Europa en el torbellino de la crisis global

20/05/2010
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“(…) Los europeos pro estadounidenses, como Merkel, el Banco europeo, la prensa reaccionaria internacional; todos juntos han participado en el ‘gran golpe’ que consiste en degradar a todo un pueblo de la categoría de pueblo libre a la de pueblo sometido
Mikis Teodorakis
Músico griego[1]
 
La llamada crisis griega vino a aguar la fiesta. Justo cuando el capital financiero, así como los responsables de la política económica en los centros capitalistas y los organismos financieros multilaterales, se disponían a hacer sonar las fanfarrias, la crisis global entra en una nueva fase tan compleja y perniciosa como las anteriores.
 
Todavía en su informe de enero del presente año el FMI afirmaba que:
 
 “La recuperación mundial empezó con más vigor del que se había previsto, pero avanza a un ritmo diferente en cada región. Tras la peor desaceleración mundial de la historia reciente, el crecimiento económico cobró solidez y se extendió a las economías avanzadas en el segundo semestre de 2009. Se prevé que en 2010 el producto mundial aumentará en un 4%, es decir, ¾ de punto porcentual más de lo previsto en Perspectivas de la Economía Mundial de octubre de 2009 (FMI, 2010: 1)”.  
 
La situación de las economías estaba lejos del panorama color de rosa que apuntan estos análisis. La recuperación aunque balbuceaba, era frágil. Si bien algunas grandes economías como Estados Unidos, Japón o Alemania aparentemente habían salido de la recesión en la segunda mitad de 2009, otras continuaban decreciendo durante el cuarto trimestre de ese año como Suecia, España, Italia y Grecia. En este último periodo, la recuperación parecía haberse congelado en Alemania (cuyo PIB creció 0%); pero también en toda la zona del euro que registró un avance mediocre del 0.4% en tasa anualizada. La interrupción de la recuperación sucedió también en algunas economías asiáticas como Singapur o Corea del Sur.
 
En todo caso, aún de continuar la recuperación productiva, se acepta que será una recuperación sin empleo (jobless recovery). La economía estadounidense sigue despidiendo trabajadores. Inclusive miembros cercanos a la administración Obama reconocen que la tasa de desempleo se mantendrá durante 2010 cerca de los niveles actuales que rondan el 10%. Un nivel semejante se observa en la zona euro (9.9% en enero de 2010), con casos extremos como España, Irlanda y los países bálticos que rebasan ese promedio y se aproximan en el caso del primero al 20%. El empleo es y seguirá siendo en los próximos años, el principal reto de la política económica.
 
 Si bien los masivos programas de salvamento gubernamentales y la inyección de liquidez por parte de los bancos centrales de los países desarrollados habían salvado a las economías del mundo, hasta ahora, de la depresión, la crisis está lejos de estar resuelta. Puede ser que la recesión haya concluido, pero la crisis y la incertidumbre sobre su salida continúan.
 
 
En enero de 2010 la crisis global parece haber entrado en una tercera fase. En un trabajo anterior (Guillén, 2010) había sugerido que la crisis global había atravesado por dos grandes fases: la primera de mediados de 2007 a septiembre de 2008, caracterizada por la crisis inmobiliaria y el colapso del mercado de bonos vinculados a las hipotecas, y donde la economía real seguía creciendo; y una segunda etapa, signada por el colapso de Lehman Brothers y de la banca inversión en septiembre de 2008, lo que detonó el derrumbe de las bolsas de valores, la contracción crediticia y el despliegue de la recesión generalizada. Esta segunda etapa se cerraría a finales del año pasado al lograrse, a partir de marzo de ese año, una estabilidad relativa de los mercados financieros y bursátiles, y al vislumbrarse la recuperación de algunas economías.
 
La tercera etapa que arranca con el nuevo año es más compleja y contradictoria que las dos anteriores, pues en ésta coexisten signos incipientes de recuperación productiva en algunos países, con una renacida actividad especulativa del capital financiero (de donde obtiene el grueso de sus altas ganancias actuales) y nuevos focos de fragilidad financiera ubicados ahora, principalmente, en las deudas soberanas de algunos estados. En el plano financiero si bien la inyección de liquidez, la compra masiva de activos financieros tóxicos y la baja de las tasas de interés a prácticamente cero, han restablecido una relativa estabilidad en algunos mercados, persiste la contracción crediticia y se fortalecen las tendencias a la deflación.
 
