EE.UU. quiere convertir a Haití en un portaviones contra Cuba y Venezuela
27/02/2004
- Opinión
Detrás de la trágica crisis que azota a
Haití se encuentran las manos de Washington. La administración de
George W. Bush trazó y lleva a adelante allí una operación
militar, política y diplomática dirigida hacia una nueva escalada
de presiones sobre Cuba y a crear condiciones logísticas para una
eventual intervención golpista y armada en Venezuela.
El tablero de Haití, caracterizado por un desmesurado nivel de
pobreza y desarticulación social y política, no sólo es
consecuencia de su condición de víctima marginal del sistema
colonial primero y neocolonial después, sino que también juega,
en términos objetivos, como pieza de despliegue estratégico de
Estados Unidos en el Caribe y en América Latina. Parece que Haití
estuviese sometido a los designios oscuros del destino pero en
realidad se trata de un país que dio a luz la primera revolución
antiesclavista y profundamente progresista de nuestro continente,
a principios del siglo XIX. Aquella epopeya tan bien retratada
por el escritor cubano Alejo Carpentier en la novela breve "El
reino de este mundo" fue reprimida en forma salvaje por los
poderes coloniales, y a partir de entonces el pueblo de esa isla
del Caribe sufre iniquidades imperiales de todo tipo.
No se trata de minimizar los contenidos dramáticos propios de la
crisis haitiana pero la lectura de los hechos propuesta por los
discursos mediáticos del bloque de poder hegemónico nada tiene de
ingenua. Esa lectura simplista limita la información y el
análisis en un puñado de datos: en las movilizaciones de los dos
bloques opositores al presidente Jean Baptiste Aristide, en el
surgimiento de una facción armada que también apunta a la
renuncia del presidente y en las urgencias humanitaria que se
desprenden de semejante cuadro de confusión y violencia.
Una lectura atenta del actual panorama haitiano debe hacernos
reflexionar sobre los siguientes datos.
Desde su vuelta al poder, después de una temporada de exilio en
Estados Unidos, Aristide responde a los mandatos de Washington y
muy particularmente de la CIA. Cuando hace falta lo sostienen,
cuando hace falta lo critica pero mientras tanto preparan su
nuevo exilio y rescatan a su familia.
El jueves pasado el Departamento de Estado dijo oficialmente que
la conducta del jefe de Estado haitiano era "decepcionante". Hace
menos de una semana, una comisión internacional encabezada por el
subsecretario de Estado norteamericano para asuntos hemisféricos,
el terrorista anticubano Roger Noriega, e integrada por
representantes de la OEA y de Francia (ex metrópoli colonial de
Haití) presentaron un programa anticrisis basado en la
continuidad de Aristide en el poder hasta el fin de su mandato.
En medio de la crisis las autoridades migratorias norteamericanas
se movilizaron para "evitar" la llegada masiva de refugiados
haitianos y de "otros países del Caribe", según el texto de
varios documentos y comunicados oficiales difundidos por la
prensa. Asimismo, ordenaron al servicio de guardacostas que
refuercen los controles en aguas cercanas a Hatí y "a Cuba".
¿Por qué deberían los cubanos lanzarse a una estampida
emigratoria como consecuencia de la situación haitiana? Hay que
leer el "contra texto" de las declaraciones estadounidenses y
recordar entonces que antes de cada crisis migratoria cubana –
como la de Mariel a principios de la década del '80 y la de los
balseros a mediados de la del '90- el gobierno de Estados Unidos
alertaba sobre medidas similares mientras operaba con la
intención de generar episodios de desestabilización en Cuba.
Pocos días después, precisamente el jueves pasado, Bush acusó a
Cuba de estar desestabilizando a la región y ordenó el
endurecimiento de las normas que restringen los viajes de buques
entre puertos norteamericanos y cubanos. La medida implica un
refuerzo del embargo que Estados Unidos ejerce hace casi 40años
contra ese país caribeño, pese a que la medida fue varias
sancionadas por la ONU como violatoria de la Carta de Naciones
Unidas sobre Derechos Humanos, en el capítulo que contempla los
derechos económicos y sociales de los pueblos.
