Sin tregua no había solución, dice Munguía Payés
06/11/2012
- Opinión
Han bajado, además de los homicidios, el resto de delitos: extorsiones, robos y desapariciones
SAN SALVADOR - El general (r) David Munguía Payés, actual ministro de Seguridad y Justicia de El Salvador, no necesita muchas presentaciones. Pero en este gobierno parece que está siempre situado en el “ojo del huracán”: ejemplo de ello, cuando fue nombrado como ministro de la Defensa Nacional, después que los gobiernos conservadores lo marginaron.
Su nombramiento en Seguridad y Justicia hizo todavía más ruido, primero porque fueron desplazados varios ex comandantes guerrilleros del sistema y porque paradójicamente el gobierno de izquierda –y no la derecha- militarizó la Policía Nacional Civil (PNC) y le dio más preponderancia al Ejército en la vida política local.
Munguía Payés repasa lo que ha sido su estrategia en esta amplia entrevista con ContraPunto. Enfatiza en las cifras oficiales sobre el descenso de la criminalidad; puntualiza la importancia de la tregua y reconoce que el camino por recorrer no será fácil. Invitamos a los lectores de ContraPunto a juzgar los hechos y a confrontar las ideas del máximo encargado de la Seguridad Pública, con la realidad que vivimos.
General, quisiera que habláramos inicialmente sobre el cambio de estrategia del pasado gobierno a este gobierno. ¿Cuál es el cambio esencial que se ha impulsado en su estrategia contra el crimen?
Bueno, primero la definición de las nuevas políticas de justicia seguridad y convivencia, que se fundamentan en cinco ejes: uno de estos es el control y represión del delito; el segundo, la prevención social del delito; la tercera es ejecución de penas, rehabilitación y reinserción; el cuarto tiene que ver con la atención a las víctimas, y el quinto, una reforma legal e institucional.
Ahora, tomando esto como fundamento, a mí me preguntaron al inicio de mi gestión cómo íbamos a combatir la delincuencia: con “mano dura” o con “mano blanda”, o solamente con medidas preventivas. Entonces yo les dije que le íbamos a combatir con inteligencia y que íbamos a combinar acciones estratégicas, operativas y acciones tácticas, fundamentadas en los ejes de los que le hablé y que al final íbamos a tener un resultado y me comprometí -y esta es una de las diferencias- en disminuir el 30 por ciento (%) de los homicidios. Anteriormente no se habían fijado metas, sobre todo en el tema del combate contra el crimen y la disminución de la delincuencia, nadie quería aventurarse y decir que se iba a disminuir uno o dos crímenes al día; eso era casi utópico, si la espiral de violencia en el país venía aumentando a lo largo de los años.
En el 2006 aproximadamente teníamos un promedio más o menos de entre 1.400 y 1.500 homicidios, y el año pasado terminamos con 4,300 más o menos.
Entonces, esto significaba que algo estaba pasando y que nosotros teníamos que ponerle atención. En ese sentido, comenzamos a tratar de entender el problema y determinar cuáles eran las verdaderas causas de la violencia porque estábamos teniendo un promedio de 14 homicidios diarios y en el período de la guerra promediamos 17 homicidios diarios. Es decir, que sin estar en una guerra civil estábamos llegando casi a esos niveles.
La gran pregunta era tratar de entender de dónde venía la violencia: si venía del crimen organizado, si la sociedad era demasiado violenta, o qué tenía que ver el fenómeno de las pandillas en esta espiral de violencia que teníamos.
¿Cuál fue la principal conclusión que encontraron de los exámenes que hicieron?
Primero, nos dimos cuenta de que las estadísticas que estábamos llevando no estaban totalmente correctas. Estaban incompletas al analizarlas, puesto que las estadísticas nos estaban diciendo que solamente el 11% de los homicidios estaban siendo generados por las pandillas y el resto por otros actores criminales.
