Contra la fea costumbre de hablar mal de Chávez

El MERCOSUR retoma la buena senda

18/06/2006
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  • Opinión
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Cancilleres y funcionarios del bloque salieron a poner las cosas en su lugar. Problemas hay, seguro, pero que Estados Unidos no se apresure, que por aquí ganan los acuerdos. Sí a Venezuela. Sólo una aproximación, para dejar en claro que a Estados Unidos no le será tan fácil salirse con la suya. Tuvo suerte, sí, pues ganaron Alvaro Uribe en Colombia y Alan García en Perú, tratan de imponer a Roberto Lavagna como jefe de la oposición a Néstor Kirchner en Argentina, pero los jefes de Estado del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) le dijeron alto ahí. Sucede que los tres, Uribe, García y Lavagna - también la derecha concentrada que quiere hacerle la vida imposible a Luiz Inacio Lula Da Silva en Brasil -, sincronizaron en tiempo y contenidos sus respectivos discursos: todos se lanzaron a hablar mal del presidente de Venezuela, Hugo Chávez; a decir que el mismo perturba el proceso de integración regional, que no es conveniente su toma de posiciones ante Estados Unidos y que, como manda a decir el manual de citas del Departamento de Estado, desestabiliza los procesos democráticos de la región. Por suerte, tras la reunión de cancilleres de países miembros del MERCOSUR, realizada el viernes pasado en Buenos Aires, el de Brasil, Celso Amorim, puso los puntos sobre la íes. Dijo que la incorporación de Venezuela al bloque es saludable y que el mismo -como sucedió en Europa-, no se apoya en coincidencias ideológicas, y ratificó que a principios de julio, Venezuela pasará a ser miembro pleno. En ese mismo sentido, el alto funcionario brasileño recordó que, en términos de principios políticos, el MERCOSUR ya logró mucho más que la propia Unión Europea (UE) pues todos los países del bloque de Sur están comprometidos a resguardar el orden democrático, obligación que no figuró en la programación fundacional de la UE. Efectivamente, en la primera semana del mes próximo, quedará finiquitado el trámite de incorporación de Venezuela y algunos días después, cuando la cumbre del mismo se reúna en Córdoba, Argentina, su poder de convocatoria quedará ratificado. Se anunció que estarán presentes el presidente de Bolivia, Evo Morales y hasta el mismo Uribe que, aunque espadachín de Estados Unidos en la región, sabe que no pude dar un no rotundo al único esquema regional con capacidad de polo de poder, más allá de sus limitaciones y conflictos intrínsecos. Es más. El pasado fin de semana, las autoridades locales de la provincia argentina de Córdoba indicaron que es muy probable que el presidente de Cuba, Fidel castro, se haga presente en la Cumbre. Sería ese un hecho saludable en tanto el país caribeño está a un paso de sumarse al MERCOSUR en calidad de estado asociado, según informaran a APM la semana pasada funcionarios de otra provincia local (Entre Ríos) que viajaron a la Isla para firmar un convenio de cooperación bilateral. El MERCOSUR tiene problemas, quién lo niega, y es cierto también que hasta que no abandone su matriz de los ´90 (neoliberal y por consiguiente apenas si concebida como acuerdo arancelario a favor de las corporaciones de uno y otro país) será escasa su capacidad de concretarse como proyecto de poder independiente. Para cumplir con tal objetivo, el MERCOSUR debería, por ejemplo, convertir en norma vinculante un cuadro legal que no criminalice a los pobres sino a la pobreza, es decir a las políticas que conducen a la misma. También debería consagrar como política de Estado confluyente todo aquello que tienda a oponerse a las estrategias desestabilizadoras diseñadas por Estados Unidos. Pero todo eso será posible en la medida que la correlación de fuerzas dentro del proceso político que encierra toda construcción de integración regional sea favorable a sus sujetos más avanzados. En ese sentido, y mientras tanto, es muy saludable, casi estratégico, que desde las máximas instancias del bloque se salga al cruce a los discursos concertados de Uribe, García y Lavagna contra Chávez, discursos que son ordenados desde las embajadas de Estados Unidos en nuestra región. Asimismo, sería saludable que los socios mayores del bloque, Argentina y Brasil, dispongan hacia el mismo un dispositivo político y económico que contenga a los países de menor volumen, como Uruguay y Paraguay y, sobre todo, brinden su apoyo decidido a la verdadera batalla histórica en la que se ha empeñado Evo Morales en Bolivia. Para ello, el gobierno de Brasil debería atenerse más a las necesidades de sus trabajadores y menos a los de Petrobras, empresa que libra una verdadera campaña de hostigamiento contra Bolivia, por su decisión soberana de nacionalizar los hidrocarburos. El gobierno de Lula debería reconocer que esa empresa (Petrobras) no es en realidad estatal sino que pertenece al entramado legal y financiero del sistema corporativo energético global, conducido por Estados Unidos, como oportunamente señalara el ministro de Hidrocarburos del país del Altiplano, Andrés Sóliz Rada. Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR http://www.prensamercosur.com.ar
https://www.alainet.org/es/articulo/115623
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