La retórica de unos no es buena para la retórica de otros

Las contradicciones de Estados Unidos en el comercio internacional

15/09/2003
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En días recientes hemos visto cómo se ha desplomado la negociación de un tratado de libre comercio mundial al amparo de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Según leen los partes noticiosos que se comparten por vía de Internet, ha quedado evidenciado que la OMC "no es el organismo capaz de garantizar el comercio justo entre las naciones, ni el desarrollo humano". Aflora en estos momentos la necesidad de que la sociedad civil trabaje con los gobiernos de cada país para incidir en las políticas que regulan el libre comercio, señalaron los participantes en este encuentro celebrado en un hotel del centro del municipio de Benito Juárez. Lo que llama la atención ha sido la reacción de dos personajes importantes en el proyecto del tratado de libre comercio mundial. Se trata de los estadounidenses Robert Zoellick, Embajador y emisario del gobierno norteamericano en estas lides, y Charles "Chuck" Grassley, senador republicano por el Estado de Iowa y Presidente del poderoso Comité de Finanzas del Congreso de los Estados Unidos. Ambos han comenzado sus descargas hacia la "retórica" de los países en desarrollo, la "pérdida" de una extraordinaria oportunidad de reactivar la economía y mundial e, incluso, las amenazas veladas a aquellos países que no estuvieron en "sintonía" con los Estados Unidos en estas negociaciones. Sorprende el argumento de "retórica" utilizado por estos dos personajes del enramado político norteamericano. Si uno examina detenidamente el curso de ambos, se puede concluir que quienes esgrimen posiciones retóricas, por no decir contradictorias, son ellos mismos. Empecemos por Zoellick. Si bien éste aboga por el desarrollo del libre comercio e incluso ha dicho que los Estados Unidos están dispuestos a eliminar barreras tarifarias, lo cierto es que lo hace de manera muy astuta, soslayando el efecto de la propia Ley de Inversión y Seguridad Agrícola del 2002, sometida por su jefe, el Presidente Bus, y aprobada por el Congreso de Estados Unidos. Esta ley contiene un gasto de 20 billones de dólares anuales en subsidios para la agricultura norteamericana. Mas aún, esta nueva legislación introduce elementos tales como el enlace entre subsidios y producción agrícola, lo cual promueve un incremento en la oferta del producto agrícola y lo prepara a inundar los mercados internacionales, sobre todo en el Tercer Mundo. De igual manera, coloca el peso del apoyo a la agricultura en los contribuyentes y no en el mercado, así que los exportadores del llamado "agrobusiness", tales como Cargill y Archer Daniels, tendrían y tienen acceso a dichos productos a un precio muy por debajo de los costos de producción. En otras palabras, no solamente se benefician los agricultores norteamericanos, sino también los intermediarios que venden en el Tercer Mundo. No es en balde que Kevin Watkins, un investigador de Oxfam Internacional, tilda a Robert Zoellick de "hipócrita" en su artículo "Trade Hypocrisy: The Problem with Robert Zoellick". Al ser confrontado el propio Zoellick con las contradicciones de la política republicana en relación al sector agrícola, éste se limitó a responder que "los Estados Unidos están comprometidos a eliminar subsidios y a cortar tarifas siempre y cuando otros hicieran lo mismo y dejando claro que no se eliminarían los beneficios de la Ley Agrícola" en cuestión. El caso de "Chuck" Grassley también resulta muy pintoresco. Lo que Grassley dice que es bueno para el mundo no conviene para su propio estado. Un informe preparado recientemente por un grupo de cabildeo en Washington D.C., el Environmental Working Group, señala que la mayoría de los pagos a programas de ayuda a agricultores en los Estados Unidos van precisamente a los agricultores del Estado de Iowa, del cual el Senador Grassley es congresista. De los $114 billones de dólares que ha invertido el gobierno federal desde 1995 hasta el 2002, protegiendo a sus agricultores, los de Iowa reciben la friolera de $10.2 billones. Según este grupo, Iowa recibe mas dinero que cualquier otro estado de la nación norteamericana en pagos directos a sus agricultores. De hecho, en términos de subsidios a la agricultura, tema candente en el debate de Cancún que provocó, entre otros, el colapso de las negociaciones, el mismo informe detalló que, en los últimos años el 10 por ciento más alto de beneficiarios agrícolas en dicho estado recibió $7.8 billones de dólares, lo cual significa el 65 por ciento de todos los subsidios y un aumento del 10 por ciento de los mismos desde 1995. Quedan en evidencia las contradicciones de estos dos representantes del "libre comercio, versión Estados Unidos". Sin embargo, no debemos llamarnos a engaño sobre la naturaleza de las discusiones que afloraron en la OMC. Este no es un mero asunto de liberar el comercio a cambio de la eliminación de barreras comerciales. Si nos limitamos a ello, entonces estamos comprando el proceso de libre comercio a muy bajo costo. En esto, la retórica de los Estados Unidos resulta ser mas engañosa de lo que aparenta. Aún asumiendo que la diplomacia norteamericana abogara por la cancelación de barreras comerciales, todavía quedan una serie de barreras fitosanitarias, prohibiciones de comercio por temporada y otras barreras técnicas tales como las que se imponen a artículos procesados en detrimento del comercio de textiles, el cual caracteriza a la mayoría del comercio latinoamericano y caribeño. Eso, sin contar con todas las artimañas legales con las cuales el gobierno norteamericano crea una barrera comercial "de facto" independientemente de cualquier acuerdo de libre comercio. En esto último cabe destacar que, entre 1995 y el 2001, Estados Unidos ha litigado 255 casos de "anti-dumping" obedeciendo a reclamos de la industria norteamericana en torno a "competencia injusta". Casi dos terceras partes del total de los casos han tenido que ver directamente con exportadores de países en desarrollo. Estas litigaciones implican costos que los países del Tercer Mundo no pueden asumir. Podemos concluir que quien nos abruma con "retórica" en las negociaciones del libre comercio lo es el propio Estados Unidos. Ahora hay que estar muy pendientes, porque el Coloso del Norte asoma su frente de batalla a los acuerdos bilaterales y regionales, tal y como el propio Zoellick ha indicado. En el contexto del ALCA, el lenguaje sobre eliminación de subsidios es mucho mas débil que lo discutido en la OMC y mas favorable a los Estados Unidos. Bajo el ALCA no se está contemplando prohibición alguna a los créditos por exportación ni a los seguros de inversión agrícola, de modo que el esquema de jugar en "dos aguas" de la estrategia norteamericana es mucho mas burdo que en la OMC. Podemos decir que la retórica del Norte seguirá su camino, pero por veredas bilaterales y regionales.
https://www.alainet.org/es/articulo/108385
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