¿Será acaso el miedo?

09/04/2014
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A

Diariamente en los noticieros vemos información sobre Guatemala y Centroamérica respecto a la inseguridad pública (asesinatos, desapariciones, extorsiones, robos, etc.) la cual pareciera estar siendo causada por un monstruo sin cara, sin forma y cada vez más fuerte.

 Estos hechos de violencia que a diario aquejan a las poblaciones, se han venido entendiendo como algo "normal", algo que sucede y que debemos de dar gracias por no ser los afectados. Esta situación de "aceptación ante la realidad" a mi criterio está permitiendo que una u otra manifestación de repudio, se vaya quedando aislada, minimizada, o silenciada; peor aún, resulta ahora que las víctimas en la mayoría de los casos son consideradas casi responsables de su desgracia, justificado con el tradicional "en algo estaba metido".

 

Cotidianamente la información presentada en los distintos planos económico, social, político, es desesperanzadora, y ello lo pueden comprobar, por ejemplo si se hace el ejercicio de preguntarle a un lector de prensa ¿cuál es la buena noticia? vamos a encontrar en primer lugar una cara de asombro por la pregunta, y en segundo lugar una respuesta negativa. Todo ello me han llevado a una serie de preguntas que quiero compartirles como por ejemplo ¿cómo se ha instaurado la desesperanza?, ¿será la desesperanza producto del miedo, y si es así, cómo hemos permitido que el miedo nos gobierne?, ¿cuáles son las distintas expresiones e intensidades del miedo?, ¿cómo se vincula el miedo con ideas o acciones de violencia?, ¿será el miedo el que hace que la inseguridad pública sea tan efectiva para controlar a las poblaciones? ¿Cómo nos afectan el miedo y violencia (en sus distintas expresiones)?

 

Como podrán ver, tengo más preguntas que respuestas; sin embargo, algo me ha quedado claro y es que, tenemos que hablar del miedo, tratar de entender cómo opera, cómo se produce, por qué se produce y sobre todo comprender que éste es provocado intencionalmente.

 

A mi criterio, el miedo hay que entenderlo como ese sentimiento que opera, ante el cual respondemos, nos paralizamos o no, y que pocas veces lo identificamos, a pesar que lo reproducimos. Por ejemplo, muchas veces el miedo nos paraliza o somete a la aceptación de los hechos de violencia, mismos que no cuestionamos por miedo a represalias. Esta actitud ha contribuido a construir nuestras formas de entendernos, relacionarnos, de luchar, de sobrevivir, de concebir la vida, el desarrollo e inclusive la muerte.

 

Si vemos el miedo como una construcción, instalada en nosotros a partir de las amenazas en sus diversas expresiones, vamos a encontrar entonces una serie de preguntas y respuestas vinculadas con nuestras sensaciones y reacciones. Lo importante será en todo caso trabajarlas a distintos niveles, como por ejemplo a nivel personal, familiar, vecinal, comunitario, departamental, generacional, etc.

 

Si bien el miedo lo debemos identificar y trabajar, éste debe de estar acompañado de esperanza, de creatividad para imaginar otras formas de vivir, que permitan ir más allá de actos de valentía, en donde la escucha, la comunicación, la reflexión, la generación de confianza, la solidaridad, la denuncia, la lucha contra la impunidad, el acceso a la justicia, la generación de oportunidades, la equidad, entre otros, sean perspectivas que nos acompañen en la construcción de otras realidades no gobernadas por el miedo.

 

Guatemala, 10 de abril del 2014.

 

- Danilo Rivera

UC/ AVANCSO

El artículo de opinión será el Editorial del Noticiero Maya K'at de la Federación Guatemalteca de Educación Radiofónica FGER.

 

https://www.alainet.org/es/active/72942
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS