Pobres y ricos: ¿Quién debe a quién?

22/08/2005
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Mucho antes de que se inventara el ®, los pueblos del sur aportaron a la cultura y a los hábitos de consumo europeo, elementos tan valiosos como la papa, andina de nacimiento y el tubérculo más universal; el maíz, uno de los tres cereales más cultivados del mundo, originario de América; el tomate, la hortaliza más conocida y el tabaco, el producto agrícola no alimenticio de mayor significado comercial. Otro obsequio del trópico fue el añil por cuya sintetización el químico alemán Adolf von Baeyer, mereció el Premio Nóbel de Química en 1905; el caucho un regalo de los mayas, como el cacao lo fue de los aztecas y el café de los árabes. La lista pudiera ser interminable al incluir las maderas preciosas como el cedro, la caoba, el jiguí, júcaro, dagame, majagua, algarrobo y prácticamente todas las maderas oscuras, el curare la sustancia venenosa natural más activa y una magnifica fauna formada por millares de especies de animales, aves, insectos, reptiles y todas las criaturas de Dios. Del Tercer Mundo son las magnificas colecciones de arte egipcio, indio, persa, árabe, africano e indoamericano, joyas, manuscritos antiguos, máscaras, armas y aperos de trabajo que adornan los más afamados museos europeos. Hay más arte egipcio en Londres que en El Cairo. Con todo y su inmensa capacidad para probar el afán de codicia y rapiña que presidió la conquista y la colonización, la cultura aporta menos que la economía. En los siglos que duró la trata de esclavos, en África fueron secuestrados alrededor de 100 millones de jóvenes, que trasladados a América, fueron el eje del famoso comercio triangular. Con mano de obra africana se producían en América manufacturas y alimentos que eran consumidos por europeos. Las ganancias permitían adquirir más esclavos y tierras, desplegándose así una especie de reproducción ampliada de la ignominia y una noria salvaje. Aunque las investigaciones abundan y los europeos hace tiempo desclasificaron sus archivos de indias, nunca se sabrá ni siquiera aproximadamente el valor de las riquezas trasferidas por Asia, África y América Latina a las metrópolis. No se trata ahora del oro y la plata, los diamantes, las perlas, los rubíes, las esmeraldas y todas las gemas, las maderas preciosas y los productos agrícolas, los cueros, las semillas, las flores, los pájaros, las plumas, las conchas, las mariposas y toda una vasta biodiversidad, acarreada a las capitales europeas como parte de un botín material. Habría que hablar no sólo de los salarios y las prestaciones dejadas de abonar a los indios, africanos, asiáticos y a los pueblos originarios de América, sino de lo que hoy llamamos bienes intangibles y entre los cuales figuran el talento y la energía humanos que asociado con los medios de producción forman la fuerza creadora de toda la riqueza material y de todos los bienes y valores de la cultural universal. Todo esto ocurrió antes de que con la independencia se hicieran con el poder las oligarquías criollas que se plegaron al capital extranjero y, para obtener mezquinas ventajas, no vacilaron en vender a sus países y traicionar a sus pueblos. Con el tiempo todos esos procesos, lejos de resolverse se acentuaron. Hoy es escandalosa la transferencia de billones y billones de dólares de los países pobres a los ricos por conceptos de servicio de la deuda, intercambio desigual, regalías y evasiones tributarias. De todos los datos que pudieran aportarse, ninguno más ilustrativo que un informe de la Universidad de Harvard y de la Organización Mundial de la Salud, según el cual los médicos formados en el Tercer Mundo son el: 15 % en Noruega, el 22 en Australia, el 24 en los Estados Unidos, el 26 en Canadá y el, el 32 en el Reino Unido. Sólo por ese concepto los países pobres subsidian cada año a los ricos con 500 millones de dólares.
https://www.alainet.org/es/articulo/112793
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS