Testimonio:

Conflictos en Santa Cruz de la Sierra

09/09/2008
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El día de ayer integrantes de la Unión Juvenil Cruceñista y de la Federación Universitaria Local (FUL), toman y destruyen instalaciones estatales y una ONG;  la razón por lo que asumen estas acciones es que reclaman el reintegro de las ganancias de los impuestos por los hidrocarburos, según sus declaraciones

 

Conflictos en Santa Cruz

 

Martes 9 de septiembre , alrededor del medio comenzó la toma de instituciones públicas como ser: Oficinas del Servicio Nacional de Impuestos, del INRA, ENTEL y Migración.

 

El canal de televisión estatal (canal 7), y oficinas de radio (Red Patria Nueva) y una ONG que da asesoramiento jurídico a las organizaciones campesinas e indígenas (CEJIS), fueron destruidos cerca de la tarde-noche.

 

La jornada del martes en Santa Cruz de la Sierra, en donde representantes de la Unión Juvenil Cruceñista y de la Federación Universitaria Local (FUL), tuvieron violentos enfrentamientos con policías militares para exigir al Gobierno la devolución a las regiones de la Media Luna, de los recursos correspondientes al Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) y para que también quede sin efecto el proyecto de la nueva Constitución.

 

Esto provocó  que la policía-militar que custodiaban las instalaciones fuesen golpeados y secuestradas sus armas, también a algunos militares les quitaron sus uniformes.

También algunos jóvenes de la Unión Cruceñista denunciaban que los policías le estaban disparando con balas de verdad, pero la policía militar declaró que solo eran balas de goma y gas lo que disparaban. La policía militar al verse desbordada por la cantidad de gente y sumando que la policía nacional no intervino. Condujo a que los militares terminaron fuertemente golpeados y saqueados de todo su armamento.

Las oficinas fueron robadas e incendiadas parte de su inmobiliaria, archivos y todo valor que estaba en esas oficinas.

 

El ministro de Defensa, Walker San Miguel, el ministro de Gobierno, Alfredo Rada, acusó directamente al presidente del Comité pro Santa Cruz, Branko Marinkovic, y al prefecto del departamento, Rubén Costas, de haber organizado las tomas de entidades públicas siguiendo un plan que calificó como “una de las jornadas más negras de la historia del país” y como 'golpe de Estado cívico-prefectural'.

 

Mientras el jefe de gabinete de la prefectura de Santa Cruz, Luís Alberto Alpire, señaló que para lograr la pacificación del país, el Gobierno debe escuchar las voces autonómicas y reponer los recursos del IDH (impuesto de hidrocarburo).

 

Al final del día se esperaba que se declarara estado de sitio en Santa Cruz, cosa que no sucedió pero el día de hoy, miércoles 10 de septiembre todas las rutas que salen o entran a Santa Cruz están bloqueadas.

 

Por otra parte el prefecto cruceño pidió a los pobladores de los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija y Chuquisaca, ‘serenidad y firmeza’ para responder a ‘cualquier arremetida’ que el Gobierno, al que acusó de ‘totalitario y terrorista’, pueda ejecutar en los próximos días.

 

En este momento donde las rutas que suministran a la ciudad cruceña de alimentos y combustibles están cerradas, y hace que la escasez de estos productos aumente, y seguramente provoque un alza en los precios.

 

Un dato importante, es que el día de ayer se bloqueó las entradas del aeropuerto e impidieron que tropas militares o cualquier avión aterricen. Esto sucedió también en Tarija Y Beni.

 

Por ahora, se vive una tensa calma y la gente afín al Comité Cívico está vigilando desde la plaza mayor, que no se pueda recuperar estas oficinas que quedaron destruidas.

Para finalizar, se están abandonando las oficinas, por precaución, de diferentes organizaciones (org. campesinos, org. de género, org. de pueblos indígenas, medios alternativos, radios comunitarios, etc.). Puesto que son blancos de amenazas y luego de destrucción de las mismas.

