Los presidentes Evo Morales y Néstor Kirchner pusieron en marcha hoy un ambicioso y millonario acuerdo de integración energética, que prevé triplicar las exportaciones de gas natural boliviano a la Argentina en los próximos 20 años, en condiciones ampliamente favorables para las transnacionales petroleras que operan en ambos lados de la frontera.

El nuevo acuerdo energético, suscrito en la ciudad de Santa Cruz, aumentará de 7,7 a 27 millones de metros cúbicos diarios la cantidad de gas que, como materia prima, Argentina le compra a Bolivia, a un precio subvencionado de 5 dólares por millón de BTU (unidad térmica británica), lo que representa un millonario ingreso adicional para las petroleras y un enorme daño al Estado boliviano.

Actualmente, el precio internacional fluctúa alrededor de los 8 dólares, por lo que la subvención de Bolivia hacia la Argentina y a las transnacionales es de casi tres dólares por millón de BTU.

Según el Ministerio de Hidrocarburos de Bolivia, las ventas del gas representarán, durante ese período, 17.000 millones de dólares de ingresos para Bolivia y las transnacionales petroleras como Repsol, Petrobras y otras menores que operan a ambos lados de la frontera. El precio subvencionado del gas representa un millonario ingreso extraordinario para las petroleras, que deben pagar impuestos y regalías sobre el valor unitario de 5 dólares y no sobre 8, que es el precio real. Con ello, las transnacionales entregan al Estado boliviano sólo un poco más de la mitad de lo que deberían hacerlo.

El acuerdo prevé el permanente reajuste del precio de venta del gas, en función de una fórmula de ajuste por cambios de cotizaciones en el mercado internacional de la gasolina y el diesel, lo que garantiza que se mantenga durante 20 años la subvención a favor de la Argentina, tal como acontece actualmente con el Brasil.

El nuevo convenio establece que desde enero próximo aumentaría gradualmente la venta de gas boliviano a Argentina hasta llegar a 27,7 millones de metros cúbicos diarios en 2010.

El pacto además contempla que la empresa estatal Energía Argentina Sociedad Anónima (Enarsa) hará trabajos de exploración y explotación en Bolivia y la participación de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) en el negocio del transporte de gas natural a través del nuevo gasoducto, que será suministrado en Bolivia por las transnacionales que también harán la comercialización en la Argentina.

El convenio suscrito entre los presidentes Morales y Kirchner permitirá la construcción del Gasoducto del Noreste Argentino (GNA), con inversiones de entre 1.000 y 1.200 millones de dólares.

Además, el nuevo acuerdo permitirá que las empresas YPFB y Enarsa sean socias en la construcción del GNA y en la venta de los carburantes producidos por una planta de separación de líquidos del gas que se instalará en el lado boliviano de la frontera.

Un informe del Ministerio de Hidrocarburos de Bolivia asegura que el nuevo contrato de venta de gas posibilitará incrementar los actuales niveles de exportación del energético, asegurando un mercado para mayores inversiones en la industria gasífera nacional.

“El gobierno les dice a las compañías petroleras: señores hasta el 2027 ustedes tienen un mercado con la Argentina, por lo tanto toda la inversión que van a realizar en Bolivia, en exploración y desarrollo de campos, es una inversión que tiene mercado”, dijo el ministro Carlos Villegas.

El ministro Villegas destacó la “importancia y magnitud” de este negocio binacional de 17 mil millones de dólares a valor presente durante los próximos 20 años. Sin embargo, poco después del acuerdo, los directivos de la estatal petrolera boliviano anunciaron que el negocio representaba un movimiento de 50 mil millones de dólares.

La firma de este convenio implica, según un enfoque de la BBC de Londres, grandes beneficios para ambos países. “A Argentina le sirve para garantizarse la provisión de gas ante el riesgo de desabastecimiento que desde hace tiempo persigue al país”. El presidente Kirchner dijo que el contrato es "importante en cuanto a su precio y su previsión histórica", y señaló que permitirá "construir el gasoducto del noreste, que seguramente estará hecho por empresas privadas y rondando entre los 1.000 y 1.200 millones de dólares".

El vicepresidente boliviano, Álvaro Linera, dijo a la prensa local que se trata "del contrato más importante de esta década. (Esto es) la conversión de Bolivia en el centro energético del continente, ocupando los dos mercados más importantes: Argentina y Brasil".

Fuente: Econoticias Bolivia

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