Y los agricultores?

04/05/2008
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En las puertas de una crisis mundial de abastecimiento de alimentos, resulta cómico ver a los que han defendido la importación de granos básicos por un asunto de precios, liderar sesudos análisis, de última hora, en la prensa y la radio comercial. Pero antes de oírlos exponer sus argumentos sobre la relación entre superficie cultivable y los efectos perniciosos sobre el ambiente - porque ahora hablan de los efectos ambientales - estos especialistas que han creído siempre en el dogma de la soberanía del consumidor, deberían hacer algo mejor: guardar silencio y hacerse a un lado con humildad y sensatez; pero puede más su afán de protagonismo que su sentido común.

En este debate se les oye exponer todas las posibles medidas y los recursos técnicos y científicos para salir de donde sus ideas nos metieron; pero no se les oye hablar de los agricultores y los campesinos, ni por asomo. Del factor humano que durante décadas fue la base productiva de la pequeña y mediana producción de granos básicos en Costa Rica, de eso no hablan, porque sus ideas contribuyeron a desaparecerlos. Los agricultores y los campesinos pertenecen al orden fantasmal de los factores de producción, erradicados hace veinte años por quienes hoy se rasgan las vestiduras - que son de los mismos - para anunciar compungidos y con tono apocalíptico que estamos a las puertas del hambre. Agricultores en su mayoría de Pérez Zeledón, la zona de los Santos, Guanacaste, Guápiles, Limón, la zona sur-sur, fueron desplazados de la faz de sus tierras por eso que se llamó agricultura de cambio, que sustituyó el maíz, el arroz y los frijoles, por ser una agricultura trasnochada, -según decían los economistas liderados por Eduardo Lizano F.- por flores, melones y aletas de tiburón que resultaron toda una estafa.

Pero recuperar la agricultura de granos básicos no será posible sin los agricultores y campesinos. Salir a buscarlos y dar con ellos no es una labor nada fácil. Habrá que ir a las piñeras o a las plantaciones de banano donde trabajan como peones agrícolas, en el mejor de los casos; o ir a Heredia, San José, Cartago centro o Alajuela, donde laboran como guardas, taxistas, comerciantes en algunos barrios de la ciudad; o ir a los Estados Unidos a buscarlos en Nueva York, Long Island, Chicago o Miami, donde trabajan en cualquier oficio o jalando los melones, los tubérculos o las flores de los exportadores nacionales - algunos de ellos con la ventaja comparativa de la influencia política - que sí lograron montarse en el carro de la globalización. Todos ellos agricultores de los que no se habla, vendieron sus tierras en la década de los ochenta y desde ese momento formaron el grueso contingente de inmigrantes costarricense en USA. Todo un detalle.

El paso de un modelo de agricultura a otro significó el fin de la historia familiar para muchos costarricenses, especialmente para los pequeños agricultores de granos básicos. De eso hay que hablar para entender que la crisis de desabastecimiento se debe a una decisión política cuyos efectos se prolongan hasta hoy.

Sin embargo, en medio de los que asumen posiciones éticas de última hora, hay personas como don José Calvo Fajardo, una voz coherente que vaticinó, con mucha antelación, los efectos del dogmatismo neoliberal en materia de autoabastecimiento. Y tristemente acertó.

Don José sostiene la necesidad de reactivar la economía campesina, para garantizar el abastecimiento de los alimentos básicos en tiempos de crisis. El Estado deberá protegerla de las fluctuaciones del mercado que tienden a desmantelarla cada cierto tiempo. Sí, eso se llama proteccionismo. Lo que hace Francia con sus productores vinícolas y los Estados Unidos con sus productores de granos básicos.
https://www.alainet.org/es/articulo/127365

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