De miedos y esperanzas

03/08/2009
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La gripe porcina nos pone frente a los modos que la sociedad occidental trata los hechos que afectan a las personas y a la sociedad en su conjunto. Y ha sido de la misma manera que los medios trataron y tratan la crisis económica generando un aumento de la venta de periódicos y revistas con opiniones de “expertos”, en programas televisivos y artículos periodísticos que terminan por decir muy poco, sobre todo, por las respuestas de los gobiernos de los países centrales. Obviamente estamos retornando lentamente al mismo neocapitalismo un poco más light, menos agresivo pero retomando el control de la economía. Véase el comportamiento empresarial en España y el apoyo mediático del diario El Mundo de Madrid. De una vez por todas vale la pena reiterar que la noticia es un constructo, no una copia fiel de una hipotética realidad. La noticia casi siempre no deja ver claramente lo que sucede. Hoy los pobres son más que hace cinco años atrás. La pobreza de los economistas es pura aritmética. La pobreza como modo de vida es temor y ausencia de esperanza, o dicho de otro modo, la imposibilidad de construir una vida personal y familiar digna. Hoy el miedo ha llegado por la fiebre porcina, designación que leo sin sorpresas no aceptan los imbéciles de siempre. La gente común. Les gusta designarla como gripe A H1 N1. Parece que esta designación da categoría de persona informada. No quedamos mal ante el colectivo médico que ha dado palos de ciego por todos lados mostrando su cola de pavo real haciendo que saben y no saben nada. Están aprendiendo y les cuesta reconocerlo, pero guardan silencio, como la comunidad científica, los políticos y organizaciones sociales, ¿temor, desidia, ambigüedad ética? La aritmetización de la gripe porcina resulta sorprendente. Muere más gente por la estacional que por esta gripe. Gran consuelo para el que se muere y su familia que sigue vivas sin entender nada.
 
La gripe porcina es un hecho mundial. Ortega y Gasset enseñaba en España que un hecho como tal es bruto, y que para entenderlo es necesario ver como se ha hecho el hecho.
 
No podemos seguir enfrentando estos hechos estoicamente. Será de dios o del destino. Y porqué no de la profunda defección humana del medio ambiente. Saramago hace ya un buen tiempo advirtió como se trabaja en Veracruz la crianza de cerdos, transnacional que vio que en México el control es más elástico, entre el hacinamiento, la mugre el excremento, el sol, las vacunas y los antibióticos. Ignacio Ramonet lo subrayó en Le Monde Diplomatíque de Junio de 2009.
 
Los que han muerto en el razonamiento de mal de muchos consuelo no de inteligentes no amerita tanta preocupación. ¿Y el tema del planeta contaminado, los salmones con antibióticos de modo compulsivo, los humo de las fábricas que nunca son inocentes, la extinción de fauna irrecuperable, la mala praxis no requieren cambios éticos radicales frente al respeto de la vida y la inteligencia?. ¿Nos acostumbraremos a tener más pandemias, más medicamentos de sospechosa eficacia y nos sentiremos conformes que mueren más por accidentes de tránsito y por causas naturales? Por lo menos ya que por lo más es utópico es pedirle al colectivo médico menos soberbia y más coraje para reclamar a laboratorios, a Naciones Unidas a intelectuales serios (¿los hay?) que la vida es sagrada y que algún grado de respeto merecen los que mueren de hambre, por enfermedades curables y que la mediatización ignora, por la farándula, por la información mediocre y malintencionada, léase Honduras, y el abandono de la ética en la comunicación y en la solidaridad planetaria.
 
- Walter Dennis Muñoz es periodista.
https://www.alainet.org/es/articulo/135511
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