Cumbre de NY:
Frustraciones y una ‘pequeña ventana’ para el trabajo decente
15/09/2005
- Opinión
El pasado 13 de septiembre, en Riverside Church, lugar donde en 1967
Martín Luther King pidiera el fin de la guerra en Vietnam y el fin de
la guerra sobre la gente pobre y sus comunidades en los Estados Unidos,
se realizaron tres importantes actividades que enmarcaron los trabajos
preparatorios de la Cumbre Oficial de Naciones Unidas sobre los
Objetivos de Desarrollo del Milenio y la Reforma de la ONU:
- El Foro de la Sociedad Civil con la participación de un importante
número de ongs miembros del Llamado Global de Lucha Contra la Pobreza
(GCAP) y la CIOSL, junto con sus regionales ORIT y AFRO;
- El Diálogo Público”Una Persona, Una Voz”,establecido entre
diferentes sectores de la sociedad civil y representantes oficiales
ante Naciones Unidas, entre ellos José Antonio Ocampo (Secretario
General para Asuntos Económicos y Sociales de la ONU), Giorgio Romano
en representación del Presidente Lula Da Silva, y William Pace del
Movimiento Federalista Mundial;
- Y el evento político cultural “¡Paz, no Pobreza!” al cual asistieron
como oradores el Reverendo Jesse Jackson, Mary Robinson, Nobel
Laureate Wangari y Kumi Naidoo(GCAP).
La importancia de estas reuniones, convocadas con el lema de “OPEN UN,
New York 2005”, no radicó solamente en el conjunto de conclusiones que
se derivaron de la agenda de trabajo de los diferentes talleres, las
cuales establecieron la necesidad de ubicar al Consejo Económico
Social de Naciones Unidas (ECOSOC) como el centro de configuración de
un modelo alternativo al neoliberalismo, que modifique las actuales
políticas instrumentadas por las IFIS y la OMC, buscando un mayor
compromiso de éstas con el desarrollo, en estrecho contacto con la OIT.
También fueron importantes porque dieron a conocer la evaluación
crítica que, algunos de los propios oficiales de Naciones Unidas ya
tenían sobre el alcance de la declaración final de la Cumbre,
particularmente después de haber incorporado las 750 modificaciones
“encorchetadas” propuestas por Estados Unidos, a través de su
representante permanente, John Bolton.
A dos días de iniciada la Cumbre, existe una opinión unánime a nivel
mundial respecto a que el consenso casi alcanzado entre los 191
miembros de Naciones Unidas, estableciendo metas y mecanismos
concretos para reducir la pobreza, promover el desarrollo, avanzar
sobre el desarme y no proliferación nuclear y asuntos ambientales, fue
sujeto a un sabotaje de última hora por Estados Unidos, dando por
resultado un documento diluido donde los temas clave fueron dejados
sólo en términos abstractos para resolverse en un futuro indeterminado
o de hecho quedaron ausentes. Países como Pakistán, Argelia, Rusia y
China también hicieron parte de una fuerte oposición al texto original.
En este escenario, la prioridad norteamericana, cifrada en el avance
del libre comercio y la lucha contra el terrorismo, fue impuesta sobre
la agenda del desarrollo y de paz propuesta por Naciones Unidas,
haciéndose evidente en la declaración del presidente Bush durante la
apertura de la 60 Asamblea General: "El avance de la libertad y la
seguridad es la misión de nuestro tiempo. Esta es la misión de
Naciones Unidas... la clave para resolver los problemas de pobreza,
desarrollo y paz es por medio del combate al terrorismo y la promoción
del libre comercio...Lucharemos para liberar del peso de la pobreza de
lugares de sufrimiento... y el camino más seguro a mayor riqueza es a
través de mayor comercio... El poder de mercados abiertos y libres,
por lo tanto, son la propuesta para combatir la pobreza, el terrorismo,
lograr la paz, la democracia y la libertad".
Por otro lado, es previsible que la “prioridad norteamericana del
libre comercio”, fortalecida con la firma del CAFTA-RD, trascienda
Naciones Unidas y se proyecte hacia la IV Cumbre de las Américas
(noviembre, Mar del Plata) cuya agenda se encuentra centrada en el
tema del empleo y en la Ronda del Desarrollo de Doha (diciembre, Hong
Kong). De hecho, en el mensaje de Bush ya hubo una referencia a que
ampliando el comercio, vía un acuerdo comercial se podrá ”ofrecer a
los pobres la gran oportunidad de participar en la economía
global...difundir esperanza y oportunidad a las esquinas del mundo, y
con ello damos un golpe contra los terroristas que se nutren de la ira
y el resentimiento".
Como parte de una primera evaluación, la delegación sindical, que
participó en las diferentes actividades realizadas en Nueva York,
señaló que la Declaración de Naciones Unidas:
- pierde mucho del lenguaje original, particularmente del lenguaje de
Beijing;
- no incorpora nada sobre la Reforma de Naciones Unidas;
- no trata sobre la regulación de la producción de armas de
destrucción masiva;
- no fija los elementos mínimos esenciales para establecer un nuevo
órgano de derechos humanos mejorado y con más autoridad;
- no plantea una definición sobre terrorismo;
- no queda vinculado el tema de la paz y la seguridad a la lucha por
la superación de la pobreza y el logro de trabajo decente;
- y, el compromiso para reducir las barreras comerciales es mucho
menor del que solicitaban los países en desarrollo, así como el
esfuerzo de financiamiento para el logro de los ODM.
El único elemento destacado por el sindicalismo es el párrafo de la
Declaración referido al empleo (punto 47). Sobre este tema, que era el
“gran ausente” de los ODM, Global Unions y la CMT, en su Declaración
“Poner fin a la pobreza y reforzar a las Naciones Unidas” emitida
durante el proceso de revisión del Milenio+5 en las audiencias de la
Asamblea General, había dejado sentada claramente su posición de que
debía incorporarse como un noveno ODM.
La Declaración no lo hace, pero al menos cumple en reconocer lo
siguiente: “nosotros respondemos fuertemente a los fracasos de la
globalización y resolvemos hacer del pleno empleo productivo y del
trabajo decente para todos, incluyendo a las mujeres y los jóvenes, un
objetivo central de nuestras principales políticas internacionales y
nacionales, así como de las estrategias de desarrollo nacional,
incluyendo estrategias de reducción de la pobreza, como parte de
nuestros esfuerzos por alcanzar las Metas de Desarrollo del Milenio.
Estas medidas deberán ser acompañadas de la eliminación de las peores
formas de trabajo infantil, como lo define la OIT en el Convenio 182.
También aseguraremos el pleno respeto a los Principios y Derechos
Fundamentales del Trabajo de la OIT”.
En consecuencia, el sindicalismo considera que esta declaración al
menos deja abierta una “pequeña ventana” para continuar el diálogo al
interior de la ONU y en cualquiera de los otros foros mundiales:
Como cierre de las actividades sindicales que enmarcaron la
Conferencia de las Naciones Unidas, el 16 de septiembre, el Secretario
General de la CIOSL, Guy Ryder, se dirigirá a la Asamblea Permanente
de las Naciones Unidas.
- Tomado de: http://www.cioslorit.org/detalle.php?item=3336&leng=es
https://www.alainet.org/es/articulo/113011