Luís Posada Carriles, libre y tranquilo

Un terrorista confeso protegido

04/09/2009
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Uno de los mayores criminales de la historia latinoamericana al amparo de los gobiernos de Estados Unidos. Reconoció sus crímenes pero se pasea por la calles de Miami. Lo reclama la justicia de Venezuela.
 
Nació en Cienfuegos, Cuba, el 15 de febrero de 1928. Es químico azucarero. En 1960 fungió como emisario de una organización terrorista en Miami que pretendía enviar pertrechos a elementos también terroristas, que agredían a la joven Revolución Cubana. Durante uno de sus viajes entre Miami y La Habana fue detenido en esa ciudad, pero pudo escapar y asilarse en la embajada de Argentina. Después de obtener salvoconducto abandonó Cuba vía México, el 25 de febrero de 1961.
 
Posteriormente viajó a Estados Unidos y rápidamente se incorporó a la Brigada 2506. Fue trasladado (por la CIA) a un campamento en Guatemala, donde recibió un apresurado entrenamiento para unirse a los mercenarios en Girón, pero le fue imposible debido a la rápida derrota de la fuerza invasora.
 
Un documento desclasificado por las autoridades norteamericanas (97-405-23 CIA, Carta de Washington DC al director del 6-9-61) refiere que pertenecía a la Unidad Revolucionaria (grupo controlado por la CIA, donde fue asignado con otros 17 hombres más al grupo Halcones Negros, con el seudónimo de “El Cazador”.
 
Integró el Ejército de Estados Unidos, donde recibió entrenamiento militar desde 1963 hasta marzo de 1964, fecha en la que fue desmovilizado como segundo teniente en Fort Benning, Georgia. Fue certificado de experto en tiro.
 
En 1964 continuó vinculado a la CIA y se lo ubicó en el condado de Polk, Florida, al frente del Campo de Insurgencia José Martí de la denominada "Junta Revolucionaria" (JURE). En este lugar impartió entrenamiento en explosivos y demolición.
 
Participó en la organización de una fallida infiltración armada del “JURE” a Cuba, el 20 de mayo de 1964.
 
En esa década se vinculó a miembros de "Alpha 66", "Comandos L" y al "Movimiento 30 de Noviembre". También integró la organización terrorista Representación Cubana en el Exilio (RECE), la cual desde su creación en 1964, estuvo supeditada a la CIA. En enero de 1965 integró los grupos de infiltración de la CIA.
 
Según un informe del FBI del 18 de junio de 1965, Posada Carriles dijo haber recibido de Jorge Más Canosa, entonces cabecilla del RECE y futuro presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), 5 mil dólares para cubrir los gastos de la colocación de minas explosivas en barcos soviéticos o cubanos en el puerto de Veracruz, México.
 
A finales de la década del 60 se radicó en Venezuela y en 1967 integró la "Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención" (DISIP), donde ocupó el cargo de Jefe de Operaciones y cumplió también tareas como enlace con la CIA. Trabajó contra el movimiento revolucionario venezolano.
 
A principios de 1974 creó en Caracas la agencia de detectives “Investigaciones Comerciales e Industriales”, que le sirvió para encubrir sus planes terroristas.
 
Tras la fundación, por Orlando Bosch, en 1974, de la organización terrorista Acción Cubana, Posada Carriles se vinculó estrechamente con éste y participó directamente o brindó su apoyo a la ejecución de actividades violentas en el continente, especialmente en Venezuela, bajo la cobertura de su agencia de investigaciones.
 
Entre otras acciones, ese grupo hizo explotar en octubre de ese año artefactos dinamiteros en la embajada de Panamá en Venezuela y en el Instituto de Amistad Venezolano-Cubano, en Caracas. En noviembre de 1975 colocaron bombas en la Empresa Venezolana de Turismo y en la embajada cubana.
 
Al crearse la Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), en junio de 1976, Posada Carriles se convirtió en figura clave de apoyo en Venezuela y tomó parte en acciones en América Latina y el Caribe.
 
El 11 de julio de 1976, terroristas dirigidos por Posada Carriles y Orlando Bosch, colocaron una bomba en las oficinas de Air Panamá, en Bogotá.
 
