sigue estando en manos de comunidades indígenas y campesinas y de minorías étnicas en todo el mundo. Son ellos los directos herederos de una antiquísima tradición terapéutica y son ellos los que conservan vivo el conocimiento sobre la utilidad de las plantas medicinales.

Pero precisamente estos grupos humanos son, en la actualidad, los más amenazados y también pueden considerarse en vía de extinción por la pérdida de sus territorios y de su cultura y el paulatino empobrecimiento a que están sometidos. No sólo mueren las selvas; también mueren sus dueños y genuinos habitantes. Con ellos muere una parte de nuestras raíces, de nuestra memoria, de nuestra cultura, de la diversidad que hasta ahora había sido riqueza para hacer posible la vida en este planeta. Con ellos muere, además, una forma vital de relacionarnos con el medio ambiente, con la madre tierra y con el mundo del espíritu. Con ellos mueren sistemas de conocimiento que no por ser distintos de los nuestros son menos eficaces. Con ellos desaparece, para el tema que nos convoca, los guardianes de la naturaleza y protectores de la diversidad biológica de nuestro país, un mal legado para las próximas generaciones.

Es todo esto lo que se pone en riesgo con el desarrollo de megaproyectos que arrasan con nuestras comunidades indígenas como el caso de la comunidad Bari o los indígenas conocidos como los motilones.

- Sonia Acelas, Editora Caja de Herramientas Virtual
Corporación Viva la Ciudadanía, www.vivalaciudadania.org
   
https://www.alainet.org/en/node/127554
Subscribe to America Latina en Movimiento - RSS