Luego comenzamos a realizar visitas a diferentes delegaciones de policía y hablando con los jefes de las delegaciones, de las subdelegaciones y de los puestos, nos dimos cuenta que la mayor parte de homicidios los estaban cometiendo las pandillas y el jefe de delegación decía: “mire aquí el 85% de los homicidios en realidad los está cometiendo la pandilla, y hay un 15% que no sabemos en realidad quién los está cometiendo”.
Es decir, se había comprobado lo de las pandillas, pero había un 15% ahí que no se sabía. Inclusive, ahí podía haber otros asesinatos generados por las pandillas pero no los habíamos podido comprobar, y esto fue un factor común en varias visitas.
¿Qué otros descubrimientos hicieron?
Nos dimos cuenta también de que cuando aparecían cadáveres no siempre se determinaba el origen de la muerte; había tantos muertos que era muy difícil hacer investigaciones y resolver los casos; por lo tanto, no solamente los casos quedaban impunes sino que no se determinaba quién era el actor de la muerte.
Luego ideamos nosotros una matriz para cruzar los elementos, para ver si en esta forma identificábamos quién era el autor de la mayor parte de muertes y como estábamos bastante convencidos con la información que traíamos del terreno que la pandilla estaba involucrada en muchas de estas muertes, establecimos algunas variables como, por ejemplo, si la persona había sido asesinada en una zona que era controlada por la pandilla, si esta persona tenía tatuajes, si tenía antecedentes delictivos, si en los grafitis en las zonas donde se había encontrado el cadáver, habían algunos mensajes que pudieran relacionar a esta persona con la actividad pandilleril, la tipología de la muerte también: si estos habían sido encontrados embolsados -en bolsas negras es una característica de la pandilla para deshacerse de los cadáveres-, si los llevaban en sábanas, si estos habían sido desmembrados, si habían sido asesinados con arma de fuego…
Por otra parte, vemos también qué decía la población en relación a esas muertes, porque la población realmente sabe.
Entonces, cuando comenzamos a cruzar como 10 variables, todas coincidían en que era la pandilla. Al final nos dimos cuenta de que más del 90% de los homicidios que estábamos teniendo nosotros estaban siendo cometidos por las pandillas. Y otra cosa: averiguamos que de ese 90% el 75% de las muertes o un poquito más tenía relación con la guerra entre las pandillas.
¿Qué quiere decir eso?
Comenzamos a concluir nosotros con un razonamiento sencillo y decíamos “quien controla a la pandilla va a controlar el 90% de los crímenes del país y quien controla la guerra entra las pandillas va a controlar el 75% de los muertos”.
En ese sentido, comenzamos nosotros a ver cómo podíamos detener primero la guerra entre las pandillas. Y ahí nos surgió el problema de que nuestro gobierno no tiene como política sentarse con pandilleros ni con criminales ni con terroristas a discutir los temas de violencia, pero generamos los espacios para que la iglesia católica y la sociedad civil pudieran desempeñar ese rol y ver si podían ellos detener esa guerra entre las pandillas.
¿Entonces surge la idea de la tregua mara?
Sí, así es como surge ahí la figura de Monseñor Fabio Colindres y Raúl Mijango…, nosotros les damos las facilidades para que ellos puedan llegar a los centros penales y sobre todo aquellos de máxima seguridad y de ahí poder platicar con los líderes de ambas pandillas en forma individual y luego juntar a estos líderes a ver si se podían poner de acuerdo y detener ese baño de sangre.
En realidad, la iglesia católica a través de monseñor Colindres y Mijango, hacen un excelente trabajo. Las pandillas llegan a un entendimiento, que no se van a matar entre ellos y pactan a partir de ese momento una tregua.
Luego nos surge una dificultad a nosotros, y esta dificultad es que a estos líderes los teníamos en la prisión de máxima seguridad y ahí están incomunicados. Entonces, la idea era que ellos trasladaran las órdenes, como eran líderes y todavía tenían control de las estructuras en la calle, que pudieran girar esas órdenes para detener esa guerra.
