El feminicidio desde la mirada mesoamericana

12/03/2010
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  • Opinión
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La reconceptualización y actualización del feminismo y sus términos requieren de un alto en el camino que evalúe los logros y dificultades en el disfrute de los derechos humanos de las mujeres, desde la construcción de las democracias latinoamericanas.
 
Así lo expusieron a SEMlac varias participantes en el Primer Encuentro Regional Centroamericano "Análisis y aportes jurídicos para la penalización del Femicidio en Mesoamérica", convocado por el Centro de Estudios de la Mujer-Honduras (CEM-H), que sesionó en la capital del país los días 28 y 29 de enero pasado.
 
En su opinión, esa revisión debe partir de las diferentes realidades de los países, que pudieran llegar a ser comunes para toda la región, como el Golpe de Estado en Honduras o el alto índice de feminicidios en Guatemala y México.
 
"Nos sentimos contentas de estar reunidas en un espacio para conversar sobre nosotras y juntarnos para darnos apoyo", dijo Bertha Arzú, líder de la Organización Enlace de Mujeres Negras, una de las asistentes a este evento, que contó con la participación de especialistas en el tema de Costa Rica, Guatemala, Colombia, El Salvador y Nicaragua, entre otros países latinoamericanos, así como mujeres provenientes de todo el territorio nacional.
 
Las discusiones del primer día estuvieron enfocadas en conocer las diferentes experiencias en el tratamiento teórico y legal de los feminicidios, mientras en el segundo día se desarrollaron mesas de trabajo para re-definir el papel del movimiento feminista al respecto.
 
Según Margarita García, teórica feminista hondureña, uno de los logros del encuentro fue trascender los diferentes enfoques que ha tenido el tema, "permitiéndonos analizar los conceptos desde la realidad mesoamericana y poner sobre la mesa las diferentes acciones que se están desarrollando desde los países y plantear una estrategia en común".
 
"Tenemos el deber de hacer un análisis de los femicidios desde un contexto donde los derechos humanos, y en particular los derechos de las mujeres, se encuentran en una situación de emergencia", señaló a SEMlac.
 
En ese sentido, dijo, "se hace necesario no sólo colocar la violencia contra las mujeres como un eje prioritario, sino visualizar otros elementos como el armamentismo y la ocupación de nuestros territorios por las economías ilegales, entendiendo como tales el narcotráfico, la trata de personas y la presencia del crimen organizado".
 
La cita constató que el más alto índice de ocurrencia de estos crímenes se da en las zonas urbanas, donde se concentra los trabajos de tecnología de punta, que emplean a una gran población de mujeres bajo el concepto de mano de obra barata, como en las maquilas en Ciudad Juárez (México), en Guatemala y San Pedro Sula (Honduras).
 
A esta situación se suma el resquebrajamiento del sistema de justicia, con un débil o nulo acceso a las mujeres, en la medida que ofrece un discurso centrado en el Estado de Derecho que, en algunos países, es inexistente.
 
Se citaron los casos de Colombia, Guatemala y Honduras donde, en la práctica, no se proporcionan garantías para el ejercicio efectivo de los derechos humanos, la falta de seguimiento de las medidas de seguridad para las víctimas de violencia doméstica e intrafamiliar y existe escaso interés policial en la investigación de las muertes violentas.
 
En el caso de Honduras, reitera García, ha resurgido un nuevo tipo: la violencia de Estado, que se evidencia en las agresiones hacia las mujeres, en un gobierno no reconocido por la población; en el cierre de las oficinas municipales de la mujer en distintos puntos del país, la persecución política de lideresas de la resistencia o vinculadas al movimiento feminista y de mujeres, o el asesinato de Vanessa Zepeda, acaecido el 3 de febrero último.
 
Zepeda tenía 29 años, era enfermera agremiada al Sindicato de Trabajadores del Instituto Hondureño de Seguridad Social e integrante activa del Frente Patriótico de Resistencia Nacional frente al Golpe de Estado. Antes de ser asesinada, sufrió persecución administrativa por su participación en la resistencia a través de audiencias de descargo en el Seguro Social.
 
María Mercedes Rodríguez, líder del movimiento de mujeres, comentó a SEMlac que "este es uno de los primeros asesinatos políticos de mujeres después del golpe de Estado, cuyo contenido es claro: las mujeres somos la mayoría de la resistencia; por lo tanto, este es un mensaje de miedo para que nos quedemos fuera de la participación política y protagónica que hasta ahora hemos logrado".
 
El reto que se lanza hacia el movimiento feminista a nivel mundial y mesoamericano queda pendiente.
 
¿Cómo hacer frente a la renovada violencia política de nuestros países dirigida hacia las mujeres? ¿Cómo articular redes para actualizar el debate feminista en los diferentes contextos latinoamericanos?, ¿cómo generar estrategias de apoyo para hacer frente a un escenario mundial donde se incrementa a pasos agigantados la violencia contra las mujeres?
 
Esas son sólo algunas de las preguntas cuyas respuestas podrán hacer un aporte a la reconstrucción de un feminismo mesoamericano.
 
 
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