Gobernar twitteando

31/07/2011
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“…lo posmoderno no constituye ya aquello
de lo que se habla, justamente porque pasó
a ser el lugar desde el cual se habla”.
Roberto Follari:
Revista Utopía y Praxis Latinoamericana, N.15
 
La idea de “Gobierno Electrónico” es una señal de cambios profundos que aparecen en la superficie--por ahora--como dispositivos auxiliares, como técnicas complementarias a la burocracia del papel y sello, a las oficinas y los funcionarios. Llegará un día en que no existirá nada de eso. Entonces habrá acontecido una revolución cultural de tal envergadura que para la media normal de estos tiempos resulta inimaginable.
 
De momento lo que tenemos son gadget tecnológicos que se implantan en los cuerpos (sus prácticas y discursos) como dispositivos ciegos (cajas negras) que las personas manipulan pero no entienden, exhiben alborozados pero sin poder intervenir, adminículos que la gente utiliza pero parece que es al revés. El grado de extrañamiento varía según muchos factores. La utilería tecnológica tiene que ser una mercancía para que pase el examen del mercado. Allí se dispara el primer desafío: será “exitoso” aquel producto que se venda masivamente. Pero el gentío que compra baratijas tecnológicas no tiene nada que ver con destrezas cognitivas, manejos especializados, conocimientos profundos de esos procesos. ¿Entonces? Ese éxito será directamente proporcional a la simplificación de cualquier complejidad en el manejo de objetos y sistemas, es decir: mientras más fácil y amigable es un equipo más grande la distancia entre usuario y caja negra. La tendencia que se impone por fuerza de los hechos es una brecha creciente entre ultra-complejidad de procesos (nanotecnología, etc.) y usuarios masivos de adminículos indescifrables en su configuración tecnológica.
 
En ese contexto las redes sociales aparecen como una manifestación de aplicaciones tecnológicas igualmente paradójicas: entre más extendidas y útiles menos probables que los usuarios intervengan en las plataformas, equipos y procesos que están en juego. Esa brecha no es un accidente, allí nada es casual. Desde el Sur la distancia se hace aún mayor, la brecha parece una inmensidad, las rutas de productores y consumidores tienen un solo punto de contacto: el mercado.
 
Mientras tanto, como en todas las demás esferas de la sociedad, la gente se las ingenia para que todo parezca “normal”. Los consumidores son la categoría más generalizada de la sociedad de masas. A cuenta de consumidores, las personas desarrollan comportamientos ecualizados a nivel planetario. Justamente las redes sociales funcionan como un poderoso mecanismo de ecualización rompiendo las típicas fronteras geográficas, grupales, endógenas, culturales. Conectarse, comunicarse, chatearse, pinearse, twittearse, son mecanismos popularizados que van moldeando el paisaje de relacionamiento entre la gente. Atraviesa el ámbito del trabajo y de la vida privada; funciona como herramienta política y de mercadeo; sirve como sistema de información y como instrumento de espionaje, en fin, la gente se familiariza con un sistema-servicio que tiene por debajo un soporte tecnológico sobre el cuál nadie se hace preguntas.
 
La generalización de estas prácticas comunicacionales tocará tarde o temprano los más altos sistemas de toma de decisiones (como ya opera en Venezuela con el Presidente y su publicitado twitter). Llegará el día en que ya no haga falta el anacronismo de una “Gaceta Oficial”, o el “Acta” donde consta, o el “Documento Notariado” que valida. Estas figuras de la vieja burocracia irán dando paso a nuevas modalidades que al final se encuentran con similares mutaciones en el mundo del trabajo, de los procesos organizacionales, de los estilos de gestión, de los modos de informarse, de las maneras de comunicarse, en fin, de las formas de estar juntos. Como siempre, el desafío mayor es pasar de la ingenuidad de ver cada innovación como una prolongación de lo existente (la computadora “mejora” la máquina de escribir) y atreverse a pensar esas nuevas realidades precisamente como mutaciones.
 
Navegar en los umbrales puede producir vértigo, ya sería bastante que la gente pase la prueba de la alfabetización.
https://www.alainet.org/es/articulo/151569
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