Razones de una suspensión
Uruguay y el sumario al fiscal de Corte
23/02/2004
- Opinión
El semanario "Búsqueda" editorializa sobre lo que está ocurriendo en
el conflicto que se desarrolla, con demasiada espectacularidad,
entre el Poder Ejecutivo y el procurador general de la Nación,
fiscal de Corte, Oscar Peri Valdez. Un diferendo en que se
entrecruzan desinformación, hechos, declaraciones, malentendidos y
política partidaria. Porque, seamos realistas --y a esto llamamos a
quien opina en ese semanario-- que hasta el día de hoy los fiscales
de Corte han sido mayoritariamente designados en base a criterios
políticos partidarios existiendo intentos, también, de imponer en
ese importante cargo --¿o ya lo olvidamos?-- a personajes como el
fiscal Miguel Langón, en "agradecimiento" a servicios prestados al
gobierno de Julio María Sanguinetti.
Entonces la cosa no es tan clara como la desarrolla el
editorialista, ni el Poder Ejecutivo se encuentra en una cruzada
defendiendo una supuesta agresión a los derechos humanos que en esta
ocasión no se concreta en una mazmorra, sino en una dependencia de
la fiscalía de Corte (Centro de Apoyo) donde se habría creado un
registro ilegal de personas en base al cual se "sugería a los
fiscales qué pruebas diligenciar y qué delitos tipificar".
Claro, el que escribió la nota se cuida muy bien de mencionar un
hecho, sin duda, capital. Que dicha repartición ilegal, que
actualmente el ministro de Educación y Cultura hace lo indecible por
desactivar, existía con el apoyo de personal enviado por la Oficina
de Planeamiento y Presupuesto (OPP), y de otras dependencias
vinculadas a la Presidencia de la República, hecho que es
determinante para demostrar que esa "ilegal" dependencia había sido
consentida, en su momento, por el propio Presidente de la República.
Y además: ¿los policías que participaban de toda esa madeja actuaban
individualmente, o con el permiso de su superior, el ministro del
Interior?
Sería de buen orden una aclaración al respecto y, fundamentalmente,
una ampliación de la información que hoy, por más que se hayan
escrito ríos de tinta al respecto, sigue siendo confusa y claramente
desorbitada en el marco de un enfrentamiento que, obviamente, está
lesionando en su conjunto a la Justicia.
Pero, como no podía ser de otra manera, el editorial del semanario
de la derecha deriva su análisis hacia el Encuentro Progresista,
basándose en apreciaciones que seguramente se habrán difundido en
corrillos, porque ningún dirigente de la coalición de izquierda
dijo, en ninguna ocasión, que lo que estaba ocurriendo era una
maniobra para que un fiscal que respondiera a los partidos
tradicionales se perpetuara en el cargo y así impedir que otro
fiscal, perteneciente a los posibles ganadores de los comicios que
se realizarán en octubre próximo, asumiera el cargo.
Los despistados nunca faltan, pero el editorialista se olvidó de un
tema. Que de existir una maniobra del gobierno para perpetuar
durante diez años a otro fiscal con lo que se bloquearía una posible
designación en 2007, la misma chocaría con una situación
indiscutible. Que el gobierno no tendría los votos necesarios para
aprobar la venia que impondría al funcionario.
Sin embargo, sin advertir este pequeño detalle comienza a agraviarse
línea a línea, con suposiciones sobre el "pensamiento" de algunos
"frentistas", que no identifica, indicando que en base a esos
conceptos, de ignota fuente, el Frente Amplio pretende tener un
fiscal propio que "no sería un fiscal representante de la sociedad,
de los ciudadanos; no sería el hombre encargado de garantizarnos los
derechos, sino que sería el fiscal del partido de gobierno, a quien
le señalarían "a este sí y a este no".
Grave la connotación ideológica de quien escribe tal cosa que, por
razones inconfesables, cuestiona claramente las probadas
definiciones democráticas de la izquierda que, en momentos difíciles
para el país, se convirtió en una sacrificada militancia por la
vigencia plena de las instituciones.
Esperemos que las cosas se aclaren. Que el ministro Guzmán informe
detalladamente de los cargos que tiene contra Peri Valdez, que se
abandonen los trascendidos y las rocambolescas informaciones sobre
presuntas violaciones de derechos fundamentales sobre las cuales,
sorpresivamente, el ministro --mostrando poca autocrítica-- juzga y
sentencia antes de haber iniciado el sumario para el cual fue
suspendido en sus funciones, nada más y nada menos, que el fiscal de
Corte.
* Carlos Santiago es Secretario de Redacción de Bitácora. Uruguay
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