Kirchner y el capital "basura"
06/07/2003
- Opinión
La inesperada medida del gobierno argentino de tasar los
capitales especulativos que permanezcan menos de 180 días
en el país, puede servir para mostrar la libertad
intelectual, sin cortapisa, con que se maneja el presidente
argentino Néstor Kirchner y particularmente su ministro de
Economía, Roberto Lavagna.
Una medida de ese calibre, poniendo coto a la libertad de
los capitales golondrina cuyo tránsito es la quintaesencia
de la globalización neoliberal, no es poca cosa en este
mundo interdependiente que habitamos. Además, esa medida,
por su profundidad, puede comenzar mostrar uno de los
parámetros que darán forma al nuevo Mercosur.
Argentina tiene diferencias notorias con Uruguay. A pesar
de haber declarado el default del pago de sus deudas,
Argentina fue contemplada en el proceso de entrada de
capitales que parecería ser el correlato de la reducción de
las tasas de interés en los países centrales del
capitalismo, comenzando por los propios EEUU.
¿Por qué decimos que la situación de Uruguay es distinta?
Simplemente porque entendemos que nuestro país, por la
caída en picada de la capacidad de compra de la gente, no
ofrece sectores atractivos para los capitales de cualquier
tipo que ellos sean. Por otra parte, las altísimas tasas de
interés que se manejan en nuestra plaza, son producto de la
inestabilidad y de la falta de confianza. Además, no son un
fenómeno nuevo que apareció luego de la crisis estructural
que vivió el año pasado el sistema financiero. Uruguay,
pese a esos intereses descomunales, alejados de la realidad
económica, sigue siendo el país que registra la menor
inversión extranjera del continente.
Los capitales golondrina que alguna vez llegaron a Uruguay,
lo hicieron porque el viejo sistema financiero era
funcional a la Argentina y servía para amparar todo tipo de
negocio, por más oscuro que fuera.
Ahora el panorama de la región parece cambiar. El repunte
argentino basado en las posibilidades de una renovación que
haga pujante el acuerdo regional (Mercosur), plantea otras
alternativas para esos capitales que entran y salen sin
ningún tipo de control. De ahí la decisión de Kirchner.
Una medida similar existía en Chile antes de la crisis
brasileña de 1999, sin embargo, tuvo que ser suspendida
porque los países vecinos marchaban en dirección opuesta,
creando cada vez más facilidades para el ingreso del
capital financiero. Sin embargo su eficacia fue importante,
estableciendo una especie de responsabilidad en los
inversores, muy distinta a los que posteriormente se
integraron a las economías de otros países del continente.
Una medida de ese orden se torna inviable si los países
vecinos mantienen la oferta de altas tasas de interés sin
ningún tipo de fiscalización.
La resolución del gobierno argentino coloca a Brasil en el
desafío de aplicar algo similar, acción necesaria para el
proyecto de construcción de un Mercosur fortalecido, que
incluya un Parlamento y una moneda común.
La resolución argentina, poniendo coto al ingreso de
"capital basura", parece también evidenciar un acuerdo en
profundidad con el gobierno brasileño que, seguramente, en
la segunda fase de su plan económico, adoptará una medida
similar. Sin coordinación de sus políticas macroeconómicas,
se entiende en los dos países, poco o nada se podrá avanzar
en la profundización del nuevo Mercosur.
La medida de Argentina coloca al Mercosur en el desafío
inesperado de tener que pronunciarse sobre un tema de
inusitada profundidad que, por razones obvias, a ninguno
de los integrantes del equipo económico ni del gobierno
uruguayo se les ha pasado siquiera por la cabeza.
Pensar en abandonar la continua genuflexión ante el capital
financiero o "golondrina", poniendo trabas a su libre
salida, es "inadmisible" para estos señores que hipotecaron
el país para asegurar que esos capitales "basura" no
perdieran respaldo y pudieran escaparse del país, durante
la "corrida" del año pasado, sin la más mínima dificultad.
Sería bueno conocer qué hará el gobierno uruguayo si Lula
se suma a la decisión de Kirchner poniendo coto a los
capitales especulativos. Quizás los miembros del equipo
económico sigan entendiendo que se haría necesario reiterar
ese esbozo de "paraíso fiscal", basado en la libertad de
entrada y salida de ese tipo de capital en un tránsito
aceitado por el secreto bancario que, para desgracia de
todo el sistema, todavía subsiste.
Sin embargo el error sería más grave y quedaría doblemente
en evidencia.
* Carlos Santiago. Periodista. Secretario de redacción del
suplemento Bitácora.
https://www.alainet.org/es/active/4016
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