Cartago: la lucha de los quijotes
- Opinión
En memoria de Andrés Felipe Llano Calvo
“Quisiera que la juventud usará las balas de las letras. Las armas de las palabras, y dispararán ráfagas de poesía”
Andrés Felipe Llano Calvo
Estando en el Eje Cafetero con el fin de pasar allí las fiestas de fin de año escuché, a través de
El día en que se iniciaba la marcha viajé hacia Cartago y mientras escuchaba en un programa de radio, llamado “Un día en la historia de hace muchos años”, a un periodista de voz profunda y serena de apellido Marín Hernández quien recordaba “la masacre de las bananeras” y conmovido exaltaba el nombre de importantes líderes sociales de la década del veinte como Raúl Eduardo Mahecha, yo recordaba a Francisco de Heredia, a los hermanos Uribe Márquez, a Enriqueta Jiménez, Elvira Medina y a tantas olvidadas y olvidados de nuestra historia. La lucha por la tierra, las protestas reprimidas a sangre y fuego como la de los artesanos en la plaza de Bolívar de Bogotá en 1919, la violencia que se desató contra los trabajadores en 1924 tras su protesta en Barranca, año en el que se realizaron 17 huelgas en todo el país, la de 1927 que también dejó decenas de muertos en Barranca, la de los ferroviarios en Ambalema y la de choferes en Bogotá. Era la vigencia de la antigua “Ley de los Caballos”, la del confinamiento, el destierro para los luchadores o la muerte a bala de sus líderes como en el caso de Erasmo Coronel o Petrona Yance, quienes hacen parte de las mil o mil doscientas víctimas, nunca se sabrá, que dejó “la masacre de las bananeras” en Cienaga, Magdalena ocurrida el 5 de diciembre de 1928.
El periodista radial, al relatar la forma brutal en que los soldados colombianos al servicio de la empresa norteamericana dispararon contra una masa de más de 3 mil trabajadores desarmados -con mujeres y niños- que exigían garantías laborales y cuyos muertos poco a poco la historia ha ido revelando, sentenciaba conmovido que los vencedores escriben la historia mientras que para las víctimas sólo queda el silencio y el olvido. Lo escuché atenta y pensé en la dimensión de la marcha a la cual me dirigía, y en cómo las familias; las mismas víctimas cada día de modo más organizado y corajudo desafían el miedo, el dolor y salen a tomarse las calles para romper el silencio a exigir justicia y verdad. Sin duda esta marcha podía ser un ejemplo de enorme valentía porque la violencia sigue sintiéndose con fiereza en esta región. En Pereira, situada a 45 minutos de Cartago, se informa a diario sobre asesinatos de jóvenes, muertos que aparecen bajo los puentes, mujeres degolladas: dos en vísperas de Navidad, una niña de 9 años a la que le estalló una granada lanzada por sicarios contra su casa el 31 de diciembre, decenas de muertos sin rostro, 464 con necropsia hecha en el 2008, decenas de NN y muertos por asfixia mecánica que no cuenta en las estadísticas. En Cartago la situación no es mejor, allí las amenazas son constantes, la vigilancia, los seguimientos, los muertos sin dolientes, el terror y el silencio son tan extremos que empiezan a asfixiar. Una marcha por los derechos humanos en una ciudad donde su práctica y promoción es casi nula, la primera del 2009 y en memoria de uno de sus líderes más jóvenes y carismáticos, podría ser una gran movilización, pensaba, y de hecho lo fue pero no como lo imaginaba.
