Bajo cuestionamientos, felicidad gubernamental y empresarial por acuerdo con Bush
Firma del TLC Chile-Estados Unidos a Nivel de Gobiernos
15/06/2003
- Opinión
Éxito de la Administración de Presidente Lagos. Se "alienta el
ALCA". De 3.600 millones de dólares, las exportaciones de Chile a
EEUU pasarán a 5 mil millones. Alianza del oficialismo y la derecha
para aprobar el TLC en el Congreso chileno. Organizaciones sociales
y políticas insisten en plebiscito para aprobar o rechazar el TLC.
Se denuncia que habrá disminución de ingresos al Fisco y el gobierno
quiere solucionarlo subiendo el IVA. ATTAC-Chile: "El TLC golpeará a
importantes y vastos sectores"
Con fuertes cuestionamientos desde sectores de
la sociedad civil y dudas de su real beneficio para todos los
trabajadores chilenos, el gobierno de Ricardo Lagos finalmente logró
un éxito ambicionado: ser el primer país de Sudamérica que firma un
Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.
Junto a los augurios gubernamentales de que este convenio traerá
beneficios de empleo, mayor inversión y aumento en remuneraciones
para los chilenos, agrupaciones independientes señalan que un primer
efecto negativo será el aumento del Impuesto al Valor Agregado (IVA)
para cubrir las pérdidas fiscales por la baja de impuestos a
importaciones.
Desde el oficialismo no hay dudas de que este paso fue positivo.
Según el mandatario chileno, "nos hemos ganado la credencial de
socios confiables para proyectos mayores". La Ministra de Relaciones
Exteriores de Chile, Soledad Alvear, indicó que con esta firma se
fortalece la "estrategia de apertura" comercial del país. Robert
Zoellick, Representante de Comercio de Estados Unidos aplaudió la
firma del tratado y señaló que "Chile es un socio económico ejemplar
que está a la cabeza de las naciones latinoamericanas en la
liberalización del comercio".
Desde la sociedad civil hay otra mirada. En una declaración pública,
ATTAC-Chile planteó que el TLC Chile-Estados Unidos "golpeará a
importantes y vastos sectores productivos, como las pequeñas y
medianas empresas y los agricultores, lo que generará más desempleo,
hará más precarios otros puestos de trabajo y presionará a la baja
los sueldos y salarios".
Junto a ATTAC, otras agrupaciones como la Alianza Chilena por un
Comercio Justo y Responsable, Fuerza Social y Democrática, el
Partido Comunista, y organizaciones no gubernamentales y sociales
han exigiendo que el TLC chileno-estadounidense sea llevado a un
plebiscito como mecanismo democrático de aprobación o rechazo.
Pero el gobierno de Lagos se niega a esa posibilidad y más bien se
concentra ahora en lograr la aprobación del TLC en los Congresos de
Chile y Estados Unidos.
El Lado Oficial y Empresarial
No pasaron cinco minutos desde que Soledad Alvear y Robert Zoellick
estamparon sus firmas en los documentos del TLC, el viernes 6 de
junio, cuando el Presidente Ricardo Lagos apareció en un salón del
palacio de La Moneda para dirigirse al país y mostrar su felicidad
por el acuerdo. Precisó, por ejemplo, que las exportaciones de Chile
al país del Norte llegan a 3 mil 600 millones de dólares y que
gracias al TLC subirán a 5 mil millones de dólares, un 40% de
aumento. Manifestó que este acuerdo demostrará sus "alcances
visibles en años venideros" y se aventuró a afirmar que el TLC con
Estados Unidos es la raíz "de un país que va a ser distinto".
Lagos, saliendo al paso de los cuestionamientos, planteó que para
Chile "la tarea ahora" es colocar los recursos generados por el
Tratado "con visión solidaria" y planteó que "no podemos ir por el
mundo vestido como socio mayor de las principales potencias si
mantenemos gente en extrema pobreza", que es la realidad chilena
actual. Él mismo comprometió su firma para un tratado interno que
permita avanzar hacia un país "socialmente más justo".
Soledad Alvear destacó que el TLC se firmó entre dos "repúblicas
libres y democráticas" e indicó que con el acuerdo se va a reducir
la pobreza y mejorar la calidad de vida de los chilenos y llamó a
los sectores del país a "estar a la altura" de este convenio
elevando la calidad de los productos y servicios, la capacidad de
trabajo y producción, avanzar en la investigación, etc.
Juan Claro, presidente de la Confederación de la Producción y del
Comercio (CPC), manifestó que el TLC generará "mejores condiciones
para atraer inversión" a Chile, mientras que representantes de
exportadores y grandes agricultores se mostraron complacidos de que
ahora "habrá condiciones inmejorables para una relación bilateral y
comercial amplia y dinámica con Estados Unidos".
En un análisis, el Instituto Libertad y Desarrollo, generador de
propuestas de políticas públicas de la derecha política chilena,
había precisado muy bien la implicancia del TLC con los
estadounidenses. "En nuestro país –se indicó- las consecuencias del
TLC no son sólo significativas por los aspectos económicos, sino
también porque ayuda a consolidar de manera sustancial el modelo de
economía de mercado que se aplica exitosamente" en Chile.
