La humanidad junto a Cuba

13/11/2012
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A mediados del año en curso, la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de los EEUU (OFAC) aplicó una multa de 619 millones de dólares al banco holandés ING por realizar transacciones financieras con Cuba y otros países. Históricamente es la más alta impuesta por el gobierno norteamericano a un banco extranjero.
 
Aunque asombrosa, se trata en realidad de una mínima muestra de las múltiples afectaciones provocadas contra la Isla desde 1959, fruto de una telaraña jurídica en la que funcionan articuladamente la Ley de Comercio con el Enemigo (1917), la de Asistencia Exterior (1961), la de Administración de las Exportaciones (1979), la Ley Torricelli (1992) y la Ley Helms-Burton (1996). A ellas se suma un siniestro entramado de regulaciones y disposiciones normativas. Cuba no sólo está impedida de exportar o importar libremente productos hacia o desde los EEUU, sino que tampoco puede utilizar el dólar en sus transacciones financieras con terceros países, o tener cuentas en esa moneda en ningún banco. Se le prohíbe además acceder a créditos del BID, FMI y Banco Mundial.
 
El propósito de semejante embate es uno: agobiar, ahogar y quebrar a un pequeño país que decidió ser libre y soberano. Ese castigo, impuesto unilateralmente, se expresa en un daño económico que asciende a la astronómica cifra de un billón 66 mil millones de dólares (1.066.000.000.000) calculado desde la imposición del bloqueo hasta fines del 2011. Prácticamente no existe sector de la sociedad cubana que no se vea afectado de una u otra manera por este castigo pertinaz e implacable. Como el listado de instancias damnificadas sería imposible de transcribir aquí debido a su extensión, proponemos una lectura detallada en el sitio http://www.cubavsbloqueo.cu/informebloqueo2012/index.html donde se puede advertir el terrible perjuicio que se ocasiona al pueblo de Cuba, y en particular a ámbitos muy sensibles como los de la salud, educación o alimentación.
 
Los EEUU presentan estas medidas de sanción bajo la figura del “embargo”, respaldándose en las supuestamente injustas nacionalizaciones realizadas por la Revolución sobre propiedades norteamericanas. Vale aquí recordar dos cosas: por una parte todos los demás países afectados por aquellas medidas soberanas se avinieron a negociaciones de compensación, pero EEUU se negó sistemáticamente a cualquier acuerdo. Por otra parte, un embargo es la retención de bienes de un deudor, mientras que el bloqueo (que es el verdadero mecanismo que se aplica) persigue un objetivo político que involucra incluso a terceros, amenazándolos o castigándolos como describimos al comienzo de esta nota en caso que se atrevan a vulnerar el cerco implantado.
 
EEUU revitaliza sus argumentos cada año, al mantener a Cuba en su lista de “países patrocinadores del terrorismo”, en la que fue incluida desde 1982. En la grotesca descripción que ofrece Washington para la versión 2012[1], indica que Cuba tiene relaciones con ETA y las FARC, aunque reconoce textualmente que “no les entrega armas ni provee entrenamiento paramilitar” (¡!).
 
Condena mundial
 
La Asamblea General de la ONU acaba de condenar nuevamente el bloqueo contra Cuba. Lo ha hecho así por veintiún años consecutivos. En esta oportunidad fueron 188 votos favorables a Cuba, y sólo 3 en contra más 2 abstenciones[2]. Sin embargo, no es la única instancia. Destacamos pronunciamientos similares provenientes de la 17ª Sesión Ordinaria de la Unión Africana (2011), Amnistía Internacional (2011), el Consejo Latinoamericano del SELA, la XXI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y Gobierno (2011), el Primer Encuentro Mundial de Blogueros, la IV Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del CARICOM, la 14ª Reunión de la Autoridad de la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECO-2012), la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC-2011) y la VIII Reunión del Consejo Político de la ALBA-TCP (2012). Hay además numerosas organizaciones estadounidenses que se han pronunciado al respecto, incluyendo importantes confederaciones de iglesias.
 
Mucho más allá de posibles afinidades político-ideológicas, el mundo entero clama por la finalización de este tormento que no tiene antecedentes similares en la historia de la humanidad. Informarnos más y mejor sobre sus implicaciones, levantar nuestras voces y respaldar al pueblo cubano son imperativos éticos insoslayables en el fortalecimiento de Nuestra América.
 


[2] Votaron en contra EEUU, Israel y Palau, y se abstuvieron Micronesia e Islas Marshall.
https://www.alainet.org/es/active/59572
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