Crónica de la represión
29/09/2009
- Opinión
Los últimos días han sido cruciales en la historia hondureña, no sólo por el regreso del presidente Manuel Zelaya a esta capital, luego de haber sido depuesto por un golpe político-militar desde el 28 de junio, y su asilo en la embajada brasileña junto a 150 personas más, sino por la fuerte resistencia que protagonizan hombres, mujeres y jóvenes de todo el país.
Desde el lunes 21, el gobierno de facto de Roberto Micheletti ordenó nuevamente la instauración del toque de queda, anunciándolo en cadena nacional con una hora de anticipación, lo cual dificulta la llegada a las casas antes de la hora señalada.
Son muchas las detenciones que, regularmente acompañadas de golpes y torturas por parte de la Policía Nacional, se han practicado a las personas que son sorprendidas por el inicio del toque de queda en la calle.
Tanto el ejército como la policía nacional han reprimido sistemáticamente todas las manifestaciones de la resistencia. El martes 22, a las 5:45 de la mañana, desalojó con bombas lacrimógenas, tanquetas y golpes a quienes se encontraban fuera de la embajada de Brasil, en vigilia permanente.
Esas personas fueron perseguidas y detenidas; varias, desesperadas, encontraron asilo en oficinas de organizaciones de mujeres y derechos humanos, donde los militares trataron de ingresar en un intento de allanar las instalaciones de casas y oficinas.
Ese día y los siguientes, las y los detenidos fueron llevados a los estadios nacionales: Chochi Sosa en Tegucigalpa y el Estadio Olímpico en San Pedro Sula, en una acción que recordó los días más cruentos de la historia chilena bajo la dictadura de Augusto Pinochet.
Desde entonces, se libra una batalla en los barrios y colonias donde la policía nacional está sacando de sus casas a jóvenes, mujeres y hombres para golpearlos y llevarlos presos. El miércoles 26, la policía agredió la marcha pacífica, con un saldo de dos muertos, varios heridos y múltiples detenciones.
Integrantes de Feministas en Resistencia, incorporadas a la marcha, lograron que no las detuvieran gracias a que mostraron su carnet de identificación como parte del Observatorio Internacional de los Derechos Humanos de las Mujeres en Honduras. Sin embargo, ellas recibieron amenazas y golpes por parte de la Policía.
En varias colonias de Tegucigalpa, donde el gobierno de facto ha dado instrucciones a la policía de reprimir la resistencia a toda costa, la gente se está defendiendo, luchando con palos y su propio cuerpo como escudo humano ante las vejaciones, allanamientos y demás violaciones a los derechos humanos.
Mientras, las cadenas nacionales y los medios oficiales muestran al canciller del gobierno de facto y policías diciendo que el país se encuentra en estado de calma; llaman a la gente a "no desobedecer a su gobierno y respetar el toque de queda" y niegan enfáticamente que estén ocurriendo represiones y violaciones a la sociedad civil por parte del ejército.
Testimonios de la represión
Una integrante del Partido Unificación Democrática, que la policía agredió el viernes 24 de septiembre junto a otras cuatro mujeres y un hombre de la misma agrupación, contó a SEMlac lo que vivió en la calle. Por razones obvias, solicitó mantener su nombre en el anonimato.
"Estábamos estacionados en una gasolinera y llegaron dos patrullas de la Policía Nacional, sin decirnos nada. Nos quebraron los vidrios de los carros, nos arrastraron del pelo hacia afuera del vehículo, nos pegaron en todo el cuerpo, mientras nos tocaban los senos y nos golpeaban con toletes en los genitales, diciéndonos que así íbamos a aprender", describió.
"Al compañero le quebraron la mandíbula y nosotras salimos corriendo como pudimos, sin zapatos, en medio de los vidrios", relata, mientras muestra las marcas de su cuerpo y sus pies cortados, sangrantes, mientras interpone la denuncia ante la Fiscalía de Derechos Humanos.
El miércoles 23 de septiembre, varios jóvenes fueron atacados por la policía en distintas zonas de la capital: tres de ellos fueron rodeados por dos patrullas de 20 policías, dejándoles moretones, lesiones en los pulmones y a uno de ellos fracturas múltiples en ambas manos. Mientras los golpeaban, los amenazaban con desaparecerlos y matarlos.
Desde otras colonias se reportaron ataques y agresiones de estas mismas patrullas contra jóvenes, mujeres y personas ancianas, incluida una joven universitaria que fue capturada después de la marcha por la policía y golpeada, mientras los militares le decían: "a ver, ahora canta gran puta eso de 'a estudiar, a aprender, para chafa (militar) nunca ser', canta como cantas en las marchas".
Desde la ciudad de San Pedro Sula, una maestra daba cuenta de que "los policías vinieron a entrar a las casas y sacar personas, la gente defendió a una maestra embarazada de cinco meses que se llevaban en la patrulla, halándola por el pelo y dándole golpes, mientras le repetían que era una puta de la resistencia".
Un vendedor de 48 años de la colonia La Trinidad, Tegucigalpa, fue arrastrado por la policía sin darle tiempo a explicar que él no andaba en las marchas; tenía múltiples golpes y fracturas en los brazos. En todos los casos, las pertenencias personales (celulares, ropa, dinero, computadoras y documentos personales) fueron robadas por los policías.
El 24 de septiembre fueron arrojadas bombas de cianuro de hidrógeno contra la embajada de Brasil. El doctor Mauricio Castellanos, citado a estas instalaciones por el presidente Zelaya, notificó los resultados y explicó que este tóxico bloquea la respiración al entrar en contacto con el hierro sanguíneo. (Ver: http://libertaddeexpresionhn.blogspot.com/2009/09/honduras-cianuro-de-hidrogeno-contra.html
Entre las consecuencias de estas bombas sobre el organismo humano están: vértigo, sangrado nasal y problemas respiratorios, síntomas que padecieron varias personas que se encontraban en la embajada y sus alrededores.
En horas de la tarde, vecinos de diferentes sectores de la capital reportaron a emisoras locales sentir ardor en la cara, mareos y molestias nasales, como producto de la dispersión de los gases. Mientras, en cadena nacional se desmentía el uso del químico, alegando que era "detergente para limpiar" usado en zonas aledañas a la embajada del Brasil.
El paso de la Patrulla de la Cruz Roja para la atención de las personas atacadas fue detenido por el ejército con órdenes del Gobierno de facto, que impidió cualquier tipo de atención médica. Por otra parte, el Frente Nacional de Resistencia reportó el uso de cañones sónicos que emiten zumbidos que afectan la salud de las personas y cortan la emisión de señales telefónicas.
Fuente: http://www.redsemlac.net
https://www.alainet.org/es/articulo/136846
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