Para satisfacción de la administración chilena y del sector
empresarial local, el jefe comercial de Estados Unidos, el señor
Zoellick, dijo que Chile "es un socio ejemplar, que está a la
vanguardia en la liberalización del comercio" y que tiene la
"economía más libre y competitiva de América Latina".
De Paso, Apoyo al Hermano de Bush
A pesar de que el Secretario de Estado estadounidense, Colin Powel,
avisó al gobierno de Lagos que estaba superada la molestia por el no
apoyo a la invasión a Irak, quedó claro que la administración de
Bush no olvida ni perdona fácilmente a quienes le dan la espalda,
aunque sea coyunturalmente y por mantener una posición soberana.
Es así que por primera vez el presidente de Estados Unidos no firmó
un TLC en la Casa Blanca, como elocuente demostración del enojo y
amurramiento de George W. Bush porque Ricardo Lagos no lo apoyó en
la resolución de atacar e invadir Irak. Nunca la ceremonia se había
trasladado a otro lugar y en otro nivel.
Pero el presidente Bush no se limitó al desprecio. Aprovechó la
ocasión para darle un tajante apoyo a su hermano menor, Jeb Bush,
Gobernador de Florida. Se llevó la ceremonia de firma del TLC a
Miami, centro de los Republicanos y de los sectores conservadores y
anticomunistas de Estados Unidos.
No hay que perder de vista que el Gobernador Bush está disputando la
sede de la Secretaría Ejecutiva del ALCA para Miami a las ciudades
de Atlanta y Houston, porque esas oficinas traerán muchos beneficios
comerciales, financieros, turísticos e institucionales para la
ciudad que la albergue.
Todo indica, con la aceptación del gobierno chileno de firmar el TLC
en el Palacio Vizcaya de Miami, que se habría sumado al respaldo al
hermano de Bush para que Miami sea sede del ALCA.
Los Congresos, En la Línea
Tanto Lagos como Bush y sus respectivos equipos diplomáticos y
comerciales tienen ahora la tarea de conseguir la aprobación de los
Poderes Legislativos respectivos para consagrar el TLC entre las dos
naciones, que entraría en vigor en los primeros meses del 2004.
Todos los informes y análisis apuntan a que los Congresos de Chile y
Estados Unidos aprobarán el tratado comercial, con mínimas
oposiciones internas. La enorme mayoría de ambos parlamentos son
partidarios del libre comercio, de las políticas neoliberales y
representan consorcios o sectores económicos y financieros
interesados en abrir las compuertas al negocio privado liberalizado.
Se sabe que los legisladores no tienen mayores objeciones en temas
agrícolas, medioambientales y laborales que suelen ser los más
sensibles. Hay aspectos particulares en los que subsisten
discrepancias técnicas, pero que se piensan salvables. Tampoco se
espera realmente que algún legislador estadounidense vaya a votar en
contra porque el gobierno de Chile no los apoyó en la invasión a
Irak.
En el caso de Chile, tanto la bancada oficialista democristiana-
socialista-socialdemócrata como la bancada opositora de la alianza
derechista Unión por Chile coinciden plenamente en la concreción del
TLC y la promoción del ALCA.
Por lo demás, ni los congresistas estadounidenses ni los
legisladores chilenos, protagonistas de las democracias formales de
ambas naciones, tienen la menor intención de someter el TLC al
plebiscito o consulta nacional de sus ciudadanías. Será, entonces,
un tratado firmado por gobiernos y congresos.
La Otra Línea, Los Cuestionamientos
Como ocurre en la mayoría de las naciones latinoamericanas, amplios
sectores de la sociedad civil chilena –entre ellos partidos
políticos, organizaciones sociales, agrupaciones sindicales y
campesinas, economistas y académicos, organizaciones no
gubernamentales, intelectuales y artistas- se oponen al Tratado de
Libre Comercio por afectaciones económicas, laborales,
medioambientales, de propiedad intelectual, labores, culturales, en
telecomunicaciones y otras áreas.
El principal cuestionamiento que se hace es que ahora "se hipoteca
la economía chilena a los designios y realidades de la economía de
Estados Unidos". La atadura del sistema comercial y financiero
chileno al poder económico estadounidense será mucho mayor y más
firme.
Otra crítica que se ha formulado es que "toda la negociación en
torno del TLC se hizo de forma secreta, de espaldas a los sectores
productivos, de trabajadores y de la sociedad", sin que actores
sociales y económicos del país pudieran tener acceso a los análisis
y conclusiones de los distintos capítulos del TLC.
También se cuestiona el hecho de que, dadas las capacidades
productivas y comerciales de Chile, el TLC apenas beneficiaría a
algunos reducidos sectores empresariales, principalmente
exportadores, sin traer realmente mejoras para el conjunto de la
población. Un ejemplo citado varias veces es que el éxito de
exportaciones del sector agrícola, frutícola o maderero jamás a
mejorado las condiciones laborales y de salario de miles de
trabajadoras temporeras, ni de campesinos, ni de pequeños
productores, mucho menos de la población indígena.
