El árbol que oculta el bosque

05/06/2006
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El Mundial es un voraz devorador de acontecimientos. A no ser muy contadas excepciones, la conmemoración del Cordobazo y el Día del Ejército han pasado a segunda línea, por no decir que han quedado simplemente desplazados. De manera especial creo que hay que fijar la atención en lo ocurrido el día del Ejército en que el Presidente se pronunció nuevamente rechazando el papel cumplido durante la dictadura militar y provocó el retiro del teniente coronel Videla, con otros oficiales que mostraron claramente su disconformidad con las alusiones al verdadero papel del Ejército, que había sido abandonado en aquellas oportunidades. Las opiniones políticas enturbiaron aun más el panorama, cuando desde su cátedra López Murphy decretó que se trataba de revanchismo y de fantasmas setentistas y cosas parecidas, y esposas de militares iniciaron una campaña publicitaria para reivindicar la gesta del ejército que libró a la Argentina de la subversión y el comunismo, reclamando por la memoria de sus casi ciento cuarenta mártires, que desaparecen de todos los discursos y recuerdos. Pero el discurso del Presidente abarcó problemas de importancia real para el futuro del Ejército. Se comprometió a la reglamentación de la ley de Defensa nacional, que lleva ya dieciocho años sin reglamentarse, lo cual ha servido como excusa a varios gobiernos civiles para esquivar sus determinaciones que procuran un reordenamiento ideológico y real de la Fuerzas Armadas en sus funciones específicas. Los gobiernos anteriores con una actitud que sí podía calificarse de revanchista, se redujeron a podar el presupuesto militar convirtiendo a la institución en víctima del poder civil. Ahora se trata de una reunificación de las tres Fuerzas con un acento especial puesto en el Estado Mayor Conjunto, que unido al Ministerio aumente la eficacia y ampliación de las actividades cumplidas hasta ahora con una visión conjunta de los principios compartidos que deben regir esas acciones. Este aspecto positivo ha desaparecido prácticamente de la información periodística que se ha complacido más bien en la investigación de las causas que motivaron la disconformidad de los oficiales, negada por el Gral Bendini como actitud rebelde o irrespetuosa. Desde una mirada sin prejuicios, la actitud del hijo del general Videla es explicable por la justificada relación afectiva y aprecio de su padre, nombrado específicamente por el Presidente. Y, de acuerdo a lo trascendido esto será motivo para que no se lo sancione. Lo demás sigue siendo un indicio de heridas no cerradas, de obsesión por reivindicar el terrorismo de Estado, de negativa a admitir el "Nunca Más". De todos modos no hay que permitir que estas circunstancias dejen oculto lo que es un propósito loable que otros no lograron o no quisieron cumplir, como es la especificación del papel insustituible de las Fuerzas Armadas en la vida nacional, mediante la reglamentación tan esperada de una ley muy importante en el nacimiento de la democracia. Pbro. José Guillermo Mariani
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