El violinista en el tejado

12/11/2010
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  • Opinión
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Sin perder la melodía de la vida digna mantenerse en pie
sin caer al vacío.
 
Hay dos instancias en la gramática de la vida viviéndose que no pueden conjugarse. La vida tal como fácticamente podemos vivir y el relato social, verbalista, academicista que diariamente nos confronta a través de los medios principalmente, que poco o nada tienen que ver con la efectivización del quehacer vital.
 
Alemania se congratula de haber bajado a menos de tres millones las personas sin trabajo pero nada dice de lo que piensan, sienten esos casi tres millones de su vida diaria, su lugar social, de sus proyectos congelados.
 
Brasil representa la mitad del PIB de América latina, casi la mitad de su población y es una potencia económica e industrial en el mundo pero no sabemos que piensan sus 40 miilones de pobres pobres de las favelas, no discursivamente, para eso están los políticos, sino en sus minutos, horas, días, semanas, meses, años como formas de vidas residuales para decirlo a la manera de Halmut Bauman.
 
En las portadas de los diarios centrales en Internet de suramérica vemos una mezcla de farándula, de conventillo futbolero mercantil, de nuevas películas, más novelas, consejos nutricionales muy lindos pero lejos de las posibilidades de grandes mayorías que comen lo que pueden, cuando pueden.
 
La tortura salva vidas dice Bush, la destrucción de Irak, las bombas que consumen el oxígeno en un radio determinado y la gente, viejos, mujeres, y niños mueren con los pulmones reventados al cabo de unos minutos, permiten implantar la democracia, entonces es necesario combatir a Cuba dictadura insoportable según el analista de moda Vargas Llosa, que no lanza bombas sobre inocentes y envía médicos donde sea necesario a salvar vidas.
 
Posiblemente somos partículas elementales de la naturaleza como propone el científico Stephen Hawking pero quiero recordar con Ortega y Gasset que si bien es cierto que la realidad está compuesta de àtomos, cuando veo correr una gacela por el bosque no es un átomo que ve otro átomo. Algo nos permite pensar y considerar que la vida es un don gratuito y que tiene sentido aunque haya dejado cesante a dios y la filosofía. Pero el para qué se vive, sigue vigente. El discurso científico y los laboratorios son realidades distintas. La física cuántica y los millones de hambrientos del mundo no se encuentran en ningún lugar. El mundo de las finanzas y el mercado especulativo tienen creadores que no son dios ni la filosofía pero los millones de cesantes saben que quienes los han llevado a esta situación vital dramática esconden en sus actos meridiamente que carecen de ética y de razón. El mundo humano se mueve lejos de la idea si este es un universo que se sostiene a sí mismo o lo creó un dios pero se tiene la certeza que el diario vivir tiene dioses y pastores que nos hacen creer a través de sus mensajes mediáticos donde la libertad de expresión es absolutamente libertad de empresa y la multiplicidad de medios no es pluridad de ideas, que vivimos con líderes políticos, partículas funcionales a los centros económicos, predicando sobre democracia y con el mazo dando recortes de todo tipo. En Cataluña encontraron la manera ideal de echar estas partículas extranjeras que pierdan el trabajo, en Francia echar a los gitanos, en EE.UU echar a los latinos, del campo a la periferia en las grandes urbes en latinoamérica, de la universidad a quienes no puedan costear sus estudios, de los pisos a quienes no pueden pagar sus hipotecas porque quedaron cesantes, a los niños de la niñez, a los jóvenes de la nada al botellón, a los viejos a la mierda y podríamos seguir y Stephen Hawkin tendría que hablar de partículas desechables de la naturaleza porque sus angustias, sus miedos, su hambre, sus esperanzas no existen ni en la cadena fox news, CNN, Wall Street Journal y en los grandes medios occidentales nadie los encontrará.
 
Detrás del científico, del escritor, del cantante, del político está el hombre que es cada una y cada uno y ese hombre sabe que la vida tiene sentido y un para qué y esa multitud silenciada y sostenedora de la opulencia dado que para que haya tantos ricos tienen que haber millones y millones de pobres y esa situación es la que propone a gritos voces responsables para intentar revertir esa infamia y no emboscarse en roles tan bien premiados en el mundo occidental.
 
- Walter Dennis Muñoz es Periodista

 

https://www.alainet.org/es/articulo/145459
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