Se dan los traslados…
Nosotros pensamos que era conveniente mover a esos líderes de la cárcel de máxima seguridad a una menor seguridad, para que ellos pudieran tener una comunicación con el exterior. No obstante, nosotros tenemos bloqueadores (de telefonía celular) en los centros penales para dificultar las llamadas y la comunicación sobre todo de los pandilleros hacia el exterior para evitar que den ordenes criminales, sin embargo, siempre ellos se las arreglan de alguna manera para mandar mensajes en forma escrita o a través de las visitas, nosotros sabíamos que eso no lo hemos podido evitar y no lo vamos a poder evitar, pero con el traslado se iba a dar la oportunidad a estos líderes de poder enviar las órdenes hacia el exterior.
En ese sentido, nos dimos cuenta que después que los movemos -movimos a 30 líderes pandilleriles de las dos pandillas grandes, de la MS13 y de la 18, al centro penal de Ciudad Barrios a la MS y al de Izalco y Cojutepeque a los del barrio 18. Eso fue el día 9…
De marzo…
Fue de marzo... Otra cosa que para nosotros fue importante era garantizar el proceso eleccionario que se iba a llevar a cabo el 11 de marzo. A las pandillas las movimos un par de días antes de las elecciones, no me recuerdo exactamente el día, pero fue un par de días antes, porque también teníamos conocimiento de que los pandilleros iban a sabotear el proceso electoral, iban a atacar algunos centros de votación e iban a generar caos para que la gente no saliera a votar.
Bueno, los movemos y ¿cuál es nuestra sorpresa? En realidad lo esperábamos porque todo esto era algo de que sabíamos que podía suceder. El asunto es que luego de que los llevamos a estos centros penales fuera del de máxima seguridad, al siguiente día comienzan a bajar en forma significativa los homicidios.
Después que tenía un promedio de 13, 14, 12 diarios, comenzamos a tener casi en forma inmediata 7 homicidios, 6 homicidios… y baja significativamente los homicidios.
Quiero hacer aquí un paréntesis y quiero decir que paralelamente para esa época teníamos nosotros planificado iniciar una serie de planes de represión del delito orientados a romper estructuras criminales también para generar un ambiente más tranquilo de seguridad sobre todo orientado al proceso eleccionario.
¿Entonces?
Ahí hay un momento que se combinan los planes policiales, la cooperación de la Fuerza Armada, también para mantener el orden público en apoyo de la policía, y el tema de la tregua… Pero significativamente de un día para otro nos baja casi a la mitad los homicidios.
¿Esta tendencia se ha mantenido?
Esa tendencia a la baja de los homicidios se ha mantenido a lo largo del tiempo hasta la fecha. Ya llevamos 8 meses y hemos tenido un promedio más o menos de 5,4 homicidios al día. Si lo comparamos a la tendencia que teníamos de 14 homicidios, quiere decir que hemos bajado entre 9 y 10 homicidios diarios; antes teníamos promedios mensuales de 400-450 homicidios, hoy tenemos promedios de 160-170 homicidios.
Antes El Salvado era considerado el segundo país más violento del mundo con una tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes de 65 aproximadamente, casi llegando a 70, superado nada más por Honduras que tiene tasa más o menos de 91 homicidios por cada 100 mil habitantes.
Le quería preguntar: ¿esta tregua era realmente un plan dentro de la nueva estrategia contra el crimen o surgió espontáneamente?
No, obviamente que no surge espontáneamente, surge del análisis que yo le he comentado, pero con la dificultad de que el gobierno no puede hacer todo; hay cosas que nosotros las podemos hacer y otras que no las podemos hacer, pero aquí lo importante es que nosotros facilitamos el trabajo para que otros actores que no son necesariamente gubernamentales, sino que otros actores fuera del gobierno, hicieran un trabajo que nosotros no podíamos hacer. Ello cabe dentro de la estrategia de previsión, y pensamos que podría dar resultado y por lo tanto, servimos de facilitadores para que este proceso de tregua, con la intervención de la iglesia y de la sociedad civil se pudiera llevar a cabo.