Más preocupante en esta etapa de la crisis es el hecho de que la relativa estabilidad financiera alcanzada, aunada a la inundación de los mercados financieros con recursos públicos baratos y a la falta de regulación, ha despertado el apetito especulativo del capital financiero. Nuevas burbujas se formaron en las bolsas de valores, en los futuros de materias primas y en los mercados de bonos soberanos y de derivados. Los bancos y los grandes fondos volvieron a las andadas. Aquellos registran de nuevo altas ganancias, mediante operaciones de alto riesgo, al igual que los fondos de cobertura (hedge funds) y los fondos privados de capital (prívate equity funds).   Según los datos de la consultora Hedge Funds Research, los fondos de cobertura manejaron 1,6 billones de dólares en 2009, con lo que este fue el segundo mejor año de la década, sólo por debajo de los casi dos billones de dólares que movieron en 2007, su año récord. ¡Business as usual! 
 
La crisis griega se desenvuelve en ese marco mundial contradictorio de recuperación productiva incipiente, renovada especulación y nuevos focos de fragilidad financiera.   Como consecuencia de la crisis global y de las políticas fiscales contracíclicas aplicadas en la mayoría de los países, se dispararon los déficit presupuestales y las deudas de los gobiernos como proporción del PIB. En el caso de los países de la eurozona, es claro que aunque en el caso de algunos países el endeudamiento era alto antes de la crisis, éste junto con el desequilibrio presupuestal, dieron un fuerte salto con la crisis (ver cuadros 1 y 2). En el conjunto de la zona euro, el déficit presupuestal, como porcentaje del PIB, se incrementó de -0.6% en 2007 a 6.3% en 2009, mientras que la deuda pública brincaba en el mismo lapso del 68.3% al 78.7%. En 2009, Gran Bretaña, Grecia, Irlanda y España registraban desequilibrios presupuestales de más de dos dígitos. En lo que se refiere a la deuda pública, 12 estados de la Unión Europea tenían en 2009 deudas superiores al 60% del PIB (límite de Maastricht), y en dos ellos, Grecia e Italia, llegaba al 115%. 
 
CUADRO 1
ZONA DEL EURO: BALANCE FISCAL POR PAISES SELECCIONADOS (PORCENTAJE DEL PIB)
 
 
2007
2008
2009
2010e/
Euro area
-0.6
-2.0
-6.3
-7.5
Alemania
-0.5
-0.1
-4.2
-4.6
Francia
-2.7
-3.4
-7.5
-7.1
Italia
-1.5
-2.7
-5.6
-5.6
España
2.2
-3.8
-11.2
-12.5
Portugal
-2.6
-2.6
-9.4
-7.3
Holanda
0.5
0.9
-3.8
-5.7
Bélgica
-0.3
-1.2
-5.9
-6.3
Irlanda
0.1
-7.3
-14.3
-13.3
Grecia
-3.6
-5
-13.6
-13.6
Fuentes: IMF. Regional Economic Outlook (2009) y Eurostat
 
En este escenario de creciente fragilidad financiera de los gobiernos, el capital financiero enderezó un ataque especulativo sobre Grecia, el “eslabón más débil”. Como dijo un funcionario de un banco español “los mercados olieron la sangre y atacaron” (Público Internacional, 2010). El ataque se extendió a los mercados de bonos soberanos de otros países emproblemados. Los precios de los bonos griegos, españoles y portugueses se desplomaron, y los márgenes (spread) de tasa de interés entre ellos y los bonos alemanes se dispararon. El contagio se extendió. Las bolsas de valores se derrumbaron y se perdieron las ganancias acumuladas durante el miniboom de 2009. El euro se debilitó y ha continuado debilitándose a cada paso de la crisis europea.
 