Entre el 16 y 18 de agosto del propio año, los empleados de su agencia de investigaciones, Hernán Ricardo Lozano y Oleg Guetón Rodríguez de la Sierra Tretiacoff viajaron a Panamá y colocaron una bomba en las oficinas de Cubana de Aviación, en el aeropuerto, y otra en la sede de la misma línea aérea, en la capital.
 
El 5 de octubre de 1976, Posada Carriles se reunió con Bosch, y los venezolanos Hernán Ricardo Lozano y Fredy Lugo en una quinta, en Caracas, para ultimar los preparativos del atentado contra el avión de Cubana de Aviación, en el que colocaron dos cargas explosivas y ocasionaron la muerte de 73 personas. Permaneció detenido en varios penales venezolanos desde 1976 hasta el 18 de agosto de 1985, cuando se fugó con el apoyo de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) y de la embajada de Estados Unidos en Caracas.
 
Sobre ese crimen, Posada Carriles comentó que en aquel “momento estaban en guerra” con Cuba y que al avión de Cubana había que “tumbarlo”.
 
Después de fugarse de la cárcel venezolana, se trasladó a El Salvador, donde prestó servicio por alrededor de dos años en la base militar de Ilopango, como asesor de la “contra” nicaragüense. Se desempeñaba como Jefe de las operaciones de suministro aéreo, subordinado al agente de la CIA de origen cubano Félix Rodríguez Mendigutía.
 
En febrero de 1990, Posada Carriles fue objeto de un atentado en Ciudad Guatemala, realizado por desconocidos, donde resultó gravemente herido. En ese país se desempeñaba supuestamente como asesor de seguridad de la empresa Teléfonos de Guatemala (Guatel). Se vinculó a los órganos de seguridad y de poder guatemaltecos.
 
Después de su recuperación, fue trasladado a la ciudad de San Pedro Sula en Honduras, donde fue apoyado por su amigo el empresario de origen cubano Rafael Hernández Nodarse.
 
En la década de 1990 mantuvo frecuentes contactos con Gaspar Jiménez Escobedo y otros terroristas, con quienes trató de organizar varios atentados contra el mandatario cubano y apoyó a organizaciones de Miami en la adquisición de armas en Centroamérica, que serian utilizadas en acciones violentas contra Cuba.
 
Viajó frecuentemente por naciones centroamericanas como Honduras, Guatemala, Costa Rica, Panamá y El Salvador. En estos países aún posee estrechas relaciones con ex militares, funcionarios públicos y empresarios que le brindan apoyo. También visitó Miami, España, Dominicana, Venezuela y Aruba.
 
El 7 de febrero de 1992, funcionarios del FBI se entrevistaron con él por seis horas en la habitación 426 de la embajada de Estados Unidos en Tegucigalpa, donde se analizaron sus actividades al servicio de la CIA en Centroamérica y su participación en el escándalo Irán-Contras.
 
En 1993 apareció en República Dominicana, vinculado a negocios de ventas de armas, apoyado por miembros de los servicios especiales hondureños.
 
En enero de 1994 participó en la organización de un plan de atentado contra Fidel Castro, financiado por la FNCA , el cual ejecutarían en Honduras, en ocasión de la toma de posesión del presidente Carlos Roberto Reina.
 
Para la IV Cumbre Iberoamericana de Cartagena de Indias, Colombia, en junio del 1994, Posada Carriles se involucró en otro plan de atentado contra el presidente cubano, finalmente frustrado por las rígidas medidas de protección.
 
El 24 de noviembre de 1994, Posada Carriles y Gaspar Jiménez Escobedo, entrenaron y abastecieron con medios explosivos en Guatemala al ciudadano guatemalteco Percy Alvarado Godoy, para volar el Cabaret Tropicana, ubicado en La Habana.
 
En octubre de 1995, Posada Carriles reactivó los preparativos de acciones violentas contra el máximo dirigente cubano, con vistas a la Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, en Colombia.
 
En ocasión de una eventual visita de Fidel Castro, a fines de 1996, a Dominicana, Posada Carriles planeó contra él un nuevo magnicidio, junto a Jiménez Escobedo, Frank Castro y Ramón Orozco Crespo.
 
