Ciega, sorda, muda

24/01/2008
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Mientras escribo estas líneas, el mundo posa cada vez más sus ojos sobre Chile y desde allí nos habla. Conferencia de prensa a las 11 en París, Francia; manifestación frente a la Embajada de Chile en Bruselas, Bélgica; recital de poesía y música en Roma, Italia; velatón en Girona, España….

Y es que como líquido derramado, la vil noticia se expande haciendo surgir espontáneas manifestaciones de apoyo desde fuera de nuestras fronteras, reflejo del asombro horrorizado de quienes observan a la distancia como una vida se apaga, sin que se la escuche ni se la atienda. Peor aún, una vida a la que se le ignora.

Se trata de la vida de la asistente social de 38 años, Patricia Troncoso Robles, que hoy cumple 107 días de huelga de hambre, la más extensa de la historia mundial, y que se ha desarrollado ante el silencio indolente del estado chileno y la acción negligente e incluso culposa de ciertas autoridades, pues existían compromisos contraídos que no se cumplieron y eran determinantes para que la huelga fuera depuesta: conformar una mesa de negociaciones al 26 de diciembre 2007, palabra a la que el gobierno faltó y que fue anticipado por Patricia Troncoso, cuando argumentó que continuaría con la huelga hasta que no se conformara efectivamente esta mesa. El tiempo le dio la razón.

Por eso nadie podrá esgrimir la manoseada “responsabilidad política” al momento de hacerse cargo de una muerte que el mundo trata de evitar. Una muerte que remitiría a responsabilidades penales que los tribunales de justicia tendrán que resolver en su momento, así como hoy deben resolver los recursos de protección y de amparo que han interpuesto familiares y abogados de derechos humanos. Y que, sin lugar a dudas, continuarán aumentando.

Las cosas están turbias y no dan luces de esclarecerse. Patricia fue trasladada la semana pasada, sin el consentimiento de su familia, desde el Hospital de Temuco al pensionado del Hospital de Chillán, ciudad que la vio crecer. En ese lugar fue amarrada a su cama y forzada a recibir alimentación intravenosa el lunes recién pasado, mediante un catéter de 5mm introducido a través de una incisión en su pecho, lo que además de contravenir los derechos que garantiza la Convención de Malta, constituye un riesgo adicional a su vida. Pues se trata de un procedimiento en extremo complejo, más en su delicado estado de salud, que debe realizarse en una unidad de tratamientos intensivos y no de recuperación, donde existan las garantías de un área libre de posibles infecciones que puedan llevarla a un shock séptico.

Cabe destacar que esta no es la primera vez que Patricia Troncoso inicia una huelga de hambre para dar cuenta de su injusto juzgamiento y condena a 10 años y un día por delito de incendio calificado de terrorista, así como la criminalización de la que están siendo objeto las legítimas demandas de tierras del pueblo mapuche. Una forma pacífica de protestar, al costo de su propia muerte.

La primera vez fue a fines de 2006, donde los medios guardaron la misma indiferente mirada frente a estos hechos. Tuvo que ser el Premio Nobel José Saramago, durante una gira de la Presidenta Bachelet al exterior, quien destapó la olla, al pedirle “mirar a los mapuche”.

Sin embargo, por segunda vez los días siguen pasando para Patricia y la presidenta no ve o no quiere ver. Mientras su hiperventilado vocero afirma que el orden público será la prioridad del segundo tiempo de su gobierno, "con toda la fuerza del derecho y de la ley", parafraseando nuestro muy chileno "por la razón o la fuerza".

Pero lo que se requiere no es más fuerza, sino un gesto humanitario urgente y, en el largo plazo, reconocer los derechos que sobre la tierra tienen las comunidades por derecho ancestral, así como revisar la forma en que el estado se relaciona con los pueblos indígenas, para avanzar realmente a un nuevo trato.

Por lo pronto, la presidenta continúa ciega, sorda y muda, frente a una persona que lleva más de cien días sin comer para exigir sus derechos. ¿Esta es la democracia por la que tanto esperamos?

- Paulina Acevedo, Radio Universidad Chile
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