Pronto se evidenció que en tales condiciones, Grecia se vería imposibilitada de refinanciar su abultada deuda en el mercado. La discusión para determinar un programa de rescate se alargó por razones políticas y por la resistencia alemana a asumir el peso del rescate. Finalmente en mayo se aprobó un programa de salvamento por 110,000 millones de euros. Una de las novedades de este acuerdo es que el programa no sólo involucra a la Unión Europea sino que abre la puerta a la intromisión del Fondo Monetario internacional (FMI) – institución dominada por los Estados Unidos en los asuntos europeos. Del total del programa, 80,000 millones serán aportados por la UE y sus gobiernos y 30,000 millones por el FMI. Para que el programa fuera aprobado se requirió que Grecia aceptara la implementación de un severo programa de ajuste, que incluye entre sus principales medidas: congelación de salarios y pensiones de durante 5 años; supresión del equivalente a dos meses de salario a los funcionarios públicos; aumento del IVA, el que después de haber pasado del 19 al 21 %, ahora será del 23 %; aumento de 10 % en los impuestos sobre los combustibles, alcohol y tabaco; incremento de la edad legal para la jubilación de las mujeres de 60 a 65 años, de aquí a 2013 y para los hombres, la edad legal para la jubilación dependerá de la esperanza de vida; reducción de los gastos sociales y de las inversiones públicas.
 
CUADRO 2
DEUDA PÚBLICA DE LOS PAÍSES DE LA ZONA EURO
 (Como porcentaje del PIB)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Países
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
Euro Área(15)
73.1
71.8
69.3
68.3
68.1
69.2
69.6
70.3
68.5
66.2
69.7
79
Bélgica
117.4
113.7
107.9
106.6
103.5
98.5
94.2
92.1
88.1
84.1
89.8
96.7
Alemania
60.3
60.9
59.7
58.8
60.4
63.9
65.7
68.0
67.6
65.0
66.0
73.2
Irlanda
53.6
48.5
37.8
35.6
32.2
31.0
29.7
27.6
24.9
25.0
43.9
64.0
Grecia
94.5
94.0
103.4
103.7
101.7
97.4
98.6
100.0
97.8
95.7
99.2
115.1
España
64.1
62.3
59.3
55.5
52.5
48.7
46.2
43.0
39.6
36.2
39.7
53.2
Francia
59.4
58.9
57.3
56.9
58.8
62.9
64.9
66.4
63.7
63.8
67.5
77.6
Italia
114.9
113.7
109.2
108.8
105.7
104.4
103.8
105.8
106.5
103.5
106.1
115.1
Chipre
51.2
51.8
48.7
52.1
64.6
68.9
70.2
69.1
64.6
58.3
48.4
56.2
Luxemburgo
7.1
6.4
6.2
6.3
6.3
6.1
6.3
6.1
6.5
6.7
13.7
14.5
Malta
53.4
57.1
55.9
62.1
60.1
69.3
72.1
70.2
63.7
61.9
63.7
69.1
Holanda
65.7
61.1
53.8
50.7
50.5
52.0
52.4
51.8
47.4
45.5
58.2
60.9
Austria
64.8
67.2
66.5
67.1
66.5
65.5
64.8
63.9
62.2
59.5
62.6
66.5
Portugal
52.1
51.4
50.5
52.9
55.6
56.9
58.3
63.6
64.7
63.6
66.3
76.8
Eslovenia
 --
--
 --
26.8
28.0
27.5
27.2
27.0
26.7
23.4
22.6
35.7
Eslovaquia
34.5
47.9
50.3
48.9
43.4
42.4
41.5
34.2
30.5
29.3
27.7
35.7
Finlandia
48.2
45.5
43.8
42.3
41.4
44.4
44.4
41.8
39.7
35.2
34.2
44.0
Fuente: Eurostat
 