Es decir, nosotros estábamos conscientes que había que buscarle al tema de la violencia una salida que no fuera tan convencional, porque teníamos 30 años de venir experimentando con “mano dura”, con “mano blanda”, con medidas de prevención y no nos estaban dando resultados.
A eso es que quería llegar, porque según diversos sectores nacionales han cuestionado la tregua… ¿Ustedes preveían que iba a haber algún tipo de cuestionamiento hacia el gobierno por una supuesta mano blanda con las pandillas?
Nosotros sabíamos que iba a haber un poco de cuestionamiento pero este cuestionamiento se iba a diluir con los resultados.
Tú tienes de 9 a 10 muertos menos en el día; al final la gente si tiene duda dice: “bueno, pero hay 10 muertos menos”. Yo siempre he dicho que la tregua es el inicio de un proceso de pacificación del país en términos de la violencia. La tregua no es la solución al problema de la violencia, pero sin tregua tampoco hay solución y te voy a explicar por qué…
Adelante.
Nosotros nos estábamos preguntado por qué estamos haciendo tantos esfuerzos en el área de prevención y por qué no nos estaban dando resultados, y es porque la mayor parte de esfuerzos que estábamos haciendo estaba orientados, como tradicionalmente sabemos que debe ser, a llevar los planes sociales del gobierno a los lugares donde hay pobreza; es decir, tratar de atacar las causas de marginación social, de pobreza, falta de empleo, que han sido tradicionalmente las raíces de la delincuencia, pero lo que no nos habíamos dado cuenta y por lo cual estas acciones no estaban dando resultado, es que el problema de la delincuencia había escalado y nosotros estábamos tratando de atacar las causas y teníamos una guerra en medio que nos estaba dando un promedio de muertos casi similares a los que tuvimos en la década de los 80, durante la guerra civil.
Entonces, hacer prevención en medio de la guerra no da resultado. Y yo he puesto como ejemplo esto: ¿Hubiera dado resultado el Plan Marshall de los aliados (contra el fascismo) para reconstruir nuevamente aquellos países que estuvieron en la segunda guerra mundial? ¿Hubiera dado resultado este plan en medio de la guerra? No, había que esperar que la guerra terminara y luego llevar esos planes de desarrollo y esas inversiones que en medio de la guerra no se podía. Lo mismo nos estaba sucediendo acá.
Explíquelo…
Teníamos una guerra entre grupos pandilleriles que no tenía nada que ver, en este momento necesariamente, con los problemas sociales que vivían en la comunidad; esta era otra cosa.
Entonces, para que todas estas medidas de prevención del gobierno puedan llegar y tener efectividad en el desarrollo de sus planes había que detener esta guerra. Por eso es que digo yo, y repito, que la tregua no es la solución, pero sin tregua tampoco había solución.
Ahora general, la tregua es un paso que es temporal… ¿Se acaba la guerra o sigue la guerra?
Nosotros tenemos fe de que la tregua es el inicio de un proceso de pacificación del país que ya ha traído algunos beneficios palpables a la sociedad salvadoreña y no solamente en la disminución de los homicidios, en términos de pandillas. También decimos que esta tregua entre las pandillas no es perfecta: todavía hay enfrentamientos, pero ya menores; siguen habiendo muertes entre pandillas y al interior de las pandillas que se depuran constantemente.
Pero la sociedad salvadoreña ya comenzó a ver otros beneficios adicionales: primero, la distensión que tenemos, así como el mejor control en los centros penales.
Tú sabes que hace 9 o 10 meses había muertes en los centros penales a diario, intentos de fuga y eso ya no lo has visto.
Además, has visto gestos de los privados de libertad que entregan armamento. En las cárceles a las autoridades antes teníamos que írselos a quitar, hoy hemos tenido varios gestos en los que privados de libertad nos entregan teléfonos celulares y nos entregan armamento.