 

Comité Cívico interrogan a periodista argentina en San Ignacio De Velasco (Santa Cruz-Bolivia)

 

El día lunes 1 de septiembre partí desde Santa Cruz, hacia la región de la Chiquitania, con la compañía de dos comunicadores del diario La Prensa, pues estos iban hacer un relevamiento de la cultura de la Chiquitania para hacer un suplemento de su periódico que mensualmente muestran, una de las 36 etnias de Bolivia.

 

Al llegar al poblado de Concepción me di cuenta de que el poblado de San Ignacio de Velasco, estaba muy cerca y decidí dirigirme hacia allí pues me enteré que en esos días había sido golpeado de nuevo un cura que trabaja en una comunidad cerca de San Ignacio, este religioso había sido golpeado cruelmente anteriormente y la fotografías lo mostraban todo desfigurado por la tremenda golpiza recibida, pero aun habiendo sido golpeado ferozmente, el llamado comité de vigilancia arremetió contra él, una vez mas. Su delito fue no coincidir con la incesante violencia que los autonomistas utilizan en contra de los ciudadanos indefensos que no piensan del mismo modo.

 

En ese pequeño poblado se secuestraron y golpearon a 6 cubanos en la época en que se realizaba el referéndum revocatorio. Por esto y más denuncia tuve la necesidad de conocer este poblado e informarme de primera mano, lo que acontecía en esa región pues me era incomprensible tanta impunidad y crueldad juntas.

 

Al llegar solo a San Ignacio, recurrí a diferentes personas para que informaran sobre lo acontecido hace poco con las víctimas antes mencionados, pero me encontré con un gran silencio y con un pedido que no hiciera preguntas, el argumento de los entrevistados por no hablar era que no querían avivar el avispero, según sus palabras, pues la situación para ellos estaba calma y querían que continuara así.

 

Al no poder conseguir un testimonio que me condujera a la confirmación de muchos crímenes en contra de los derechos humanos y que me explicará como son los mecanismos para lograr tanta impunidad y violencia desmedida, opté por recurrir a un comunicador de la radio Juan XXIII, pues creí que podía confiar en uno de ellos pues tenían el logo de la red ERBOL, una radio que está presente siempre en las luchas de los pueblos originarios.

 

Pues bien me citan el nombre de Fernando Keny para que yo hable con él para que le haga las preguntas que crea convenientes para lograr esta información que busco, una vez que lo llamo, me cita en la plaza donde yo me presento y le digo que soy periodista de Argentina y que estaba interesado en los sucesos de la captura de los 6 cubanos y del cura golpeado. Al escuchar esto él se retira diciendo que tenía que hacer una entrevista y que volvería en unos 15 minutos. Este periodista se retira con otro amigo que graba la conversación pues intenta disimularlo pero no lo logra, al darme cuenta de esto lo dejo pasar y no se lo menciono pues nada tenía que ocultar, solo quería preguntar que era lo había sucedido y quería hacerle preguntas a personas que conocieran la verdad de los sucesos.

 

Pasado los 15 minutos veo que se acercan 5 personas sospechosas pues tenían anteojos oscuros y cámaras, al trasladarme a otro sitio de la plaza,  veo que estos me siguen entonces corro hacia donde sabia que estaban dos policías. Al llegar a donde estaba el policía le digo que soy comunicador argentino y que me están persiguiendo, este reconoce a los que me persiguen y me dice vení conmigo a la comisaría que quieren golpearte, me lleva a donde hay unos moto-taxi para que me lleve a la comisaría.

 

En ese instante me rodean los que me persiguen, me sacan foto, me filman, me interrogan, para quién trabajas, quién te paga, quien te manda, porque haces preguntas, de de donde eres.

 

No me creen que sea argentino y que soy periodista me quieren ajusticiar con la justicia comunitaria que es golpearte hasta matarte, ya existió un caso hace dos meses, donde mataron a dos motociclistas y nadie fue detenido por esos crímenes.

