Derecho a la salud, acceso a la información y la gripe AH1N1
- Opinión
En pleno apogeo sobre la "cuarta urna", consulta o encuesta, como se le llame, me parece prudente hacer un alto al altercado generado, para abordar un tema inquietante relacionado con la vida misma, más allá de las conquistas políticas. Me refiero al derecho a vivir y a vivir con Salud.
El repunte inusitado en el país del virus de la gripe AH1N1, es una indicación evidente de ocultamiento de información pública de interés para la ciudadanía y población en general. De la noche a la mañana, los casos comenzaron a salir a cuenta gotas, en principio, para desbordarse en números que pasaron del 1 al 32; de
¿Quién sabe a ciencia cierta lo que pasa?
En los pasillos hospitalarios el nerviosismo es evidente por la censura impuesta para hablar del tema, la carencia de medicamentos y hasta de mascarillas precisas para dotar a la población en general, como prevención al riesgo. El titular de esa cartera ministerial, desmiente cualquier tipo de desabastecimiento y acusa de irresponsabilidad a quien intente informar al margen de la agenda oficial que impone Casa Presidencial.
Cuando se presentó en el reality show gubernamental el primer caso de la influenza, con una menor de edad, las autoridades lucían felices, hasta besos daban a la menor para garantizar que el peligro había pasado, conscientes que habían cometido una violación: el derecho a la imagen de la menor y de su familia, estipulado en nuestras leyes y en los convenios internacionales de derechos humanos y protección a la infancia. Y como la tendencia generalizada es que las leyes no sirven, ¿importó a alguien esa burda patraña de manipulación y utilitarismo gubernamental?
¿Dónde estaban las organizaciones que protegen la niñez cuando sucedió esto? Hasta la prensa, en gran parte, cayó en el juego de mostrar el rostro de la menor, pero ahora, cuando la pandemia parece haber afectado centros privados de la educación media y superior, "el derecho a la imagen y la privacidad" se convierte en un dato de protección confidencial.
Si bien es válido que se proteja la imagen, ese principio debe aplicarse para todos: ricos y pobres, porque el derecho no es exclusivo de unos en detrimento de otros, en este caso, los más desposeídos.
Si la rectificación para la protección a la imagen e intimidad de las personas se hizo a tiempo, ¡enhorabuena!, pero cuando el interés público por conocer los alcances de la pandemia en Honduras es mayor que el privado, la población tiene derecho a ser informada y a tener acceso al dato, sin que ello ponga en riesgo la privacidad.
La relación entre derecho a la salud y acceso a la información es simple y directa. El derecho a la información no es sólo un derecho fundamental, sino que un derecho facultativo para la exigencia de otros derechos torales.
El caso de la salud y la gripe AH1N1, resulta especialmente ilustrativo a este aspecto. Así lo indican los tratados internacionales establecidos en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales;
El derecho a la información y el acceso a la información pública son derechos fundamentales para la vida de las personas porque están directamente vinculados no sólo a la democracia, la gobernabilidad, la transparencia y la rendición de cuentas, sino que también a la "calidad de vida".
En el caso que nos ocupa, qué tanto sabemos sobre los alcances de la pandemia. ¿Está el país y su población preparados para resistirla? ¿En qué consiste el plan de emergencia en salud al respecto? ¿Sabremos antes del 28 de junio o después de esa fecha la verdad? ¿Por qué se nos está vedando el derecho a saber y a conocer? ¿Necesitamos una consulta para ello, o sencillamente ejercemos nuestro derecho que nos otorga la ley de transparencia y acceso a la información pública?
Si bien el pánico no debe apropiarse de la sociedad, que vive desde los últimos tres meses intensos sobresaltos y saltos, las autoridades están obligadas a proporcionarnos información completa, veraz, adecuada y oportuna en los términos que establece la ley de transparencia y acceso a la información pública que reivindica el derecho a la información en nuestro país.
Según la organización internacional Artículo 19, que vela por la libertad de expresión y el derecho a la información, la limitación del ejercicio de acceso a la información en temas de salud, implica coartar la posibilidad de gozar y contar con una buena salud.
Si bien la única certeza que tenemos en esta vida es la muerte; no menos cierto es saber que tenemos derecho conocer de qué y por qué vamos a morir. En este caso, tenemos derecho a saber los riesgos, condiciones y opciones de vida ante una pandemia como la gripe AH1N1.
De ahí que me parece importante para éste y otros aspectos, concluir con las siguientes frases del maestro de la ética periodística, el colombiano Javier Darío Restrepo, cuando al abordar el tema del acceso a la información considera que casi siempre: "Quién está en el poder tiene una distorsión muy grande acerca de sí mismo y de la función que le corresponde cumplir. En el menos malo de los casos, cree que debe cumplir una función de padre solícito que, en razón de su solicitud, despoja de la capacidad de decisión a su protegido".
La buena prensa, sostiene, es precisamente la que molesta a los gobernantes. Quien está en el poder necesita, como aquel caballo de Sócrates, un aguijón que le impida dormirse. "Hay una tentativa general para prescindir de la prensa, como un intermediario inútil, pues el gobernante al tener tanto poder en las manos cree que también el de la información es un poder que debe manipular y que él puede establecer línea directa con la población, sin intermediarios". Obviamente, no es el caso de Honduras, ¿Usted qué piensa? ¿Hacemos la consulta...?
- Thelma Mejía es periodista.
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