¿Qué otros gestos ha habido?
Hemos visto como las pandillas que operan fuera de la cárcel, “en la libre”, como le llaman ellos, entregaron 78 armas al Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza. Eso nunca se había visto, y si yo te hubiera dicho hace un año que esto iba a pasar, hubieras dicho que yo estaba loco; cualquiera me hubiera dicho que era imposible de lograrse, y sin embargo ha pasado.
Ya no hemos tenido muertes de cobradores y de motoristas adentro de los buses, ni buses incendiados por las pandillas...
¿Desde cuándo?
Tenemos más de ocho meses, desde que se inicio este proceso de tregua no hemos tenido esos casos.
¿Y antes era a diario?
Era a diario. Antes se mataban soldados, custodios de los penales, policías, y ya no hemos tenido eso. Antes teníamos mucho más violencia en los centros escolares y muertos ahí y en su periferia inmediata… Ya no los hemos tenido.
La pandilla como un gesto de buena voluntad, así lo llaman ellos y nosotros igual lo recibimos, declaró zona de paz los centros escolares y eso, digamos, se ha cumplido bastante.
Todavía en la gente, en las encuestas se refleja, hay una percepción de mucha violencia…
Sí, todavía hay una percepción de mucha violencia, pero te voy a decir qué está pasando. No ha habido muertos, que es la máxima expresión de la violencia. Todavía hay jóvenes en las escuelas que pertenecen a las pandillas, pero se está respetando esa disposición (la tregua y escuelas en zonas de paz).
Otra cosa importante es que se suspendió el reclutamiento forzoso, ¿por qué? Porque antes en el marco de la guerra entre pandillas cuando ellos tenían bajas tenían que reponer esos efectivos, y hubo un momento que la guerra se recrudece y además, de eso intervenimos nosotros capturamos, sacamos mareros de circulación, los metemos s a la cárcel, ellos tienen que reponer esas bajas.
Entonces hay un momento que se comienza a forzar a los jóvenes a que ingresen a las pandillas y los inducen a que delinquen para que ya no se puedan salir. Eso en términos generales, ya no está sucediendo, ya no hay reclutamiento.
Es decir, en los barrios y colonia populares, que es donde se mueve la pandilla, antes quién no quería entrar a la pandilla lo mataban. Hoy eso ha cambiado.
Entonces, hay varios beneficios que la sociedad está recibiendo que no solo es el hecho de que los pandilleros dejaron de matarse en la intensidad que se hacía antes.
Pero como te digo, hoy tenemos cinco homicidios al día y de esos cinco homicidios tres o cuatro siguen estando relacionados con la pandilla, ya sea por depuración interna o por la misma confrontación, pero se están haciendo esfuerzos para que esto no suceda y hemos visto nosotros los esfuerzos de los pandilleros también de tratar de controlar.
Hay quienes desde la oposición política han cuestionado el proyecto que ustedes están impulsando. Por ejemplo, han aseverado que ya no hay tantos homicidios pero si hay más desapariciones forzosas y extorsiones.
Eso no es cierto, porque te voy a explicar. Primero, con las extorsiones la Policía Nacional Civil (PNC) ha investigado y está convencida, y nuestras estadísticas nos lo confirman, que han bajado en un 10%. Eso no es muy significativo en el ámbito de las extorsiones y tampoco ha habido un compromiso de los miembros de las pandillas de dejar de extorsionar, porque como tú sabes el 98% de las familias de los pandilleros están viviendo de las extorsiones; no viven tanto del narcotráfico: lo fuerte del ingreso económico de las pandillas son las extorsiones. Tú sabes que en las pandillas el producto que tienen de las actividades criminales se lo reparten entre todos los miembros. Entonces estos jóvenes que están dentro de las pandillas están sosteniendo sus hogares, en los que hay seis o siete personas.
