Tirar la piedra y esconder la mano
En torno a la comunicación social
02/02/2011
- Opinión
El hombre de la calle, el que va apurado al trabajo, el que apenas tiene tiempo para comer, tampoco tiene tiempo suficiente para leer, se enfrenta día a día de un modo u otro a un funcionamiento social del cual conoce sus exigencias pero no porqué se estructuraron de ese modo. La sensación que siente es que la sociedad se ha estructurado de un modo en la cual él tiene pocas ventajas, salarios bajos, costo de vida alto, modestas vacaciones, educación para sus hijos muy pobre y las ofertas de gozar el poco tiempo que le queda para lo propio es muy anoréxico. Radios bocineras con tandas comerciales larguísimas, mala música, mala televisión con una agresión inaceptable de la gramática narrativa cortando las películas en cualquier secuencia mofándose de la sintaxis propia, donde el verdadero derecho de autor, que es que su obra se vea como la realizó, no existe.
Los diarios centrales en español, sobre todo en España, han introducido el opinador anónimo que desde ese lugar que se le asigna se siente con licencia para decir cualquier cosa, desde las reglas del lenguaje que no existen hasta la ausencia de argumentos que es reemplazado por el insulto, la grosería que genera por lo menos dos símbolos nada de aceptables. Uno que el hombre de la calle, de a pie, es bastante ignorante y solamente es descalificador o calificador, el otro que el medio lo certifica en estos comentarios. El otro donde el diario aparece con el discurso mediático, bien argumentado por excelencia, por lo tanto lo que dice es bueno, y allí se legitima, y el “público” no es más que eso. Trozos de broncas sin argumentos que apuntan al vector ideológico que busca en el fondo desactivar a ciertos políticos, ciertas políticas, ciertas ideas matrices para generar sociedades más justas.
Sin embargo, en Túnez, en Egipto, es el hombre común el que dice, esto no va más, es hora de cambiar las cosas y estaremos esta vez ocupando nuestro lugar que nunca debimos permitir que nos pasaran por encima dictadores regalones de intereses foráneos que hoy ante la presión del hombre común comienza a influir en los medios- su interés es vender-, en los líderes mundiales que tratan de aparecer comprometidos con la democracia. Y si hombre común toma un diario, cualquiera, verá este fenómeno tan estimulante y alentador, rodeado de figuras del espectáculo de mercado, deportistas, recetas de cocina, y un sin fin de fotos, publicidad, etc., etc.
Escribí tiempo atrás sobre el concepto de de paradigma y quiero esta vez mostrar un ejemplo más sencillo. Porque es útil para entender sobre lo que se vive en estos países mencionados y el caso Honduras, que en diarios españoles comienzan a mostrar que ya pasó suficiente tiempo para que todo vuelva a la normalidad en la OEA.
En tiempos de Eduardo Frei Montalva (1964-70) en Chile se crearon en el campo los asentamientos. Áreas agropecuarias de propiedad cooperativa de la tierra productiva. Entes estatales asesoraban a los campesinos en la planificación del año agrícola y a manejar con eficiencia los factores de producción y adelantaban el dinero para los gastos e ingresos de los trabajadores, de acuerdo a esa planificación de resultados previsibles. ¿Qué hicieron algunos asentamientos?, los campesinos comenzaron a contratar “afuerinos” ( hoy se dice trabajadores temporales) que van de fundo en fundo trabajando en las cosechas y actividades marginales que alguna literatura costumbristas los convirtió en algo así como Don Juanes de los caminos, personajes románticos que en la práctica eran gente, sin destino, sin lugar social ninguno. Le pagaban poco y se dedicaban a jugar las cartas y tomar unos tragos. El único modelo que tenían en mente era el patronal, por lo tanto no lograron ver otro paradigma y repitieron en sus iguales el modelo conocido.
Confío que en Túnez y Egipto donde ya hay más que suficientes muertos que dieron su vida por un mundo mejor y que pronto, socialmente serán olvidados, se libren de los oportunistas, de los mismos de siempre, que luego sonreirán a los poderosos y se volverá a lo mismo. Nada nuevo bajo el sol.
- Walter Dennis Muñoz es Periodista
https://www.alainet.org/es/articulo/147224
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