Este programa sumirá a Grecia en la recesión y la deflación. Según estimaciones del gobierno griego, el PIB caerá este año 4%. Pese a su severidad, no fue suficiente para aplacar a los mercados y a los operadores financieros que saben que la presa europea está herida. Las bolsas, los mercados de bonos y el euro continuaron su espiral bajista. Ante tal situación, la UE decidió junto con el FMI, un mega programa de blindaje financiero por 750,000 millones de euros. 500,000 millones serán proveídos por los UE y los gobiernos europeos y 250,000 millones por el FMI. Además, se aprobó que el banco central europeo (BCE) compre bonos de deuda de los países miembros para proveer de liquidez a los intermediaros financieros que los requieran. Es decir, se siguió el mismo esquema utilizado por los bancos centrales y los gobiernos al momento del colapso inmobiliario, consistente en salvar a los bancos y a los especuladores y olvidarse de los ciudadanos, con el agravante de que en este caso los países que sigan en la lista de Grecia (España, Portugal, o quien sea) se sometan a severos programas de ajuste – como ya sucede en España -, que pagará la población con mayo desempleo y deterioro de sus condiciones de vida.
 
Los programas de ajuste fondomonetaristas fracasarán como ya lo hicieron antes, durante los años noventa, en América Latina y el Sudeste asiático. Hacer intervenir al FMI en Europa busca recordarles a los países rezagados de esa región de que en realidad más que socios, son periferia, y de que deben someterse a las reglas de los países dominantes. Hoy, más que nunca, hay una Europa no sólo de dos velocidades, sino dos tipos países: un centro, Alemania, aliada con Francia y algunos países del norte, y varias periferias constituidas por los países del sur, a quienes se acusa facilonamente por la prensa de derecha de trabajar poco, gastar mucho y de dedicarse a la “buena vida”, en vez de trabajar duro.
 
Es claro que en la decisión de aprobar un “mega paquete” existe el objetivo prioritario de defender el euro y evitar la desintegración de la Unión Europea, más que en salvar a los países emproblemados. La canciller alemana, Angela Merkel, lo declaró sin tapujos al solicitar la aprobación del programa:
 
“El euro - afirmó – está en peligro, y si nosotros no nos prevenimos contra este peligro, las consecuencias para Europa serán incalculables y las consecuencias más allá de Europa serán incalculables (…) Si el euro fracasa, Europa fracasa (Le Monde, 2010)”.
 
Pese al mega paquete la inestabilidad continúa, las bolsas siguen cayendo y el euro alcanza niveles de cercanos al 1.20 no vistos en muchos años. Este desplome de la moneda única europea y el consiguiente fortalecimiento del dólar rebota la deflación a suelo estadounidense, y pone un dique a las pretensiones de ese país de encontrar una salida de la crisis mediante las exportaciones.
 
Pero la pregunta clave en el momento actual es ¿Qué hay detrás de la crisis europea?
 
Veámos. La preocupación y discusión sobre la sostenibilidad de los déficit presupuestales se reavivó con la ejecución de los masivos programas de rescate gubernamentales a partir de la irrupción de la crisis global. 
 
El debate hasta la fecha se ha escindido en dos grandes campos: un sector heterodoxo encabezado por economistas de corte keynesiano, entre otros, por economistas como Stiglitz (2010), Krugman o Galbraith que consideran, al analizar el déficit presupuestal estadounidense, que éste, aunque alto, se puede absorber, siempre y cuando la economía regrese a un sendero de crecimiento sólido. El desequilibrio presupuestal, señalan, se ubicaba en un nivel semejante en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, y pudo ser asimilado gracias a la vigorosa expansión de los años cincuenta y sesenta. Estos autores se inclinan, inclusive, por un segundo paquete de estímulo dirigido a elevar los niveles de producción y de empleo.  
 
En contraposición, las posiciones ortodoxas que son dominantes en los gobiernos, en los organismos financieros y económicos multilaterales y en la prensa económica especializada, reclaman cada vez con mayor fuerza, una vuelta rápida al equilibrio fiscal para evitar la inflación (que sólo ellos ven el horizonte). Las posiciones ortodoxas se han impuesto, como hemos visto, en las políticas económicas seguidas por algunos gobiernos de la periferia y europeos durante la crisis.
 