Entonces, la FGR en su informe dice que las extorsiones han bajado entre un 19% y 20%. Hay una diferencia entre lo que nosotros afirmamos y lo que ellos dicen. Nosotros decimos más o menos el 10% y la FGR dice 19%, 20%.
Lo cierto es que las extorsiones han bajado y todo ha sido un producto del trabajo coordinado: medidas de prevención, de represión, el tema de la tregua -aunque el tema de la tregua no ha podido avanzar en el área de las extorsiones porque de eso está viviendo la familia de los pandilleros-, pero también ha habido reducciones de robos, asaltos, hurtos.
¿Secuestros?
Secuestros no hemos tenido prácticamente. Ha habido unos cuantos secuestros que hemos resuelto, pero el 95% de ellos son auto secuestros…tregua-chains
En las desapariciones…
En ese tema, a la fecha tenemos casi 400 desapariciones menos que el año pasado. No obstante, continúa habiendo desapariciones, pero el año pasado también hubo más desapariciones; hoy tenemos menos desapariciones.
Había sido una práctica de las pandillas que cuando eliminaban a sus contrarios los iban a enterrar.
Ahora, surgió un inconveniente que ha sido manipulado por algunas personas no sé si a propósito o sencillamente porque no lo han entendido, en cuanto a una diferencia entre el reporte de desaparecidos que pasa la oficina de Medicina Legal, que es una oficina que no investiga y que solamente recibe reportes de desaparecidos. Muchos de estos desaparecidos vuelven a aparecer a los tres días, porque la gente cuando desaparece una persona va a notificarla, y va a poner la denuncia a la PNC. Entonces, Medicina Legal solo toma nota, no tiene capacidad de investigar; la policía sí investiga.
La experiencia de la policía ha sido a lo largo de los años que casi el 60% de las personas que se reportan como desaparecidas, aparecen a los tres días, a la semana; hay personas que se han ido del hogar, otros que toman y se van con amigos, otros que se van a Estados Unidos… En el caso de los jóvenes hay quienes se integran a las pandillas y se van de sus comunidades a otras comunidades, y otra gente que sencillamente se va fuera del país.
Entonces, la policía investiga cada uno de estos casos y yo te puedo decir con propiedad que tenemos 400 menos desaparecidos este año en comparación con el año pasado; esto es casi igual en los años anteriores, es decir, está comprobado con los números que tenemos que hay menos homicidios, así como también menos desaparecidos.
Estas cifras que ustedes dan son las oficiales. ¿Están evaluadas también por organismos como Naciones Unidas? De dónde saca, por ejemplo, el alcalde de San Salvador, Norman Quijano, que ha habido hasta la fecha 1.500 desaparecidos?
Yo creo que el señor alcalde está desinformado; algunas veces nos lamentamos que algunos funcionarios salen al exterior a dar algunas declaraciones sin irse muy bien informados. Nosotros en el país estamos haciendo un gran esfuerzo no solamente por combatir la delincuencia sino que generar otra cara, una cara de más seguridad que en realidad la estamos logrando. Y cuando sale un funcionario al exterior y no van bien documentados de las cifras estadísticas, cometen errores y echan al traste todo el trabajo de imagen, fundamentado en datos reales que nosotros estamos dando.
Yo no sé al señor alcalde quién le proporcionó esas cifras, pero la realidad es que los números nuestros, los números que lleva la PNC, no coinciden con las cifras que ha dado el señor alcalde.
Al gobierno tampoco lo hemos visto promocionar o publicitar mucho estos logros.
Nosotros hemos tenido mucho cuidado y hemos sido muy reservados en el manejo del tema de la delincuencia. Yo les he pedido a los partidos políticos que saquen de sus agendas partidarias el tema de la seguridad y que todos trabajemos juntos.
Y en términos generales te puedo decir que he recibido ese respaldo. Lo ha recibido el Ministerio y la lucha en contra del crimen. Son aislados algunos funcionarios que se han disparado dando algunas declaraciones y cuestionando los trabajos que nosotros estamos haciendo.