 

Luego de ser interrogado por esta gente que no tiene autoridad legal para interrogarme y pedirme documentación, el policía convence que debo ser llevado a la comisaría que allí seré interrogado y requisado.

 

Una vez que inicio la marcha hacia la comisaría dos camionetas me persiguen. Al llegar al puesto policial algunas personas se bajan de estas camionetas y otras empiezan a rodear la comisaría. Estas personas que se bajan continúan interrogándome.

 

En el destacamento policial, la policía término siendo cómplice y adherente a las acciones del llamado comité de vigilancia.

 

Este comité me confiesa que fue el periodista Fernando Keny quien me entregó, avisando a mis perseguidores de mis preguntas y de mi interés de saber la verdad de los hechos.

 

Allí me amenazan diciendo que si no era quien decía ser me aplicarían la justicia comunitaria que no es otra cosa que la muerte a golpes.

 

Ellos me culpan que huía de ellos y esto no era otra cosa que la demostración de mi culpabilidad, mientras que mi razón de haber huido de ellos era mi sentido de supervivencia.

 

Ellos declaran que no son salvajes y que no había razón para temer, pero lo cierto es que estas personas son culpables de varios ataques, donde las victimas terminaron seriamente heridas o muertas.

 

Ellos declaraban que yo huía porque era un espía y que los había reconocido los rostros de mis posibles agresores porque había visto fotos de ellos agrediendo a otros en los medios de comunicación, cuando en realidad yo no los conocía y eran sus movimientos que me alertaron del peligro y es por eso que corrí y cuando empezaron a perseguirme fue cuando confirme que estaban detrás de mí.

 

En la comisaría revisaron mis pertenencias y me interrogaron, la mayoría de las veces fueron los integrantes del comité y no la policía. Incluso hubo varias veces que me dejaron a solas con los integrantes del comité y la policía se ausentaba permitiendo que ellos me interrogaran reiteradamente.

 

Los Cívicos me fotografiaron y me filmaron tratando de sacarme información, pues me acusaban que era de un espía de La Paz.

 

En síntesis,  la policía estaba ausente de poder impartir seguridad hacia mi persona y de poder decidir frente a los integrantes del comité cívico que actuaban como dueños de la comisaría pues entraban y salían dirigentes e integrantes del comité cívico y decidían sobre mi futuro y hasta de mi vida sin preguntar al comisario y exigían que me interrogara reiteradamente y que sea requisada mis cámaras fotográficas, mis agendas, papeles, diarios e incluso me obligó a que les entregara material que poseía(periódicos que me fue entregado por organizaciones sociales de Cochabamba). También tenía cuadernos donde escribo mis artículos a mano y luego los publico, donde estos artículos denuncian el accionar de los cívicos y sus cómplices, al negarles mí autoría de estos escritos provoco que no me culparan de ser espía y distorsionador de la verdad, lo que hubiera sido seguramente peligroso para mi persona.

 

En resumen fui detenido allí hasta que anocheció y los policías pudieron sacarme a escondidas de la comisaría hasta las afueras del pueblo donde pude tomar una movilidad que me sacara lejos, pues corría peligro mi vida y de las personas que me custodiasen.

 

Sinceramente pido disculpa por todos los problemas que pude haber ocasionar, para todos aquellos que se preocuparon por mi. No pude informarles antes de mi situación, pero tengan la seguridad de que los riesgos eran necesarios pues no es posible que un comunicador no pueda realizar preguntas para poder llegar a la verdad, lo cierto es que existe un grupo organizado para el hostigamiento y la persecución y es altamente impune. Lo que los hace más peligrosos, pues actúan a sabiendas que no serán sancionados.

Hay denuncias que no pude investigar, pero solo espero que el estado tome cartas en el asunto y no solo sea un espectador de la injusticia y que la Justicia pueda cumplir con su deber.

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