Los poskeynesianos tiene razón en que el problema principal actual que confronta el capitalismo es la deflación y que sería contraproducente retirar ahora los programas gubernamentales, pues se ahogaría la frágil recuperación. Sin embargo, el hecho es que es que a diferencia de la posguerra, no existe ahora la posibilidad de alcanzar altas tasas de crecimiento que absorban la deuda con el paso del tiempo (véase Serfati, 2010). La mayoría de las previsiones, incluyéndome, presagian un escenario predominante de semiestancamiento para los próximos años. Como advierte el historiador liberal Ferguson (2010) no existe algo así como “un lunch keynesiano gratuito”. El endeudamiento tiene límites precisos, sobretodo cuando se efectúa en un marco global de desregulación financiera, donde los tiburones de las finanzas pueden moverse a sus anchas oliendo la sangre. 
 
Debe entenderse, además, que la problemática de los PIGS, como despectivamente llama la prensa neoliberal a Portugal, Irlanda, Grecia y España, va más allá de sus altos déficit presupuestales y niveles de endeudamiento. En buena medida, la crisis en Grecia y los temores sobre el empeoramiento de las economías española, portuguesa, irlandesa e italiana, son la expresión de contradicciones del proceso de integración europea, que se arrastran desde su formación. Krugman ha atribuido la crisis griega a la precipitación los gobiernos europeos por crear el euro sin existir las condiciones suficientes para su introducción. Como bien dice, el problema principal de los PIGS no es la existencia de altos déficit, sino la incapacidad para corregirlos mediante mecanismos monetarios o cambiarios. Como afirma, en su columna del New York Times:
 
“La verdad es que la falta de disciplina fiscal no es la única, ni la principal, fuente de problemas de Europa, ni siquiera en Grecia (…) No, la verdadera historia que está detrás del eurocaos no se basa en el despilfarro de los políticos, sino en la arrogancia de la elites políticas que instaron a Europa a adoptar una moneda única mucho antes de que el continente estuviera preparado para un experimento de ese tipo (Krugman, 2010: 1)”.
 
Por ello los PIGS, ante la ausencia de soberanía monetaria y carentes de una moneda propia, sólo pueden enfrentar sus dificultades “mediante un lento y doloroso proceso de deflación” (Krugman, 2010: 1). 
 
Para Eichengreen, por el contrario, la causa de la crisis europea no reside en una integración monetaria europea prematura. - la cual a estas alturas la considera como irreversible -, sino en la inexistencia de un prestamista de última instancia en escala europea.
 
“La crisis griega muestra que Europa está todavía a medio camino de la creación de una unión monetaria viable. Si las cosas se dejan donde están, la crisis siguiente hará aparecer ésta como una caminata en el parque (…) Completar la unión monetaria requiere de Europa crear un mecanismo de financiamiento de emergencia propio (…) Si Europa es seria acerca de su unión monetaria, tiene que dejar su pasado atrás. Necesita no sólo lazos económicos más cercanos, sino también lazos políticos más cercanos” (Eichengreen: 2010: 1).
 
Reproduciendo la lógica del FMI en su trato con los países subdesarrollados, Eichengreen sugiere que se introduzcan condicionamientos severos de política económica y que el programa sea supervisado por “amos especiales”, especialistas nombrados por la UE.
 
Al margen de esa visión colonialista sobre la periferia de la zona del euro – que ya se ha materializado con la incursión del FMI en el diseño y monitoreo de los rescates - Eichengreen tiene razón en que la carencia de un prestamista de última instancia es una falencia del proceso de integración. Pero los problemas como destaca Krugman, son más serios y apuntan a las debilidades del proceso de integración desde su conformación.
 
El euro a diferencia de otras divisas fuertes de los países desarrollados (dólar, libra o yen) no tiene como soporte un sistema productivo nacional y mucho menos un Estado. Como preveía con mucha claridad desde 1987 el marxista francés, Gérard de Bernis, la entonces Comunidad Económica Europea (C.E.E.), no constituía un sistema productivo, sino se trataba de una integración de sistemas productivos nacionales decidida por las empresas transnacionales y por los gobiernos de la región. Dado su liderazgo europeo el proceso integrador nacía dominado por Alemania, la potencia líder de la región. Como afirmaba este autor:
 
“(…) La Europa de los seis, de los nueve, de los diez (aún de los doce), no constituye un sistema productivo. Por supuesto todos podemos describir los aparatos productivos de los diferentes países bajo el título general de sistema productivo europeo. Pero solamente se trata de un ejercicio formal. No podemos reducir la expresión del sistema productivo a la yuxtaposición de cierto número de capacidades de producción (…) La noción de sistema productivo postula la noción de coherencia, coherencia sectorial que es autonomía en la determinación de los ingresos, existencia de procedimientos de ajuste entre las estructuras de producción y consumo” (De Bernis, 1988: 232).
 
