Momento de decisión

04/05/2006
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Hay oportunidades que se producen en la vida personal y en la historia de los pueblos que se designan como momentos cruciales. De ellos depende el sentido del pasado, la realización del futuro y la amplitud de incidencia hacia ambos lados del entorno. Por eso se habla de cruz. Creo que América latina está viviendo un momento crucial y, al mismo tiempo una gran oportunidad. El empecinamiento del gigante del Norte que tiene puesta su seguridad en la superioridad escalofriante y sofisticada de su armamento ha entrado en descrédito hacia adentro y hacia fuera. La historia ha comenzado ya a morderle los talones y a dificultarles el camino a los "dueños del mundo". Las naciones europeas otrora florecientes económicamente y embarcadas en la cultura de la satisfacción, sienten con fuerza el peso del mundo pobre que se lanza hacia sus fronteras con actitud de vida o muerte. Las revueltas en Francia, los ingentes esfuerzos españoles por detener la inmigración clandestina, las protestas de inmigrantes en Alemania, unidas a las multitudinarias manifestaciones exigiendo respeto a sus derechos elementales por parte de millones de inmigrantes, debilitan las acciones colonizadoras y de aprovechamiento de los países pobres. Y los pobres levantan la cabeza. Con asombro y con indignación de los tradicionales dominadores del exterior y de sus cómplices internos. La América latina, como despertando de un sueño, comienza a planear un futuro distinto. El primer síntoma es que en ella aparecen hombres aplastados por las carencias e injusticias, con ideales de reivindicaión y cambio. Lula comienza la serie, seguida por Evo Morales y con el apoyo del venezolano Chávez. Las aspiraciones de cambio brotan también de otros dirigentes animados por ideologías suprimidas o descartadas que se yerguen como esperanza de solución, Argentina, Uruguay, Chile, aparecen en escena y una corriente de proximidad de ideales para el bienestar de sus pueblos comienza a circular entre ellos. Las vacilaciones creadas por la fuerza de los poderosos que no se resignan a perder sus presas, hacen trastabillar muchas esperanzas y proyectos iniciales. Pero hay decisiones que los más valientes toman con firmeza aunque se los tache de imprudentes o arrebatados. Y estas decisiones, como la última del presidente boliviano de nacionalizar los hidrocarburos, dan la sensación de que el proceso sigue su marcha. Es un momento-oportunidad. Y hay que entenderlo así porque las corrientes de opinión siguen siendo muy importantes para sostener ese proyecto hermoso pero tambaleante. No dejarse engañar por las acusaciones superficiales con que se trata de ridiculizar o demonizar a los mandatarios que siguen trabajando por el bloque sureño puede, en muchos momentos resultar importante para que, aunque lentamente, el proyecto se vaya realizando. No se puede olvidar que detrás de cada uno de estos mandatarios y del proyecto común, están las mayorías que los eligieron, con un consenso que logró desprenderse de las tácticas publicitarias predominantes. Y hay que procurar por la expresión valiente del apoyo irrestricto a la unidad latinoamericana que esas mayorías crezcan hasta constituir una fuerte muralla de resistencia. - Pbro José G. Mariano
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