La mafia domina en Cartago
La ciudad de Cartago está ubicada en la zona norte del departamento del Valle del Cauca, una región durante años dominada por la mafia, donde además tienen presencia frentes de las FARC, bloques paramilitares y nuevas estructuras de sicarios al servicio de la mafia. Buena parte de su territorio rural, de su ganadería y agricultura, y el ejercicio de la política se encuentran bajo el control y la vigilancia de las redes mafiosas. No es extraño entonces que el tema del narcotráfico sea poco comentado en la ciudad, incluso por los periodistas. Cuando en Colombia se informaba sobre la captura en Medellín de José Aldemar Rendón, alias ‘Mechas’, reconocido narcotraficante de Cartago, los periodistas de la ciudad prefirieron no abordar el tema, argumentando que sus negocios y estructuras seguían vigentes en Cartago y en el norte del Valle. La ocasional presencia de Bloques de Búsqueda e incautaciones a bienes de narcotraficantes tampoco son comentados por la prensa local. Sin duda el miedo reina en esta ciudad y de narcotráfico no se habla porque quienes lo hacen conocen las consecuencias.
Sus índices de violencia como producto de las desigualdades sociales y de las acciones de los armados son de los más altos del país, y sus tentáculos de muerte y destrucción se extienden al departamento de Risaralda y al resto del Valle. La ciudad de Cartago es atravesada por el Río Cauca y
Cartago cuenta con una historia de violencia que pasa por las confrontaciones entre indígenas y españoles, acciones de resistencia de los Pijaos, disputas entre tropas españolas por las comarcas conquistadas, presencia de bandoleros, de frentes guerrilleros y que finalmente se consolida con la sangrienta incursión de los grupos paramilitares que de la mano de fuertes estructuras mafiosas continúan cobrando su ansias de control territorial a través del sistemático asesinato de campesinos, sindicalistas, activistas sociales, periodistas y las ya consabidas confrontaciones entre bandas organizadas. Ubicada a
El principal eje de violencia lo constituye la disputa territorial, un marcado desequilibrio económico y la formación de escuelas de sicarios para niños y jóvenes que son “graduados” con la realización de asesinatos y atentados. Los hombres de alias “Macaco”, los del frente “Cacique Nutibara”, los de Wilber Alirio Varela que conforman la organización “Los Rastrojos”, las llamadas “Águilas negras”, “Los Rolos” “Los Machos” de Diego Montoya Henao, o incluso “
Una Comisión de Observación conformada por representantes de cinco organizaciones de prensa (Comité de Protección a Periodistas de New York –CPJ-, Reporteros sin Fronteras –RSF-, el Instituto Prensa y Sociedad –IPYS-, el Centro de Solidaridad de
“En Cartago muchas personas aseguran que existen vínculos entre políticos y narcotraficantes. Algunos periodistas manifestaron haber sufrido intimidaciones luego de publicar un artículo donde se criticaba al Alcalde por la construcción de una terminal de transporte en la ciudad”(2). En una de las conversaciones que sostuvo
Según informó
En Cartago aparentemente no sucede nada, todo parece dormitar en medio de un calor sofocante, de la ausencia de brisa y de un clima seco donde la realidad parece congelada entre el mutismo y la indiferencia y sólo asoma la majestuosidad de su catedral blanca que abarca más de una manzana de construcción. Los vehículos circulan sin mayor prisa,
Un quijotesco acto de memoria: “Por la verdad Felipe Vive”
Al llegar a la ciudad en busca de la publicitada marcha de inmediato advertí esa densa calma que todo lo invade, así que me dediqué a recorrer sus calles a la espera de encontrar un trancón que me indicara que estaba en el camino correcto. En una calle cercana a
Caminando a paso lento, con la mirada altiva de quien se sabe en lo correcto, los tres marchantes se tomaron la ciudad de Cartago ante la mirada impávida de los transeúntes que con asombro y conmovedora solidaridad, en algunos casos, los miraban pasar sin atreverse a engrosar sus filas. “No nos vamos a callar ni a dejar dominar por la mafia que controla la ciudad. Nosotros caminaremos hasta Cali para exigir resultados de la justicia para que el asesinato de Andrés Felipe Llano Calvo no quede en la impunidad! Seguimos su ejemplo y su valor; él nunca se arrodilló y nosotros tampoco lo haremos”- gritaban a través del megáfono.
