La Brigada Dessalines, iniciativa de La Via Campesina y del Movimiento de los Sin Tierra de Brasil:

"Explotación extranjera es la causa de las dificultades de Haití"

14/01/2012
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“¿Ustedes son blancos verdad?”, se preguntaban los haitianos que se juntaban en grupitos para verlos trabajar y ensuciarse las manos de tierra. El acto de tomar la pala y apoyarse en la plantación para trabajar en los campos, llevando fardos de paja o sacar agua de un pozo llamando la atención de los negros, que se detuvieron a admirar la escena, aturdidos e inmóviles durante 20, 30 minutos.
Foto : Rafael Aquino Nogueira / Cortesía del MST. Los agricultores de las zonas rurales caminan kilómetros para vender sus productos en las ferias.
Con el pasar del tiempo, la convivencia se convirtió en confianza, superó la tonalidad de la piel de los integrantes del MST (Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra) en Haití, tradicionalmente asociada a la explotación deshumana, durante siglos, a la población del país. Como miembros de la organización internacional Vía Campesina, los primeros sin tierra brasileros llegaron al país caribeño en 2009 para hacer un reconocimiento del territorio haitiano, diagnosticando las condiciones del suelo, producción agrícola y la dinámica de la sociedad.
Así, la “Brigada Dessalines” dio inicio al programa de cooperación para el fortalecimiento de la agricultura local, que sustenta el 40% del consumo alimentario del país. En entrevista con Opera Mundi, el líder de la brigada, José Luis “Patrola”, la agrónoma Dayana Mezzonato, el agricultor brasileiro André Luis Guimarães y el ingeniero agrónomo Rafael Aquino cuentan las experiencias vividas en el país.
¿Cómo fue el periodo de reconocimiento del territorio?
Patrola–Primero, estudiamos el idioma haitiano en Puerto Príncipe y después comenzamos a recorrer los departamentos del país. Viajamos en moto, bus, carro, tap-tap (transporte colectivo) y a pié. Este contacto con el interior fue fundamental para entender, por ejemplo, que fuera de Puerto Príncipe casi no hay televisores o neveras. Actuamos en un lugar llamado Ti Riviè Latibonit que tiene cerca de 150 mil habitantes. André, ¿cuántas neveras viste tu?
André- Fuera del puesto*? Ninguna (Risas)
Dayana- En estas ciudades, solo tienen luz eléctrica dos veces por semana, de una a dos de la mañana.
Rafael– Nadie sabe el día que va a llegar, ni la hora que se va, Llega un miércoles puede tener por una, dos o tres horas.
Patrola– Descubrimos también que el principal medio de comunicación es la radio y si tu no entiendes creóle, no vas a saber lo que sucede en el día a día. Este periodo de vivencia nos permitió conocer mejor e interpretar la realidad haitiana, lo que es fundamental para establecer, un programa de apoyo y cooperación. Establecimos la sede central de la brigada en L’Artibonite, a dos horas y media de Puerto Príncipe, y desde allí nos trasladábamos a las regiones donde trabajábamos.
Photo : Rafael Aquino Nogueira / Cortesía del MST. Taller dictado por miembros del Movimiento de los Sin Tierra al pueblo haitiano.
¿Cómo ustedes sienten la evolución después de 2 años de programa en términos de relación con los haitianos?
André– Cuando el haitiano no te conoce, todo el mundo es extranjero, es “blan” (blanco, en creóle haitiano). Después, cuando tu ya hablas la lengua de ellos, lo que no es común, la receptividad es otra. Como trabajamos y convivimos con los campesinos, ellos nos tratan como ellos mejor saben hacerlo. No se puede explicar la dedicación con que ellos te tratan cuando saben que tu estas contribuyendo.
Dayana– Existe una cuestión racial muy fuerte aquí. Es una sociedad donde más de 90% es negra, entonces la primera visión de ellos es que el blanco es colonizador, tiene dinero. En el comienzo, nos llamaban tanto de “blan”, que llegaba a molestar. Pero en la medida que los voluntarios pasan un buen tiempo en la comunidad, la apertura es increíble. Ellos aman a Brasil, pero para ganar su confianza, hemos tenido que vivir, demostrar que hay blancos pobres en el mundo, que la solidaridad es entre el pueblo y que estamos aprendiendo juntos.
Patrola– Nuestra brigada está permanentemente motivada en hablar creóle, que incluso puede salvarte de una situación complicada, porque permite explicar quién eres tu. Muchas veces, nos paran en la calle la policía y ellos se sorprenden porque hablamos el idioma. Una vez nos dejaron ir sin mirar los documentos, solo porque hablábamos creóle y éramos brasileros. Nos preguntaron nuestra nacionalidad, si vivíamos aquí y si nos gustaba, y se quedaron contentos por el resto del día
Foto: Rafael Aquino Nogueira/ Cortesía del MST. Los agricultores haitianos se asombraron cuando vieron a unos «blancos» del MST trabajando la tierra.
¿Cuál es el diagnóstico de ustedes sobre la situación en el campo haitiano?
Patrola– El agua es una necesidad prioritaria es un lujo hasta para los haitianos de clase media de la capital, que pagan y son abastecidos por un camión cada semana, porque solo tienen agua publica una vez al mes. En el medio rural el acceso es mucho más difícil. En las montaña, es normal ver niños de, 10 años, caminando por tres o cuatro horas con un tobo (balde) de 20 litros en la cabeza. Y es una agua completamente podrida, que las que toman los animales en mi asentamiento en Brasil.
Por otro lado, hay problemas estructurales serio que son la formula base de los problemas menores. Por ejemplo, lo económico. Hay un 75% de desempleo y la agricultura está en decadencia. El trabajo rural es pesado y existe un éxodo rural permanente de la juventud. A pesar de estas dificultades, el campo produce alimentos para el 40% de los haitianos y es un pilar importante de la economía.