Y en otra obra destacó cuáles eran las fuerzas que movían los resortes de la integración:
 
“No hay firmas originarias de Europa que escojan trabajar a la escala de la C.E.E, ni de fusiones importantes de capitales originarios de países de de la C.E.E. (…) Los estados no tenían más razones que eventualmente ideológicas, de transferir a Europa una parte de sus poderes. Y puesto que se comportaban de esa manera, no había ninguna fuerza vinculada a la realización de un sistema productivo europeo (…) La C.E.E es un reagrupamiento de países de dimensiones y de poderes desiguales” (De Bernis, 1987: 1199).
 
En otras palabras, las dificultades que ahora exhibe Europa con la crisis no son nuevas, sino que revelan los problemas originales de la UE. Si no existe, como planteaba De Bernis, un sistema productivo europeo, no puede imperar tampoco una moneda europea digna de ese nombre. En una economía monetaria-crediticia de producción como es el capitalismo, sistema productivo y moneda no pueden separarse, ya que son parte de una sola estructura. El euro es el nuevo nombre bajo el que se expresa la dominación de los países más fuertes, comenzando por Alemania la potencia líder del grupo. La solución de fondo de la UE no reside sólo en la falta de un fondo monetario europeo, como el que ahora proponen algunos gobiernos, sino exige un replanteamiento de fondo de todo el proyecto de integración y avanzar a profundidad en la unificación política, cuestión que está lejos de los intereses de las burguesías nacionales y de los grupos transnacionales que lideran la globalización en esa región.
 
¡Hoy más que antes, la consecución del viejo sueño de construir los Estados Unidos de Europa será obra de los trabajadores y de los pueblos, o no será!
 
- Dr. Arturo Guillén R. es Profesor-Investigador del Departamento de Economía. Coordinador del Posgrado en Estudios Sociales, Línea Economía Social de la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa

 
BIBLIOGRAFÍA 
 
De Bernis G. (1988). El capitalismo contemporáneo. México, editorial Nuestro Tiempo.
De Bernis G. y Byé M. (1987). Relations économiques internationales. Paris, Dalloz
Eichengreen, B. (2010). “Europe Trojan Horse”. 15 de febrero, en www.project-syndicate.org
FMI (2010). Perspectivas de la economía mundial al día. Washington, 26 de enero, en www.imf.org
Ferguson N. (2010) “A Greek crisis is coming to America”. Financial Times. www.ft.com
Guillén, A. (2010) “La crisis global un año después del desplome financiero: perspectivas de su salida” en E. Correa, A. Guillén y G. Vidal coords.El capitalismo en su encrucijada ¿recuperación o descomposición? México, Miguel Ángel Porrúa edit. (En prensa)
Krugman, P. (2010). “La creación de un ‘euro caos’”. El País. Madrid, 16 de febrero, en www.elpais.com
Le Monde (2010). « Berlin déclare la guerre aux spéculateurs » Paris, http//www. lemonde.fr
Público Internacional (2010). “La especulación se ceba con la debilidad europea”. Público Internacional. 15 de enero.
Serfati C. “Paquetes de rescate con fondos públicos: ¿políticas keynesianas o apoyo persistente al capital financiero? en E. Correa, A. Girón, A. Guillén y A. Ivanova coords. Tres crisis. Economía, finanzas y medio ambiente. México (libro en preparación)
Stiglitz, J (2010). Free Fall. Nueva York-Londres, W.W. Norton & Company.
Theodorakis, M (2010). “¿Quién quiere destruir a Grecia? La Jornada. México,18 de mayo


[1] Mikis Theodorakis (2010)
https://www.alainet.org/es/articulo/141617

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