En 1997 organizó, con el apoyo de la FNCA , un dispositivo terrorista en Centroamérica, para ejecutar acciones violentas contra Cuba, reclutando mercenarios de la región, lo cual reconoció públicamente en 1998 ante una periodista del diario The New York Times.
 
Durante esa entrevista dijo: “el FBI y la CIA no me molestan. Siempre que puedo ayudarlos lo hago”. En el 2000, fue contactado por la CIA, para ofrecerle un trabajo por el que le pagarían cinco mil dólares.
 
Apoyado en esa estructura terrorista, hizo explotar nueve bombas en 1997 en hoteles y restaurantes en Cuba, y dos en oficinas de turismo cubanas en Bahamas, y Ciudad de México, que ocasionaron la muerte de un turista italiano, varios heridos y pérdidas materiales. Para esas acciones, reclutó nueve mercenarios centroamericanos, de los cuales cinco fueron detenidos en territorio cubano.
 
En los años 1996, ‘97 y ‘99 envió emisarios a Cuba, con el propósito de seleccionar lugares para infiltraciones armadas, hacer marcaciones con un GPS (Sistema de Posicionamiento Global), estudiar la situación operativa, conocer las medidas de seguridad del armamento de las FAR y valorar la posibilidad de ejecutar acciones violentas durante la IX Cumbre Iberoamericana de La Habana, en 1999.
 
En 1997 estuvo también involucrado en los preparativos de un plan de atentado contra el presidente cubano a ejecutarse durante la celebración de la VII Cumbre Iberoamericana en Isla Margarita, Venezuela.
 
Participó directamente en la organización de otro plan de atentado durante la visita de Fidel Castro, en agosto de 1998, a República Dominicana, para la Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe. Adquirieron explosivos y dos lanzacohetes.
 
En 1999, Posada Carriles planificó varias acciones violentas contra objetivos en Cuba y en el extranjero. Hizo compras de sustancias explosivas y otros medios. También envió emisarios a La Habana para el estudio de la situación operativa de objetivos económicos y militares, y contactar a supuestos seguidores internos.
 
En esa etapa también planificó el ingreso a Cuba de explosivos y otros pertrechos. Viajó frecuentemente a Honduras, para coordinar planes con Rafael Hernández Nodarse y su hijo, quienes lo apoyaron en la compra y almacenamiento de explosivos y armas, en ese país.
 
En abril del 2000, Posada Carriles confeccionó un plan que denominó “David contra Goliat”. Este contemplaba el reclutamiento de cubanos para que realizaran sabotajes; y tras la creación de un supuesto caos interno, desembarcaran elementos provenientes del exterior, para derribar la Revolución.
 
En el año 2000, por solicitud de la FNCA , organizó y dirigió otro plan de atentado contra Fidel Castro, durante la X Cumbre Iberoamericana, en Panamá.
 
El 17 de noviembre del 2000, Posada Carriles fue detenido por las autoridades panameñas junto a Guillermo Novo Sampoll, Pedro Remón Rodríguez y Jiménez Escobedo, en Ciudad de Panamá, cuando se disponían a atentar contra el máximo dirigente cubano mediante el empleo de explosivos y otros medios.
 
Durante el tiempo que estuvo encarcelado en Panamá (noviembre 2000-agosto 2004), organizó planes de fuga sobornando a funcionarios locales y con el apoyo de elementos de Miami y Centroamérica.
 
El 26 de agosto, Posada carriles y los otros detenidos fueron liberados por un indulto de la entonces presidenta panameña Mireya Moscoso. Posada Carriles arribó ilegalmente a Honduras, portando un pasaporte falso facilitado por la embajada norteamericana en Panamá, mientras el resto de los terroristas viajaron a Miami, donde fueron recibidos como “héroes”.
 
En 2004 Posada dijo que, cuando saliera de la cárcel panameña, visitaría la embajada estadounidense del país al que llegara, para contactar con la CIA. El gobierno de Estados Unidos lo protege, mientras Venezuela intenta obtener su extradición.
 
Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Facultad de Periodismo y Comunicación Social, Universidad Nacional de la Plata, Argentina. 
 
https://www.alainet.org/es/articulo/136792
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