Santa Cruz

Este fin de mes vence el plazo que la Directiva de la Asamblea Constituyente se otorgó para resolver cuestiones importantes como la condición bajo la cual funcionará luego de este obligado receso.

Hasta ahora, aparentemente son pocos los avances en el trabajo de una “Comisión política de concertación”. Como contrapartida, en los medios de comunicación escuchamos, a diario que la Asamblea ya fracasó...

Dirigentes empresariales y de parlamentarios y constituyentes de la oposición política al gobierno han manifestado que la Constituyente “ya no tiene futuro”.

Evidentemente, todos tenemos el derecho de opinar y emitir criterios.

Pero otra cosa es repetir una afirmación para que, a fuerza de escucharlo o verlo varias veces, aparezca como verdad algo que no lo es.

Por otro lado, muchos dirigentes parecen olvidar que quienes exigieron la convocatoria a la Constituyente fueron los indígenas, especialmente de este lado de Bolivia, es decir, de las tierras bajas.

No debe olvidarse que fueron cuatro kilométricas marchas entre 1990 y 2002, las que partieron del llano tropical boliviana para llegar hasta los 3.600 metros sobre el nivel del mar, en La Paz.

Y, más que el frío, una dificultad de esas marchas fue que no eran reconocidas como instancias de petición legítima por los poderes del Estado y por muchos profesionales como los abogados, cuyos colegios dejaban en claro que rechazaban la Constituyente.

Incluso algunos medios de comunicación se mostraron contrarios al pedido de los indígenas.

Por tanto, en algunas afirmaciones apresuradas parecen haber muchas lagunas y alguna pérdida de memoria.

Por ello mismo, deben ser las organizaciones indígenas las que garantice, otra vez, el funcionamiento de la Constituyente. Solo así se podrá garantizar una adecuada refundación del país, un país incluyente, en el que todos tengamos las mismas y reales oportunidades.

Fuente: Agencia Nacional de Noticias Chaco-Amazonía–ANC (Bolivia)