En declaración pública, ATTAC-Chile indicó que "este TLC
profundizará el debilitado modelo exportador de materias primas,
aumentará el desequilibrio de las cuentas externas y hará más
vulnerable al país a los movimientos de los capitales especulativos
ya que liquida el 'encaje', único mecanismo regulatorio que existía
en la economía chilena". Sin ese "encaje" habrá libre circulación de
capital financiero estadounidense.
No se ha dejado de mencionar la situación asimétrica entre las dos
economías, lo que llevaría a mejores condiciones de ganancia a
Estados Unidos, país que tiene 280 millones de habitantes (mercado
que los productores chilenos no pueden abarcar totalmente), genera
el 30% del Producto Interno Bruto mundial y que puede exportar casi
90 mil millones de dólares al mes, cifras disparadas totalmente en
relación a Chile (0.2% del PIB mundial, 15 millones de habitantes –
mercado que sí pueden abastecer consorcios y empresarios de EU- y
que en un año puede llegar a exportar unos 15 mil millones de
dólares, lo que exporta EU en un par de semanas).
Hay otros elementos como que Estados Unidos puede exportar productos
manufacturados e industriales y Chile limita su exportación a
recursos naturales y materia prima; de hecho al país del Norte se
envía ante todo cobre, salmón y madera. Los productores chilenos de
leche quisieron un tope de 15 mil toneladas de exportación y se les
limitó a 3 mil 500 toneladas. Estados Unidos otorga subsidios al
sector agrícola del orden de los 180 mil millones de dólares y, para
tener una idea, según datos de instituciones chilenas, el Ministerio
de Agricultura de Chile cuenta apenas con un presupuesto anual de
350 millones de dólares.
De acuerdo a una declaración de la Alianza Chilena por un Comercio
Justo y Responsable, el TLC "en vez de proporcionar mayor acceso a
mercados y diversificar la oferta exportadora, sólo reforzará
nuestras actuales ventajas comparativas, basadas en materias primas
y recursos naturales, con bajo valor agregado".
Dicha agrupación criticó además que no fueron recogidas en el
acuerdo "las demandas en torno a la agricultura tradicional, la
pequeña empresa y la propiedad intelectual".
Un cuestionamiento fuerte ha surgido también en torno a la
disminución de los ingresos fiscales en Chile debido a la
eliminación de aranceles en productos que ingresen al país, a partir
del primer semestre del 2004 cuando entre en vigencia el TLC. Todo
indica que para paliar esa disminución, la administración de Lagos
pretende un alza en el Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Según ATTAC-Chile, "este TLC –publicitado como la panacea- genera
pérdidas al presupuesto nacional por más de US$ 240 millones, los
mismos que el gobierno intenta recuperar mediante un alza del IVA
que afectará el costo de vida de todos los chilenos".
Un trabajo de Rodrigo Pizarro, Director de Estudios de la Fundación
Terram, confirma que el acuerdo traerá baja en el ingreso fiscal y
"afectará la capacidad del Estado de resolver las ya precarias
condiciones sociales de los sectores más vulnerables" del país y
señala que "Nicolás Eyzaguirre, Ministro de Hacienda, anunció la
necesidad de cubrir la pérdida de ingresos fiscales con un aumento
en el IVA".
Ahora, el ALCA
Robert Zoellick, Representante Comercial de Estados Unidos y uno de
los funcionarios aliados de la administración Lagos, fue enfático al
manifestar que la firma del TLC con Chile "alienta el ALCA" en la
región. La Ministra Alvear dijo en varias ocasiones en Miami que el
gobierno de Chile es socio y aliado de Estados Unidos en la
promoción entusiasta del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas.
Prácticamente todos los analistas financieros y economistas
oficialistas e independientes coinciden en que la suscripción de
este acuerdo es un paso en firme para el ALCA que, según Zoellick,
sí se firmará el año 2005.
Incluso desde los sectores contrarios a este convenio la cosas
apuntan con claridad. La Alianza Chilena por un Comercio Justo y
Responsable aseguró que "el TLC consolida la vía bilateral para
construir el ALCA".
De hecho, hay un convencimiento de que el gobierno chileno prioriza
el ALCA sobre el MERCOSUR e inclusive sobre el proyecto de construir
una comunidad comercial y financiera de naciones latinoamericanas,
como se ha propuesto en programas de gobiernos de Brasil y
Venezuela.
Como sea, a estas alturas está sacramentado el camino comercial
regional e internacional elegido por la administración de Ricardo
Lagos (impulsado por las dos anteriores administraciones
democristiana-socialista-socialdemócrata) y en el cual transita de
la mano con el proyecto económico continental del gobierno de
Estados Unidos.-
* Hugo Guzmán. Periodista.- (Junio, 2003, ANCHI)
https://www.alainet.org/es/articulo/107703
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