Rubén Darío Llano Calvo cuenta que su hermano era poeta, escritor y un fuerte opositor a la autoridad local, a la que siempre cuestionó desde su función como veedor social intentando ponerle freno a la corrupción y desenmascarar el régimen paramafioso que se había tomado la ciudad. “Mi hermano siempre cuestionó con decencia y con valor los manejos administrativos del Gobierno local, de entidades públicas y municipales como la del aseo. Fue consejero juvenil y desde su activismo social se comprometió con la defensa de la ciudad porque su mayor anhelo era quebrantar ese estilo de vida traqueto que se estaba imponiendo y que los jóvenes convertían en aspiracional. Esa fue su lucha; recuperar los valores sociales y humanos que se estaban perdiendo”
Andrés Felipe tenía 29 años de edad cuando fue asesinado, alternaba su vida entre el activismo social en los barrios, su trabajo como empleado de Carrefour y su familia. Vivía con sus padres y sus hermanos, y si bien no dejó viuda ni huérfanos, si dejó a buena parte de la sociedad conmocionada, especialmente a los jóvenes que atentamente lo escuchaban y lo seguían. Resultaba entonces paradójico que una sociedad conmocionada por un hecho semejante y con tantos amigos resentidos por este crimen, que nadie acompañara a la familia en este valiente clamor de justicia, y que sólo contarán con una camioneta de
-Es el miedo- explica Juan Fernando- Hacer esta marcha es suicida. -En cada esquina de esta ciudad hay un francotirador-, acota Rubén. -La ciudad de Cartago está tomada por el para militarismo y la mafia y eso Andrés Felipe lo venía denunciando, incluso con nombres propios. A él lo asesinaron después de acusar al ex alcalde de Cartago, ex diputado ante
Andrés Felipe Llano no era un hombre ingenuo, él sabía con quienes se estaba metiendo, sabía que su vida corría peligro, pero también sabía que no podía guardar cómodo silencio. Fue muy valiente. Las amenazas se habían convertido en un asunto rutinario en su vida, unas eran anónimas, otras venían firmadas por las Águilas Negras, y aún así nunca se detuvo porque él no concebía el silencio cómplice ni la cobardía. Siempre denunció al poder mafioso que controlaba Cartago, ese poder mafioso y sicarial que se había tomado la ciudad y que es patrocinado por la dirigencia política de la región.
En Cartago los hechos de violencia y represión son una historia que se repiten año tras año y que parecieran no tener ni principio ni final. -Aquí se violan los derechos humanos todos los días, no se puede protestar contra la mala administración ni contra los homicidios ni denunciar amenazas ni hostigamientos -Sostiene Luis Fernando Posso- Nadie puede decir nada, nos quieren someter al silencio y al miedo; por esa razón yo fui expulsado en el 2001 junto a mi familia, por haber acompañado a Felipe en su labor de denuncia, y aunque el Estado me ha prestado cierta protección de nada me ha servido porque al sitio donde llegó, llegan también las amenazas”.
El asesinato sistemático de lideres sociales, de sindicalistas y de disidentes a los mandatarios de turno ha sido posible en Cartago como en otras regiones del país porque existe una mafia incrustada en la sociedad que desde hace varios lustros es patrocinada por los políticos que desean acallar a los lideres sociales. “Salir es un riesgo pero es un riesgo que se debe asumir. Por eso necesitamos que los medios de comunicación nos apoyen, que cuenten nuestra historia, que nos acompañen en nuestra lucha contra el miedo, el silencio y la impunidad. Acá tememos por nuestra vida y por la de nuestras familias, pero no podemos ni debemos callar, nos corresponde tomar la vocería de aquellos que tienen más miedo que nosotros para que el país y el mundo sepan lo que está pasando y por qué razón estamos luchando desde la civilidad y la resistencia pacífica. Eso nos lo enseñó Felipe”.
