La renuncia de Menem

15/05/2003
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El día martes 13 de mayo, fecha en la que vencía la posibilidad de que alguno de los candidatos a participar en el ballotage renunciase a hacerlo, ha ocurrido lo que se rumoreaba en los medios políticos: el ex-presidente Carlos Saúl Menem ha decidido no presentarse como candidato presidencial. La fórmula Menem-Romero ha sido retirada, dejando sólo en pie a la fórmula Kirchner-Scioli. El día 14 por la noche, desde la ciudad de La Rioja, Menem realizó una breve exposición para justificar su retiro del ballotage. Sucintamente, justificó su actitud en cuatro argumentos: 1. que el gobierno de Duhalde no había permitido las elecciones internas en los partidos políticos para elegir candidatos; 2. que el gobierno de Duhalde, lo mismo que Kirchner, habían ejercido "violencia moral" contra su persona; 3. que Kirchner carecía de un programa de gobierno; 4. que con Kirchner presidente peligra la gobernabilidad. Como síntesis, dijo que se retiraba para "defender al sistema democrático". En la misma noche del día 14, el presidente electo Kirchner hizo una larga exposición televisiva, sosteniendo que la actitud de Menem era una huida frente a la segura derrota electoral, sin importarle que ello afectaba las instituciones de la república. Dijo que Menem le había robado a la Argentina el trabajo, la educación y la salud, y que ahora, en un último acto, "le robaba el derecho a votar". Kirchner señaló que con esta actitud de Menem se terminaba un ciclo de la historia de liderazgos mesiánicos, y abría otro de renovación de la dirigencia y vigencia plena de los derechos ciudadanos garantizados por la Constitución Nacional. La Constitución Nacional no preveía una situación extraordinaria como la que se ha producido. Los artículos 94, 59, 96 y 97 solo hacen referencia a que el Presidente y Vicepresidente de la Nación serán elegidos directamente por el pueblo en primera vuelta en distrito único, si alguno de los candidatos hubiese obtenido más del 45% de los votos afirmativos, o alcanzase el 40% de los votos y una diferencia mayor de 10 puntos sobre la segunda candidatura más votada; en caso de que ninguna de estas opciones se cumpla, se prevé un ballotage. La Asamblea Legislativa (suma de ambas cámaras del Congreso de la Nación) debe dar legalidad a la fórmula vencedora. Quien sí prevé la situación extraordinaria que se ha generado es la Ley Electoral Nacional. El artículo 152 postula que "dentro de quince días de proclamadas las dos fórmulas más votadas, éstas deberán ratificar por escrito ante la Junta Electoral nacional de la Capital su decisión de presentarse a la segunda vuelta. Si una de ellas no lo hiciera, será proclamada electa la otra". Y en el artículo 155, postula expresamente que "en caso de renuncia de uno de los candidatos de cualquiera de las dos fórmulas más votadas en la primera vuelta electoral no podrá cubrirse la vacante producida. Para el caso de que la renuncia sea del candidato a Presidente únicamente, ocupará su lugar el candidato a Vicepresidente". 2. La legalidad se preserva pero la legitimidad del nuevo gobierno es menor La renuncia de Carlos Menem no ha generado ningún conflicto en la legalidad del proceso electoral. Pero si en la legitimidad de las nuevas autoridades que deberán asumir el 25 de mayo, es decir, la fórmula Kirchner-Scioli. ¿Qué ha movido a Menem a adoptar esta posición política extrema? Para el común de los ciudadanos y ciudadanas, surge como evidente que Menem supo desde la primera vuelta electoral que sería inevitablemente derrotado en el ballotage, y que no soportaría fácilmente una nueva derrota. Efectivamente, todas las encuestas indicaban que la fórmula Kirchner-Scioli vencería cómodamente a la fórmula Menem-Romero por el doble de los votos (60% a 25-30%, con aproximadamente un 10-15% de abstención, voto en blanco o nulos). Pero se trata de una conclusión popular. En verdad, hay motivos más profundos para el comportamiento de Menem. Lo primero que surge como evidente es que Menem pretendió por diversas vías controlar primero al Partido Justicialista (PJ), y luego participar en elecciones con ley de lemas (en las que el candidato más votado del partido sumaba todos los votos de los otros candidatos del mismo partido). Menem (como ocurrió con el ex-presidente Carlos Andrés Pérez en Venezuela en los ochenta, con consecuencias catastróficas), pretendía alcanzar nuevamente la presidencia del país, representando sólo una corriente política fuerte, pero minoritaria, en el peronismo y en el electorado argentino. Como era previsible el duhaldismo y otros sectores del peronismo bloquearon la audaz pero peligrosa maniobra táctica de Menem. Este se vio obligado a participar en elecciones en las que salió primero, pero sólo con el 24% de los votos afirmativos válidos. Debe también tenerse presente que al tomar esta decisión, Menem seguramente tuvo en cuenta la opinión de algunos dirigentes del peronismo como su hermano Eduardo Menem, el candidato a Vicepresidente Romero, los gobernadores de las provincias de la Pampa y La Rioja Rubén Marín y Angel Maza respectivamente ,y otros dirigentes, que le aconsejaban retirarse. También muchos intendentes de origen menemista estaban temerosos de que una derrota electoral en la segunda vuelta los perjudicase en sus propios objetivos en las distintas elecciones provinciales previstas para el mes de octubre próximo. 