El trabajo está siendo reconocido por la comunidad internacional.
La legitimación del trabajo nuestro lo están haciendo algunos organismos internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA).
También te cuento que estuve en una reunión hace aproximadamente un mes en Nueva York. Esa reunión fue convocada por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, en la que estuvieron presentes los cancilleres de Centroamérica, México, Canadá y algunos países donantes de Europa. El Secretario General de la OEA puso como ejemplo de un proyecto exitoso, posiblemente el más exitoso del combate contra la violencia en el hemisferio occidental, a El Salvador.
Aquí, de acuerdo a las estadísticas, tenemos entre 1.200 y 1.800 muertos menos que el año pasado, en términos de homicidio. Entonces, quiere decir que sí se está dando. Tengo entendido que hay un informe que los representantes residentes en El Salvador de la Unión Europea, en el que han pasado un informe sobre este proceso.
Me han invitado, y voy a estar en la 81 Reunión Mundial de INTERPOL, y me han invitado para hablar sobre este proceso.
Es decir, este proceso ha trascendido ya nuestras fronteras y está siendo observado y quiere ser conocido por muchos organismos internacionales y muchos países.
En América Latina y en el hemisferio occidental, ¿quién ha podido bajar el 65% de los homicidios? ¡Nadie! Solo nosotros lo hemos hecho. Lo único que lo hemos hecho a lo mejor en una forma no convencional, no tradicional, pero los números, las estadísticas nos dicen que vamos por bueno camino.
Es casi imposible imaginar que los miliares salvadoreños hayan resuelto de una manera no convencional el problema de la criminalidad. El prototipo de militar que conocemos es el de “la mano dura”, es “la mano súper dura” y la represión. ¿Cómo es que aquí se ha dado vuelta a la tortilla?
Hubo mucho cuestionamiento al principio porque cuando nosotros tomamos la decisión de nombrar un militar como ministro de Justicia y otro como director de la PNC, mucha gente esperaba eso: más represión, sobre todo cuando al inicio hablábamos nosotros que teníamos que adquirir un poco de musculatura. Pero cuando nos preguntaban cómo íbamos a resolver el problema, nosotros respondimos que con inteligencia, y lo hemos hecho con inteligencia; nos comprometimos desde el principio a respetar las leyes de la República, el carácter democrático de la PNC y a garantizarle la seguridad, la vida y los bienes a la población salvadoreña y eso es lo que hemos cumplido.
La Fuerza Armada ha evolucionado mucho; aprendimos mucho durante la guerra. Ahora nuestros cuadros han sido muy preparados, es difícil encontrar un oficial de la Fuerza Armada en este momento que no haya salido al exterior, que no hable uno o dos idiomas adicionales; nos hemos preparado mucho más, es decir, la Fuerza Armada que tuvimos durante la guerra no es la que tenemos en este momento.
La Fuerza Armada se ha preparado mucho en la época de la posguerra, y esa imagen del militar que solamente piensa en resolver los problemas por la fuerza creo que es una imagen equivocada.
El buen desempeño en esta materia contra la criminalidad da mucho rédito político. ¿Usted cómo se ve en un futuro? ¿Se ve candidato a Presidente o a Vicepresidente?
Quiero aclarar que mi entrega y lucha en contra del crimen y los resultados es efecto del compromiso y la dedicación con que estoy abordando este problema, porque me comprometí con el gobierno, con el presidente Mauricio Funes, y con el pueblo salvadoreño, a disminuir en 30% los índices delincuenciales.
Obviamente, este trabajo ha sido valorado por la sociedad salvadoreña y me ha posicionado. Por el momento mi horizonte me da para seguir con mi compromiso. Si en algún momento yo dejara esta cartera, pudiera ser que mi horizonte cambie, pero por el momento seguiré con el compromiso de ayudar a hacer de El salvador un país más seguro.
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