Luis Fernando comenta que los amigos los acompañan de corazón. Todos tienen miedo a ser asesinados y por eso en la calle o en espacios públicos ni siquiera los saludan. Y es hasta cierto modo natural. En una ciudad donde no hay justicia, donde la pulcritud de sus autoridades es cuestionada, el silencio es condición para la supervivencia y quienes se atreven a desafiar o señalar irregularidades pronto se convierten en blanco de asesinos, la acción de algunos valientes que se atreven a exponer sus vidas y las de los suyos para que la realidad cambie, es una osadía quijotesca.
El asesinato de Andrés Felipe fue denunciado por varias organizaciones sociales, algunos medios nacionales registraron el hecho como uno más en la larga cadena de homicidios que sacuden la historia colombiana, pero aún así la actuación de la justicia deja mucho que desear. El proceso reposa en
El PDA se pronunció sobre el asesinato de Llano Calvo pidiendo un reconocimiento póstumo por su labor ejemplarizante al haber dedicado “todos sus esfuerzos a defender los derechos de los ciudadanos y ciudadanas de Cartago sobre todo de los menos favorecidos”. El representante a
¡No nos vamos a callar! ¡Exigimos resultados!
La muerte de Andrés Felipe Llano Calvo
El 16 de mayo de
Andrés Felipe no contaba con protección pese a que la había solicitado y a que su situación de riesgo era una realidad ampliamente conocida. Durante el 2008 las amenazas contra varios líderes sociales aumentaban y muchas de éstas se habían cumplido. A finales de 2007, Mercedes Consuelo Restrepo Campo, docente, Subdirectora y Secretaria de Asuntos de Mujer, Niñez y Familia del Sindicato Único de Educadores del Valle, fue interceptada por sicarios motorizados cuando se dirigía hacia la escuela Hernando Botero O´byrne, donde trabajaba desde hacia dos años como maestra de primaria. En enero de 2008, Olmedo Valencia, miembro de
Desde el 2001 cuando Andrés Felipe insistía en sus denuncias sobre la relaciones entre mafia y políticos; acusaba directamente al Alcalde electo, los ataques contra la familia empezaron. Rubén Darío Llano Calvo, hermano del líder asesinado, se desempañaba como jefe de ejecuciones Fiscales para
La familia de Andrés Felipe logró contactarse con
Aunque la familia y un solo amigo exijan justicia públicamente, otros desde el silencio y el corazón, y varios habitantes de Cartago, quizás los mismos viejitos que mientras caminábamos bajo un sol inclemente de medio día nos levantaban el dedo pulgar en señal de apoyo y luego rápidamente lo ocultaban, no tengan mucha esperanza en la pronta y eficaz acción de las autoridades, están dispuestos a agotar todos los recursos a su alcance para lograrlo. “No creemos en ningún organismo, no creemos en
Salir a marchar en una ciudad como Cartago y más para denunciar el crimen y el poder mafioso que gobierna y todo lo controla, es sin duda una acción de enorme valentía; una acción que no sólo desafía a los violentos y a la dirigencia corrupta y cómplice de un sinnúmero de atrocidades, sino también a la indolente sociedad, a las juventudes que sumidas en el sueño fastuoso de ser ante los demás a partir del capital y la riqueza, olvidan quienes son y a quienes se deben, pretenden escapar de la miseria y el anonimato sin darse cuenta que están asumiendo una nueva y peor esclavitud.
En memoria de Andrés Felipe Llano Calvo.
238 días de impunidad… ¿Cuántos faltarán para que haya verdad, justicia, reparación integral y garantías de no repetición?
Notas
(1) Osorio Posso, Mildreth y Torres Marín Marcelo Andrés; “Historia de Cartago y descubrimiento de
(2) Reportero Sin Fronteras; Informe de
(3) Ídem
- Maureén Maya es Escritora e Investigadora social
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva
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