Diluvio de dólares

19/11/2010
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En Estados Unidos los mercados rebosan de felicidad. Y no es para menos, su banco central decidió crear, al estilo de Rico Mac Pato, una alberca que llena con 600 mil millones de dólares para que los especuladores se echen un chapuzón a ese río de dinero. Ya antes había colmado otra alberca con 1.7 billones de dólares. Este mar de efectivo equivale como a tres veces el tamaño de la economía mexicana. Dicen algunos, que tal torrente de dinero reanimará esa economía, pues encarecerá las acciones y bajará las tasas de interés que pagan deudores hipotecarios y empresas, lo cual estimulará el consumo, la inversión y el empleo. Con esa barita mágica esperan conjurar la crisis.
 
La realidad es más cruel: pese a que la banca de Estados Unidos recibe dinero casi gratis, no presta y, cuando lo hace, las tasas que cobra son muy altas comparadas con sus costos. Además, hay una enorme capacidad fabril ociosa, que frena la inversión y, por si fuera poco, la mayoría de los consumidores son insolventes, lo cual hace improbable que les presten y se endeuden más. Así que esa barita no es mágica.
 
En cambio, la decisión de inundar de dinero al mundo causa varios problemas: uno es el abaratamiento del dólar ante todas las monedas del mundo, lo cual encarece al euro y ahorcará a la economía europea; asimismo, propiciará una guerra monetaria, que obligará a los países a imponer controles al capital, cancelando la globalización financiera y la inversión extranjera directa hacia el tercer mundo. Dos, esta abundancia de dólares provocará nuevas oleadas especulativas, haciendo más inestables a las economías. Tres, los precios de las materias primas se dispararán, como ya ocurre con el petróleo y el oro; ya calculan que el metal amarillo llegará a los 10 mil dólares por onza.
 
Estados Unidos lleva al mundo hacia una guerra económica. La globalización, como hasta hoy la conocimos, que en lo fundamental sólo permitía el libre flujo de dinero y parcialmente de mercancías, parece llegar a su fin. Todo esto propiciará un gran reacomodo del poder económico y político del mundo, que acarreará problemas y tensiones. Es hora de repensar y refundar a México. Nuestra fragilidad institucional y grave dependencia económica nos expone a peligros nunca vistos. Entre más tardemos en dar ese paso más difícil será enderezar el navío.
 
Fuente: Forum en línea
 
https://www.alainet.org/es/articulo/145629

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