Dayana– Desde mediados de la década de 1980, muchos productos agrícolas extranjeros entran en el país y los nacionales son cada vez menos priorizados. Cultivadores de arroz tienen dificultades para competir en el mercado, porque la importación de los EEUU es subsidiada.
Rafael– Una característica fuerte de la agricultura haitiana es la plantación diversificada, que mantiene la fertilidad del suelo, disminuye la presencia de plagas y de enfermedades y no demanda el uso de insecticidas. En las montañas tienen de todo: arroz, caña de azúcar, banana, mandioca, y caraotas (frijoles, porotos)… Pero ellos usan pocas técnicas de conservación del suelo, y hay problemas de erosión y de ríos enarenados.
¿Cómo la brigada trabaja para mejorar la situación del sector?
Patrola– En 2010 instalamos cerca de 1500 cisternas en casas campesinas. Fueron donadas por el gobierno de Bahía y transportadas por la secretaria de Acciones Internacionales de Combate al Hambre del Ministerio de Relaciones Exteriores. No es un gran número, pero ellos viven cerca unos de otros y cada una es utilizada hasta por cinco familias.
Tenemos centros de reproducción de semillas de legumbres, porque la base de la soberanía es la capacidad de producción y hoy 100% de las semillas de legumbres utilizadas aquí son importadas. También estamos construyendo una escuela de formación técnica para jóvenes haitianos. Existe una facultad de agronomía en Haití y casi la mitad de los formados abandona el país, que ya tiene una gran carencia de conocimiento técnico y herramientas de trabajo, como machetes, azadas, que no se fabrican en el país.
Por otro lado, estamos instalando viveros de reforestación, ya que Haití tiene solamente 2% de bosques y la actividad de extracción es continua, ya que el carbón vegetal es una fuente de renta alternativa para los campesinos. Con el suelo más vulnerable, los ciclones y los huracanes son más devastadores aquí que en el resto del Caribe.
Dayana– Otra acción concreta fue el envío de 76 jóvenes haitianos a Brasil durante un año, para vivenciar la realidad campesina brasilera, ver como trabajamos y pasar por un periodo de formación en la Escuela Nacional Florestan Fernandes. La mayoría volvió animada, deseosa de aplicar la experiencia aquí.
¿Cómo se financia el programa de cooperación?
Patrola– Somos voluntarios de una brigada sustentada con apoyo no-gubernamental. Entidades brasileras y extranjeras contribuyen con recursos financieros, transporte, gasolina y alimentación. También tenemos una relación muy buena con la embajada brasilera, la Fuerza Aérea transportó semillas varias veces para aquí y nos apoyan con el transporte de los jóvenes de intercambio y de brigadistas brasileiro que vinieron para acá.
Pero queremos trabajar en programas de producción de leche, instalación de molinos y cisternas para atender más de 75 mil familias y necesitamos de la viabilización del gobierno federal. Si el Brasil quiere cooperar masivamente con los agricultores de Haití, debería contar con nosotros. Ya se lo hemos solicitado, ahora depende de ellos.
¿Cuáles son las principales dificultades de la brigada?
Patrola– Tenemos dificultades para la manutención por gastos como la gasolina, alimentación, salud. De las 40 personas de diversos movimientos de la Vía Campesina que vinieron a Haití, 36 tuvieron malaria, tifoidea e infecciones estomacales, porque tenemos muchas privaciones. ¿Sabes cuantos mercados tenemos en la región donde trabajamos? Ninguno. Dependemos de las ferias, que son un fenómeno importante aquí. Ahí hay intercambio, compra y venta de productos, es donde la economía se mueve.
André– Los agricultores de la montaña recorren 4, 5 horas andando para estar a las 8 AM en la feria para negociar sus productos . Cargan todo en la cabeza, y con el dinero de la venta, compran otros productos para llevar para su casa. La población vive en función de eso.
Patrola– Si yo fuese fotógrafo yo querría hacer fotos de esas ferias
[En este momento, el fotógrafo de Opera Mundo comenta que entró en una feria de Puerto Príncipe vestido con un chaleco anti-balas y casco. La sala se llena de risas)
Dayanaa– Entonces nosotros teníamos que sacar fotos de ustedes.
¿Cómo evalúan la presencia de las tropas de la ONU y la situación de la seguridad en el país?
Patrola– Hago mías las palabras de(ex) embajador Igor Kipman: Haití necesita caminar con sus propias piernas, tener autonomía. No tiene sentido gastar 800 millones de dólares por año en la actuación militar. Talvez fuese necesario de 2004 a 2006, cuando tenía inestabilidad política, pero hoy es desperdiciar dinero. El imaginario de que Haití es un país violento, que esta en guerra civil, que no se puede andar solo en la calle, es una falsedad. Pero las personas se convencen de eso, inclusive, inclusive nuestros colegas brasileros. Es una construcción negativa e inclusive prejuiciosa. En tres años aquí, nunca sentí miedo, me he sentido seguro.
Dayana– Hay muchos intereses económicos detrás de la construcción de la imagen negativa de que a los haitianos no les gusta trabajar, que son desorganizados, y que es necesario traerles la paz y la civilización. De hecho existe desorganización y mucha necesidad, pero no podemos dejar de relatar cuanto este país es explotado. No es que ellos están jugados sin rumbo, esperando una ayuda humanitaria que llegue a la isla. La personas trabajan y trabajan mucho, pero son súper explotadas, y esa es la causa de las dificultades en el país.
Traducción. ALBA TV, www.albatv.org
- Luciana Taddeo, enviada especial en Puerto Príncipe de Opera Mundi
https://www.alainet.org/es/articulo/155267
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