3. Algo sobre la personalidad de Menem Para Menem era insoportable aceptar que el proceso de transición que se inició con la presidencia de Duhalde continuase ahora bajo la fórmula Kirchner-Scioli, también minoritaria pero capaz de concitar la formación de una amplia mayoría antimenemista frente al ballotage, como efectivamente ocurrió. Se creó una situación parecida a la que permitió a Chirac formar una coalición amplia contra Le Pen en Francia. Digamos algo más sobre la personalidad de Menem: se trata de un frío político, al estilo del "realpolitik" Henry Kissinger. No es un hombre identificado con la democracia política. Es audaz y aventurero. Paradójicamente, quizás esto último fue lo que le permitió pasar sin problemas del nacionalismo populista a las políticas de ajuste en la década de los noventa. Del mismo modo que entre 1973-75 pudo pasar sin traumas psicológicos de ser simpatizante del peronismo revolucionario a fiel miembro del entorno de Isabel Perón. 4. Posibles consecuencias objetivas de la actitud de Menem Ahora, ¿qué es lo que objetivamente generó esta actitud de Carlos Menem? Sin duda que da inicio a una operación política orientada a quitar legitimidad al próximo gobierno presidido por Kirchner. La renuncia de Menem es una maniobra dirigida a que Kirchner no logre acrecentar su legitimidad en el ballotage, donde seguramente lograría una abrumadora mayoría de votantes. Menem intentar que Kirchner presida un gobierno débil, que esa debilidad afecte a Duhalde y que, de este modo el, Menem, pueda ser el arbitro no solo en el PJ, sino también en el Estado argentino. Por eso el nuevo gobierno de Kirchner necesitará desde ahora contar con el apoyo de la mayoría del peronismo y lograr consensos amplios en el Congreso Nacional. Duhalde se verá obligado a sustituir a Menem en la presidencia del Consejo Superior del PJ. El nuevo gobierno necesitar ganar las elecciones de renovación parcial de las Cámaras de Diputados y Senadores en octubre próximo. En una palabra Menem trata de reinstalar la incertidumbre política y preservar su poder de negociación. El tándem Duhalde-Kirchner será duramente presionado simultáneamente por Menem, López Murphy (Recrear), y posiblemente, aunque con vacilaciones, por Lilita Carrió (ARI). Debe destacarse que la renuncia de Menem no ha provocado hasta ahora ningún tipo de desorden político directo, o inquietud en el mundo empresario. De haber sido una maniobra táctica equivocada, Menem pasará a segundo plano en la política nacional, como ya le ocurrió al ex-presidente Raúl Alfonsín en el pasado. Sin embargo, los próximos meses serán duros para el nuevo gobierno en el plano económico: deberá renegociar la deuda externa con el FMI, el BM y los acreedores privados; renegociar tarifas y contratos de servicios públicos privatizados; acordar la ley de coparticipación federal, enfrentar el ajuste fiscal, los reclamos por el salario mínimo, etc., etc. Así las cosas, Menem se orienta a crear una situación política de consecuencias impredecibles. Fuertes grupos económicos lo apoyan. La idea de sectores de derecha de provocar una crisis institucional y llegar al poder legalmente (como Fujimori en Perú) está presente. Así, la transición de Duhalde sería sólo el interregno entre un desorden institucional y político y otro. Esta puede ser una consecuencia objetiva de la decisión de Menem de retirarse del ballotage. La renuncia de Menem ha removido la relativa tranquilidad política actual. Pero también en el entorno de Duhalde y Kirchner se comienza a hablar de "contraofensiva política". Así, a 30 días de asumir, Kirchner podría llamar a un plebiscito (para lo cual necesitaría el acuerdo del Congreso de la Nación), o a una consulta popular, de carácter programático para aprobar cuatro o cinco puntos clave de su programa económico y de reforma política. Esta operación, sin embargo, está todavía en discusión en los entornos de Kirchner y Duhalde, porque requeriría cierto grado de compromiso de otras fuerzas políticas (principalmente el ARI) y con organizaciones empresarias, sindicales, y de la sociedad civil. Sería una iniciativa vinculada directamente con la reforma política, que está planteada en este país desde hace más de un año. * Fuente: Rebanadas de Realidad - Instituto del Mundo del Trabajo, 14/05/03.-
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