Tomar la palabra en tiempos difíciles

20/07/2011
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En un mundo de masas empujadas por lo fáctico, sostenerse en lo inmediato, tener trabajo que permita sobrevivir el mes con todo lo que conlleva ese vivir, es una tarea bastante dura. La palabra es apenas un modo de sostenerse en un primario entendimiento. Buen día, ¿todo bien? Y…vamos tirando, que tiempo más frío y diálogos similares. De pronto un periodista de campo nos enfrenta a boca de jarro en la calle mientras vamos pensando en los gastos y lo que cuesta mantener los hijos en la capital para que estén en la universidad, nos pregunta, que pensamos de la delincuencia infantil y nos quedamos un poco mudos porque andamos en otra pero balbuceamos respuestas…posiblemente si fuésemos políticos tendríamos tribuna, tiempo para pensar respuestas y obtener información cualitativa y florearnos en cámara pero como somos masa nos tiran a cagar para mostrar, muchas veces intencionadamente, que no sabemos usar la palabra con sentido, con visión universal, y decir así, los que piensan son los que gobiernan, cuento chino que no se lo traga nadie.
 
Ahora tomar la palabra no es nada inocente, tiene precio, puede salir caro, hasta la palabra mediática arropada por un magnate puede salir cara de modo que el hombre de la calle sabe que es mejor callar.
 
Pero ese silencio tiene por lo menos dos lados generales. Falta de información y la posibilidad de pagar un precio alto por lo que se dice.
 
Se ha dicho con razón que,” es imposible dominar una situación sin permitir una gran libertad de circulación de la información”.
 
Aristóteles decía en relación a las dictaduras…”el no dejar medrar a los hombres sobresalientes y apartar a los que tienen conciencia de sí mismos, el no tolerar reuniones de masas, clubes, esfuerzos culturales ni nada de todo eso, sino tratar de impedir todo aquello de lo cuál suelen surgir dos cosas, el sentimiento del propio yo y la mutua confianza; también el que no se deje formar sociedades e incluso sólo asociaciones sociales, en suma, hacer todo lo posible para que todos se desconozcan entre sí. Ya que el conocimiento suscita una mayor confianza recíproca…También procura el tirano, que nada le permanezca oculto de lo que dice o hace cualquiera de sus súbditos, sino que tiene espías en todas partes como en Siracusa, las llamadas “potagógidas” (delatoras) y tal como Hierón enviaba a sus “ escuchadoras” donde quiera que existiese una sociedad o una reunión. Con esto se consigue que los ciudadanos por miedo a tales gente no se expresen con libertad y cuando lo hagan permanezcan menos ocultos…”
 
Es sorprende la relación simbólica que esta reflexión tiene con las democracias vigiladas que hoy tenemos cerca nuestro en Suramérica. En Chile hoy se habla de teléfonos pinchados y algunos se sentirán orgullosos porque eso pasa en el primer mundo, el Reino Unido. Las filtraciones en las marchas estudiantiles un canal privado las pone en evidencia.
 
Un sistema educativo mercantil, segmentado, que segrega, produce ruptura de la confianza básica social en los estudiantes y en las familias y el Estado aparece como Estado gendarme para apoyar intereses particulares y no como un Estado que sea la expresión de toda la comunidad. Hoy la Justicia en Chile lanza aire fresco al retornar al Colegio Alemán en Arica a una estudiante ya por terminar sus estudios que fue expulsada por convocar a una reunión estudiantil por una red social.
 
En Hegel estaba muy bien definido el papel de la modernidad desde su perspectiva de una totalidad ética. Habermas reflexiona sobre Hegel y dice…” Hegel moviliza contra las encarnaciones autoritarias de la razón centrada en el sujeto…el puesto de la relación reflexiva entre sujeto y objeto queda ocupado por una mediación comunicativa, en sentido lato, de los sujetos entre sí.
 
 El espíritu viviente es el medio que funda una comunidad en que un sujeto se sabe uno con el otro sujeto y, sin embargo, sigue siendo él mismo. Adela Cortina desde España nos recuerda que la política democrática está obligada a satisfacer el derecho de todos los afectados por ella a que sus intereses sean tenido efectivamente en cuenta y Habermas hablando de la génesis del Estado dice, lo que se pregunta Böckenförde es si el Estado democrático es capaz de sostener con sus propios recursos los fundamentos normativos ya que no es inconcebible que pueda depender, en realidad, de tradiciones éticas autóctonas previas y vinculantes a escala colectiva ya sean ideológicas o religiosas. Esto, claro, pondría en aprietos a un Estado que, ante el hecho “inefable del pluralismo” (Rawls), debe mantener la neutralidad en lo que se refiere a cosmovisiones, aunque esto no baste para descartar la mencionada sospecha.
 
Este es un momento para tomar la palabra, no permitir la funcionalización del Estado a intereses particulares con falsas premisas de liberalismo y autonomía individual porque en el ámbito del nosotros somos protegidos en nuestra individualidad para hacer valer la palabra emancipadora. Anoche en un programa de la Deutsch Welle, emitido en Chile se denunciaba que la privatización del agua era un tema que grandes mayorías lo ignoran porque el duopolio que dirige la prensa, lo omite o distrae. Debemos permitir que la palabra se haga carne.
 
Walter Dennis Muñoz es periodista
https://www.alainet.org/es/articulo/151331
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