En forma simultánea, en su presentación ante la comisión de
inteligencia del Sendo norteamericano, la CIA caracterizo a
América Latina como un "escenario preocupante".
En Venezuela está por fracasar la iniciativa opositora
pronorteamericana porque prácticamente no quedan dudas de que el
proceso hacia el referéndum contra el presidente Hugo Chávez está
viciado por el fraude en millones de firmas "ciudadanas".
Mientras se escribe esta nota varios lideres de la región, entre
ellos los presidentes de Brasil y Argentina, Inacio Lula Da Silva
y Néstor Kirchner participan en la Cumbre de los 15 en Caracas.
Cuba avanza a paso firme en la lectura del nuevo escenario
abierto en Sudamérica y ello se expresa en el nivel de relaciones
que se está tejiendo con Argentina y Brasil. En ese sentido, la
reciente visita del canciller cubano Felipe Roque Pérez a Buenos
Aires sirvió para ratificar la decisión de La Habana de solicitar
su asociación al MERCOSUR.
En medio de la ofensiva de Estados Unidos y de las corporaciones
financieras acreedoras contra Argentina para modificar la
política de quita sobre la deuda propuesta por Kirchner, Cuba y
este país sudamericano acaban de incursionar en una fórmula que
puede servir como ejemplo de cooperación Sur-Sur, a la vez que
enrostra la voracidad del Norte hegemónico: ambos países
acordaron avanzar en el saldo de una deuda que Cuba tienen con
Argentina a través de convenios de asistencia médica. En un "caso
piloto" de complementación, Cuba pagará con tratamientos de salud
a pacientes argentinos pertenecientes a los sectores más
empobrecidos de su población.
Estados Unidos sigue recogiendo rechazos a las presiones que
ejerce en la región para utilizar la Comisión de Derechos Humanos
de Naciones Unidas (ONU) como herramienta de hostigamiento a
Cuba. Tampoco hace pie en su estrategia de imposición automática
del ALCA, como quedó evidenciado en la última reunión de Puebla,
sobre todo porque los socios mayores del MERCOSUR –Brasil
copreside con Washington la presidencia de esas dliberaciones-
mantienen con firmeza su rechazo a la fórmula original de libre
comercio trazada durante la administración de Bill Clinton.
Podríamos enumerar varios ejemplos más del escenario
latinoamericano, sin olvidarnos de que, en su frente doméstico,
la administración Bush ya no puede estar segura de su reelección,
en noviembre próximo. Desde la aparición del demócrata John Kerry
las encuestas provocan dudas entre los fascistas del partido
Republicano. Es sabido que de cara a los procesos electorales los
grandes partidos estadounidenses son muy sensibles a sus soportes
financieros y es sabido también que el Republicano recoge cientos
de millones de dólares de las mafias narcotraficantes y
anticubanas del estado de La Florida.
La estrategia desarrollada por Estados Unidos a través de la
crisis de Haití se inscribe en su programa de acción para toda la
región, tendiente al control definitivo de sus recursos
económicos y a la manipulación de sus aparatos productivos, para
lo cual pone énfasis en dos piezas fundamentales: la imposición
del ALCA y el despliegue del Plan Colombia y de otros proyectos
de militarización similares.
El escenario abierto en Sudamérica preocupa a Estados Unidos.
Las presencias en algún punto objetivamente antihegemónicas de
los actuales gobiernos de Brasil y Argentina, la consolidación
del proceso bolivariano en Venezuela, la participación de Cuba en
esa nueva política de consensos e integración regional, la
maduración del MERCOSUR y la muy posible resistencia argentina
ante las presiones de sus acreedores externos son todos factores
que se oponen al bloque de poder imperialista.
Por eso Estados Unidos y sus socios europeos están dispuestos a
desestabilizar el proceso e incluso a terminar por medio de la
violencia golpista y del intervensionismo militar con sus
protagonistas más decidios. Por eso Estados Unidos quiere
convertir a Haití en un portaviones contra Cuba, contra Venezuela
y contra todos los proyectos antihegemónicos abiertos en la
región.
* Agencia Periodística del Mercosur (APM). Del Centro de Graduados
de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la
Universidad Nacional de La Plata (UNLP)
https://www.alainet.org/es/active/5704
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